Matar una mosca a cañonazos. Así es cómo múltiples expertos describen la polémica medida que se debate en la Unión Europea para mitigar el abuso a menores en Internet, que consiste en obligar a aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp, Signal o Telegram a escanear las telecomunicaciones privadas de sus usuarios en busca de contenido pedófilo o similar.
Tras casi tres años de presiones y controversia, Bruselas había dado por rechazada la propuesta, a la que se oponen una mayoría de países del bloque comunitario. No obstante, desde julio, la nueva presidencia del Consejo de la UE, en manos de Dinamarca, ha puesto sobre la mesa una versión que exige a las compañías digitales revisar los conversaciones cifradas de extremo a extremo. «Debemos romper con la percepción totalmente errónea de que comunicarse a través de servicios de mensajería cifrada es una libertad civil de todos», ha sentenciado el ministro de Justicia de Dinamarca, Peter Hummelgaard, arquitecto de la nueva versión de un proyecto que se conoce como Chat Control.
Los países de la UE votarán el próximo 14 de octubre si dan luz verde o, por contrario, sepultan el Reglamento para la prevención y lucha contra el Abuso Sexual Infantil (CSAR, según sus siglas en inglés), una medida propuesta a medidados de 2022 por la Comisión Europea que considera que la mejor forma de combatir la preocupante circulación en la red de contenido de abuso infantil era escanear las comunicaciones en busca de material delictivo.
En la práctica, eso obligaría a las grandes plataformas digitales a rastrear los mensajes y fotos que compartes. Ese método invasivo violaría tu privacidad al romper la encriptación, el proceso de codificación que garantiza que solo el emisor y el receptor del mensaje pueden leerlo. «Sería como colocar una cámara dentro de tu casa, un espía que no sabes qué está buscando, y decirte que no te preocupes, que no se usará mal», ha explicado Carmela Troncoso, directora científica del Instituto Max Planck para la Seguridad y la Privacidad, a EL PERIÓDICO.
Votación crucial y ajustada
La votación del martes será crucial. Según el portal Fight Chat Control, 12 Estados miembros están a favor, nueve están en contra y los otros seis están indecisos. Entre los que apoyan esta controvertida medida destacan España y Francia, que suman 142 eurodiputados. Entre los que se oponen figuran Alemania y Polonia, que suman 149 escaños. Entre los indecisos hay países como Italia, con 76, que pueden ser cruciales. El portal, creado por ingeniero de software danés preocupado, está permitiendo a los ciudadanos mandar correos electrónicos de alerta a los eurodiputados para que voten en contra, explica Politico.
En las últimas horas, la confirmación de que Berlín rechazará la propuesta ha esperanzado a los opositores de Chat Control. «La vigilancia injustificada de los chats debe ser tabú en un Estado constitucional. Las comunicaciones privadas nunca deben ser objeto de sospecha generalizada», ha remarcado la ministra de Justicia, Stefanie Hubig. «Ni siquiera los peores delitos justifican la renuncia a los derechos civiles fundamentales». Para aprobar el proyecto, la UE necesita el apoyo de las naciones que representan a la mayoría de la población del bloque, lo que convierte a Alemania en un actor crucial que puede decantar la balanza. Aunque se aprobase, algo poco probable, aún debería superar varios obstáculos legislativos como las negociaciones finales para convertirse en ley.
Varias plataformas digitales han advertido de los peligros de Chat Control. El gigante tecnológico Meta, propietario de Facebook, Instagram y WhatsApp, denuncia que debilitaría los estándares de seguridad en línia, mientras que Signal ha anunciado que abandonará el mercado europeo si la propuesta es aprobada. «No comprometeremos la integridad de nuestro servicio ni pondremos en peligro la seguridad de las personas que confían en nosotros en todo el mundo, a menudo en contextos en los que las comunicaciones privadas marcan la diferencia entre la vida y la muerte», ha indicado Meredith Whittaker, presidenta de la Fundación Signal.
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