Michael Carrick, de 44 años, marcó huella en la Premier League. El exjugador inglés fue indiscutible en el Manchester United durante una década. Tras colgar las botas, Carrick decidió ser la mano derecha de José Mourinho en el club inglés, siendo el segundo entrenador durante la temporada 2018-2019.
Por la mala situación del Manchester United, Carrick tuvo la oportunidad de ser entrenador interino, el 21 de noviembre de 2021, por tres partidos, en los que obtuvo dos triunfos y un empate. A pesar de los buenos resultados ya que clasificó al equipo a los octavos de final de la Champions League, Carrick decidió renunciar al cargo.
El inglés estuvo un tiempo de ‘retiro’, pero una oferta del Middlesbrough le hizo cambiar los planes. El técnico tenía un reto desafiante, ya que el club estaba penúltimo en la Championship. Sin embargo, resucitó al equipo y se quedó durante tres temporadas en el club hasta que lo destituyeron.
Ahora, el entrenador se encuentra sin equipo y está aprovechando la oportunidad para viajar por toda Europa para ver partidos ‘in situ’. Esta noche, el inglés estará presente en las gradas de Montjuic para ver el encuentro entre el Barça y el Paris Saint-Germain.
El duro testimonio de Carrick
Curiosamente, Carrick se vuelve a ver las caras con su peor pesadilla. El excapitán del Manchester United explicó al diario británico ‘The Times’ que sufrió una depresión durante dos años por la derrota ante el Barça en la final de la Champions League de 2009.
«De alguna manera fue el momento más bajo de mi carrera y realmente no sé por qué. Había decepcionado en el partido más importante de mi carrera«, comentó Carrick.
Fue uno de los momentos más complicados de su vida, ya que «estaba deprimido, estaba realmente deprimido«. Asimismo, reconoció que «me imagino que eso es la depresión. Lo describo como una depresión, ya que no era una situación puntual, era algo continuo».
La victoria del Barça le marcó un antes y un después: «Me sentía mal, muy mal después de algunos partidos, pero pensaba que lo iba a superar. No podía encogerme de hombros. Fue una sensación muy extraña«.