“No vamos a irnos de nuestra tierra. Nuestros pueblos se quedarán enraizados como los árboles, como las rocas. Resurgiremos desde debajo de los escombros para reconstruir”. Con ese mensaje ha cerrado Mahmud Abás su discurso este jueves ante la Asamblea General de Naciones Unidas, una intervención que ha tenido que realizar por videoconferencia por la negativa del gobierno de Donald Trump a concederle un visado pero donde el líder palestino no ha dejado de tender la mano a Washington, diciendo expresamente que los palestinos están “dispuestos a trabajar con el presidente de los Estados Unidos de América, el señor Donald Trump”.
Esa mano tendida tiene escasas posibilidades de ser recogida. Porque Abás la ha ofrecido mencionando el plan recogido en la Declaración de Nueva York, reafirmada el pasado lunes en una conferencia a las puertas del debate de la Asamblea General, que incluye el impulso a la solución de los dos Estados. Esa fue una cita que boicotearon tanto EEUU como Israel.
En la conferencia, además, 12 países se sumaron formalmente a los 149, incluyendo España, que previamente habían reconocido el Estado palestino y Abás ha dado las gracias a esas naciones, diciendo que su pueblo “no olvidará esta postura noble”. Tanto Trump como Binyamín Netanyahu han criticado como una “recompensa a los terroristas de Hamás”.
Hamás, sin armas ni papel en el gobierno
En su discurso este jueves, Abás ha «rechazado que se equipare la solidaridad con la causa palestina con el antisemitismo” y también ha vuelto a rechazar los actos de Hamás del 7 de octubre, recordando que “no representan al pueblo palestino ni tampoco su lucha justa por la libertad y la independencia”. Y ha vuelto a reafirmar la posición ya anunciada de reclamar a Hamás que deponga las armas y de prometer que no tendrá un papel político en un futuro estado palestino independiente.
“Hamás no tendrá un papel que desempeñar como parte de la gobernanza. Y Hamás, como otras facciones, tendrán que deponer las armas entregándolas a la autoridad palestina como parte de un proceso para establecer las instituciones de un Estado único con un sistema jurídico y unas fuerzas armadas propias”, ha dicho.
Junto a esa esperanzada mirada de promesa hacia el futuro Abás ha realizado también una de crítica a la cruda realidad del presente y del pasado. Y ha hablado de “casi dos años en que el pueblo palestino en la Franja de Gaza ha estado enfrentando una guerra de genocidio, destrucción, hambre y desplazamiento”.
“Lo que está haciendo Israel no se puede caracterizar como una mera agresión, sino que se trata de un crimen de guerra, un crimen de lesa humanidad”, ha dicho también Abás, que ha asegurado que “quedará grabado en la conciencia común, así como también en la historia, y se recordará como uno de los capítulos más trágicos del siglo XXI”.
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