La sombra de Mario Vargas Llosa es alargada, muy alargada, en la ciudad en la que decidió dedicarse a la literatura el escritor, cuando era apenas un veinteañero, y en la que más tarde vivió la última parte de su vida. Mientras otros homenajes se siguen desplegando por la capital como previa de las celebraciones de la Hispanidad que tendrán lugar en torno al 12 de octubre, la Comunidad de Madrid, de la mano de Isabel Díaz Ayuso, ha entregado este lunes de manera póstuma su Medalla Internacional de las Artes al premio Nobel peruano, fallecido en Lima el pasado 13 de abril. Decía durante el acto la presidenta Díaz Ayuso sobre el autor, al que llamaba «caballero andante de la libertad», que el escritor representa «la grandeza de las letras en español a ambos lados del Atlántico. Celebrar su obra y otorgar estos premios es lo que corresponde por honrar nuestro puesto único como potencia cultural mundial».
OTOÑO

DESPUÉS DE MESES

FUNERAL