«Nos va a costar». Voces autorizadas en el Partido Popular de Aragón saben que la tarea de los presupuestos de 2026 va a ser complicada. La distancia con Vox es más ancha que nunca, con la ultraderecha «tirada al monte» y atrincherada en discursos cada día más extremistas. No gustan en el equipo de Jorge Azcón esos mensajes con los que Vox se ha presentado en el inicio de curso. Por eso se ha levantado la tapa del «botón nuclear» que descansa en la parte noble del Pignatelli, con las alarmas ya sonando en las Cortes.
Tan ajetreado estaba el hemiciclo como la cafetería o los pasillos el pasado jueves, cuando sonó la primera sirena del año político. Fuera de los sillones, reencuentros, abrazos y mensajes sobre cómo serán los próximos cónclaves parlamentarios.
El techo de gasto, ese examen previo en el que siempre se saca mejor nota porque el nivel máximo crece, quizá no llegue en septiembre. Antes estará el debate sobre el estado de la comunidad, con Azcón haciendo balance y presentando futuro en el ecuador de la legislatura.
No quiere la mayoría de los populares pensar en las urnas. Las elecciones adelantadas no quitan mucho espacio mental a los conservadores, defensores de la gestión de Azcón y centrando esfuerzos en enseñar que el PP no es Vox y que hay cosas innegociables para el actual Ejecutivo autonómico. No todos son así. «Tenemos el botón nuclear», insistía en los corrillos un veterano popular, con la calculadora en la mano y las encuestas en la cabeza: todos los números le cuadran al PP si decide que la visita a las urnas llegue antes de 2027, con los sondeos avisando de que Azcón acariciaría la mayoría absoluta.
El PSOE se atrevió a abrir la puerta de los comicios (Pilar Alegría asegura que el partido está preparado), pero el PP la cerró: «Mejor que Azcón siga siendo presidente, para que algunos diputados socialistas sigan aquí una temporada más».
Con toda esa información se sale mejor al combate parlamentario. Dos bregados en la contienda, Roberto Bermúdez de Castro y Carmen Susín, comparecieron ante la Cámara para dar cuenta de la situación de las emergencias de la comunidad y de la futura acogida de menores migrantes. Dos mensajes que hoy Vox utiliza para arrinconar al PP en busca de una respuesta frágil que en Aragón se traduce, por ahora, en contundencia.
Bermúdez de Castro abrió el pacto por la futura agencia de emergencias a todo el hemiciclo (el PSOE insistió en el presentado por Sánchez y acercó su mano al consejero popular) y Susín aseguró que los menores llegarán a Aragón y tendrán un lugar donde dormir. Sin renunciar a la batalla judicial con el Gobierno central, al que acusan los populares de utilizar la migración para azuzar a Vox y encender el miedo a la ultraderecha.
Fueron los dos miembros del Consejo de Gobierno los que mantuvieron a raya a la ultraderecha. Ni las soflamas xenófobas ni la culpabilidad al Pacto Verde de los desastres climáticos ni, incluso, las acusaciones a la DGA de tener parte de culpa en la siniestralidad laboral de este verano alteraron a los consejeros, que dejaron de lado a la ultraderecha. «Gracias a todos los portavoces, menos a uno», dijo Bermúdez de Castro. «No escucharán un discurso racista de este Gobierno», dijo Susín. A buen entendedor…
Dicen en el Pignatelli que los presupuestos de Aragón cuadran. Que todos los departamentos tienen las cuentas listas para firmarse. Los números ahora se hacen en La Aljafería: sin Vox, no se llega. Y con Vox, no se quiere. Suma arriba, resta abajo, la calculadora no para. Pero dicen en el PP que hay un botón que lo soluciona todo.
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