Pedro Sánchez ha dotado este lunes de contenido a una iniciativa lanzada a la carrera hace un par de semanas, al calor de los brutales incendios que han azotado el noroeste de España, calcinando 330.000 hectáreas y provocando cuatro muertos y decenas de miles de desplazados: el “pacto de Estado frente a la emergencia climática”.
La propuesta pretende implicar a las distintas administraciones, junto a la comunidad científica, el ecologismo y el sector primario, en una serie de medidas de largo recorrido, que vayan más allá del color político en determinada legislatura, para hacer frente a una ola de fuegos que según el jefe del Ejecutivo obedece a tres factores. Por un lado, una “política de prevención claramente insuficiente”. Por otro, una “gestión del territorio inadecuada”. Y por último, una “emergencia climática” que provoca que ahora los incendios sean “mucho más virulentos, impredecibles y letales”.
En un momento de tanta crispación política, con el PP convencido de que su vuelta a la Moncloa resulta inevitable tras los escándalos de corrupción que azotan al PSOE, el acuerdo se presenta muy complicado, casi imposible. El partido de Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a reaccionar dando un portazo. Y sin los conservadores, que gobiernan gran parte de las autonomías y principales municipios, el pacto nunca podrá ser “de Estado”. Los aliados parlamentarios de Sánchez, al mismo tiempo, continúan acogiendo la propuesta con frialdad.
Buena parte de las medidas más importantes del plan dependen de la implicación de las comunidades, sobre las que recae la competencia de la lucha contra los incendios. Por ejemplo, la creación de “fondos permanentes, dotados con recursos económicos nacionales y autonómicos, para acelerar la reconstrucción de los municipios afectados». Lo mismo ocurre con la propuesta de que las administraciones se comprometan a “aumentar y mantener durante todo el año los medios técnicos y humanos necesarios para prevenir y combatir los eventos climáticos extremos”, una iniciativa que encierra una crítica a líderes del PP como el castellano-leonés Alfonso Fernández Mañueco, acusado en las últimas semanas de haber llevado a cabo profundos recortes en este tipo de partidas.
La parte más novedosa del embrión de pacto tampoco está exenta de polémica. “La experiencia de todos los estados es que la gestión de emergencias resulta más eficaz desde el punto de vista descentralizado, pero funciona mejor cuantos más instrumentos de coordinación se tengan”, ha señalado Sánchez durante el acto de presentación, rodeado de casi todos los miembros del Consejo de Ministros, para justificar su propuesta de crear una Agencia Estatal de Protección Civil y Emergencias que “potencie y garantice el buen funcionamiento del sistema”. La iniciativa despliega la sombra de la recentralización, un movimiento siempre delicado para el Gobierno, que depende del apoyo de las fuerzas nacionalistas e independentistas en el Congreso de los Diputados.
El Consejo de Ministros aprobará este martes las líneas generales de todo el proyecto. Después llegará la parte más complicada. “Queremos que este sea de verdad un pacto de Estado, que cuente con todas las aportaciones posibles a través de un proceso democrático, abierto y participativo. Vamos a poner en marcha consultas a los grupos parlamentarios, a los gobiernos de los distintos niveles de la Administración, a los agentes sociales, a la comunidad científica, a las organizaciones del campo y a los grupos ecologistas”, ha dicho Sánchez, sin ocultar el contexto adverso para el PSOE. “Pido a todos los políticos del país que no polaricemos con esto (…) Les garantizo que el Ejecutivo pone en marcha este proceso con humildad y vocación de acuerdo”, ha concluido el presidente.
Pero para el PP las intenciones del Gobierno son muy distintas. Cuando Sánchez propuso por vez primera un pacto de Estado frente a los incendios, a mediados de agosto, los conservadores, que dependen en numerosos territorios de Vox y su negacionismo del cambio climático, aseguraron que todo era una “cortina de humo” del líder socialista para “ideologizar a la sociedad”. Feijóo ha negado este lunes al presidente del Gobierno cualquier “credibilidad” para liderar este tipo de propuestas, informa Mariano Alonso. En la Moncloa ven “muy difícil” que el PP acabe sumándose al acuerdo. Aun así, los colaboradores del jefe del Ejecutivo consideran que algunos presidentes autonómicos populares presionarán a Feijóo para que lo apoye, y en todo caso creen que si no lo hace la iniciativa servirá para mostrar su cercanía a la formación ultra que lidera Santiago Abascal.
La mayoría de aliados parlamentarios del PSOE, mientras tanto, acogen la propuesta con frialdad. Incluso Sumar, miembro de la coalición de Gobierno, ha tomado distancias. Su portavoz y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha reclamado este lunes “coherencia” a los socialistas, a quienes ha afeado su política aeroportuaria, que impulsa la ampliación del aeropuerto de El Prat y la del puerto de Valencia. Podemos, por su parte, ha considerado que la propuesta de Sánchez supone tan solo un ejercicio de “electoralismo barato”. Y Junts ya avisó hace un par de semanas de que no iba a respaldar ninguna “invasión” de las competencias de Catalunya. Sin embargo, fuentes de la Moncloa anticipan que todos o casi todos los socios apoyarán el pacto de Estado para no aparecer junto al PP y Vox dentro del “bloque del negacionismo climático”.
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