La Tomatina ha vuelto a cumplir: 120.000 kilos de tomates para 22.000 ‘soldados’ han transformado Buñol en un auténtico campo de batalla. A lo largo de esta mañana las entrañas de la localidad de la Hoya de Buñol se iban llenando de participantes que darían forma y color a la tradicional e internacional batalla de los tomates. El reloj tenía marcado en rojo las ’12’ como hora de inicio de la divertida guerra, y así ha sido. Con el estallido de la segunda carcasa los tomates han empezado a volar y el olor ácido del fruto ha perfumado todo al instante con su característico perfume.
Buñol, centro del mundo
Como cada año, el último miércoles de agosto, Buñol se ha convertido en centro de atención de todo el mundo. Es más, el corazón del pueblo ha atraído la mirada de cientos de miles de personas que siguen esta festividad desde su país. Así, desde esta mañana la Plaza del Pueblo, entre la Calle de San Luis y la del Cid se ha llenado de una intensa marea blanca protegida con todo tipo de indumentaria, pero el más común, gafas, tanto de bucear como de esquiar. Lo importante era ir con buena defensa.
El ambiente se ha contagiado de la fiesta. Muchos asistentes han llegado a Buñol bailando, nerviosos y muy, pero que muy felices con unas ganas inmensas de empezar a dispararse tomates a diestro y siniestro. Por un día -tan especial- Buñol se ha convertido en centro multicultural. Y ha recibido la visita de personas provenientes de Madrid, València, Barcelona, Inglaterra, Chile, India, China e, incluso, Australia y más países. A diferencia de otros años, esta edición no ha contado con participantes japoneses, sin embargo, no ha supuesto ningún impedimento para que desarrolle correctamente su tradicional belicismo tomatero.
Buñol se convierte en un mar rojo en la Tomatina / Germán Caballero
La ansiada cucaña
Momentos previos al inicio de la Tomatina el entrante de la jornada se ha servido con el típico ‘palo jabón’, una cucaña que tenía en lo alto un codiciado jamón. El premio se ha resistido a muchos y muchas valientes. Organizadamente, intentaban construir una pirámide humana con tal de atraparlo, pero se desmoronaba siempre. Todos a tierra una y otra vez, a veces lo rozaban, hasta que finalmente se han conseguido hacer con el tesoro.
La intensa y alegre batalla de la Tomatina
Una vez han marcado las 12 en el reloj se ha disparado la segunda carcasa, han entrado los camiones cargados con la munición, y los tomates han empezado a volar y explotar entre los asistentes, así como contra las paredes del centro de Buñol. En pocos segundos el zumo recién exprimido se ha derramado sobre el adoquinado y el caudal de tomate ha ido creciendo poco a poco… La ‘Tomato War’ ha cogido forma y color a una velocidad de vértigo y las risas y la alegría se han contagiado entre todos.
Cubos de agua, mangueras disparando… agua y más agua ha caído sobre la marea que ha abandonado su original color blanco y ha adoptado el tono de la fiesta, el rojo. Rápidamente, el zumo de tomate ha cogido tal volumen que algunos asistentes han optado por intentar nadar y sumergirse en el caldo. Como si fuesen albóndigas en su salsa. Un ambiente de fiesta, risa, diversión a base de ‘tomaterapia’.
Entre la multitud se distinguían todo tipo de atuendos con referencias al tomate. El gran protagonista de la festividad. El color rojo no solo ha estado presente en el zumo recién exprimido, sino que las personas han acudido a la cita con indumentarias rojizas para honrar a la hortaliza. Ha habido quien ha llegado disfrazado de tomate gigante, otros han optado por llevar gorras rojas o sombreros con pequeños tomatitos.
Tratamiento cutáneo natural
Finalmente, la batalla de la Tomatina ha concluido a la 1 del mediodía con el estallido de otra carcasa. Así, la festividad ha transcurrido con total normalidad, y más allá de infinitos tomatazos y el ácido de la hortaliza no ha ocurrido mayor conflicto. De hecho, hay muchos que agradecen la ‘ducha’ con el jugo de tomate, dicen que es muy bueno para la piel… Sea o no, son muchas las personas que vienen y repiten en esta tan conocida fiesta con un mismo objetivo: pasarlo bien y encontrar un tratamiento cutáneo natural.
Tomates de Extremadura
La 78 edición ha sufrido consecuencias del paso de la dana del pasado octubre en las zonas del interior de Valencia. Por ello, la mayor diferencia respecto a todas las anteriores ediciones ha sido la procedencia de los tomates. Este año no se ha podido cultivar en Xilxes y se han comprado 120.000 kilos en Extremadura. La hortaliza se produce exclusivamente para la Tomatina y no es apta para el consumo, de manera que no implica un desperdicio alimentario.
No obstante, la pasada edición contó con la participación de distintas personalidades políticas y de creadores de contenido que se subieron a los carros para lanzar tomates. Sin embargo, el president de la Generalitat, Carlos Mazón, y el de la Diputació de València, Vicent Mompó, no han disparado proyectiles en Buñol en 2025.
La jornada se salda sin bajas, con alegría, felicididad y con Buñol totalmente cubierto por una densa capa de restos de tomates exparcidos por paredes, iglesia, suelo… Sin embargo, aunque parezca mentira, Buñol vuelve a la normalidad y las calles y todo el pueblo se limpian y desaparece por completo cualquier aroma y rastro de toma. Ha acabado la Tomatina 2025, pero no pasada nada. Ya hay quien piensa en el próximo miércoles 26 de agosto de 2026, con la 79 edición.
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