La pobreza y la mendicidad son dos cosas distintas aunque compartan, en algunos casos, la falta de dinero para vivir. Escribo sobre mendicidad sorprendido por el mendigo turista que pedía este verano con su camiseta, su pantalón corto, sus calcetines, sus sandalias, su mochila y su cara colorada. Dudo que sea un buen argumento para la conmiseración: a los residentes no les gustan mucho los turistas, a los comerciantes lo que les gusta es su dinero y los turistas prefieren las ciudades sin mendigos. Seguramente pide por turismo no por pobreza.
Los pordioseros mendigan para ellos pero lo hacen por Dios. La beata da limosna en la idea de que Dios y el pobre van a medias. «Dios se lo pague», acaba diciendo el que pide «por el amor de Dios». Me encuentro a un africano no muy avezado en cristianismo que desea una feliz Semana Santa, con lo desgraciada que es para los creyentes. Hay una mujer que lleva acudiendo a su puesto petitorio a la puerta del supermercado tantos años como yo a mi puesto de trabajo y ya rondo la jubilación.
De los mendicantes argumentales sólo envidio a un pobre lector porque se gana algo la vida con lo que hubiera querido ganármela yo. Como hablaban de lectoescritura y no estaba atento en clase creí que el periodismo subvencionaba la lectura, pero sólo paga la escritura. A los escritores les subvenciona la literatura pagándoles la escritura de periódico. Un lío.
El mendigo lector no pide, lee junto a un plato donde deja la voluntad quien quiere. Merece el Premio Nacional de Fomento de la Lectura por la labor de promoción que hace con muy pocos medios. No le sacaría de su estado porque carece de dotación, pero para una parte de la sociedad que le da unas monedas tiene tanto mérito como tienen para otra los mendigos que dan toques de balón, emulando a futbolistas millonarios. Hace 10 años Cristiano Ronaldo imitó a los que piden dando toques de balón disfrazado de mendigo y le dio una pelota de competición a un chico. La repercusión en redes sociales le aportó una de esas sumas que siempre estamos dispuestos a regalar a quienes no la necesitan.
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