La falta de acuerdo entre los representantes de la industria auxiliar y la multinacional Arcelor «avecina un otoño caliente», vaticinan los trabajadores del sector (en torno a dos mil y quinientos personas). El objetivo de la gran siderúrgica, desde hace meses, es abaratar costos en la realización de sus trabajos de apoyo. Esta meta que se ha marcado la gran siderúrgica produce pujas por debajo de la línea de beneficios de las empresas aspirantes y esto, a su vez, se traduce en la renuncia a la renovación de los contratos por parte de las empresas concesionarias. O sea que, en estas condiciones, «en cuanto pueden, se van, porque no llegan a un mínimo».
Aunque los trabajadores no se ven afectados con los cambios –están protegidos por los Acuerdos de Oviedo: es obligatoria la subrogación, es decir, un día, el trabajador está en una empresa y, al siguiente, en la nueva concesionaria (lo que se llama «cambiar de funda»)–, la falta de claridad entre unos y otros sí que está removiendo el sector.
«Nadie renuncia a un contrato si da dinero», insisten los trabajadores consultados. Y por ello ha habido movimientos en el mapa que había diseñado Arcelor para las empresas que debían atender sus contratos de servicios (de tres y cinco años). Por eso se explica que Moncobra y su matriz, Cobra, apenas duraran un año con el servicio de mantenimiento. Este mismo año, en abril, Algeposa decidió renunciar a su contrato de estiba de bobinas de Arcelor. La unión temporal de empresas (UTE) Icube-Sem se responsabilizó finalmente de ese contrato.
El último episodio de este movimiento comienza el próximo día 1 de septiembre: Montajes Nervión, un clásico de la industria auxiliar en Asturias, vuelve a a atender a Arcelor tras quince años de ausencia (la última vez que estuvo en la órbita de la gran siderúrgica fue en 2009). Se hará cargo del contrato de mantenimiento del Tren de Bandas en Caliente (TBC) y de producto finalizado de Arcelor. Ambos talleres están en Avilés, dan empleo a 120 personas y hasta el próximo 31, en manos de Serveo.
La llegada de Montajes Nervión tiene una interpretación: una empresa que responde –que lo ha demostrado durante décadas– se hace cargo de lo que no le es ajeno.
En 2022, Arcelor reorganizó los servicios auxiliares y repartió contratos entre varias empresas: Moncobra, Ferrovial, LaTesys y Algeposa. En ese reparto, Moncobra se encargó del mantenimiento en la zona de «trenes de carril, chapa y alambrón «, pero no duró más allá de un año.
Las empresas llevan tiempo reclamando a la compañía principal que eleve las cuantías reservadas para cada una de las tareas que hay que desarrollar. Esta circunstancia se agrava más teniendo en cuenta que la industria auxiliar espera como agua de mayo que la multinacional siderúrgica se decida a poner en marcha el horno eléctrico de Avilés.
La inversión que planea Arcelor es, precisamente, un horno eléctrico en la acería de Avilés y otro de cuchara. Lo previsto es que el primero sustituya a uno de los convertidores existentes, mientras que el otro permanecería alternando con el nuevo en un sistema híbrido. «De este modo, se compatibilizarán la ruta integral de horno alto-convertidor y la nueva ruta eléctrica, manteniéndose únicamente uno de los dos convertidores», dice el estudio. «Estos se irán alternando según las necesidades operativas, de manera que uno opere mientras el otro queda disponible como respaldo, ya sea en caso de avería o durante paradas programadas de mantenimiento».
El sector de la industria auxiliar –da empleo a más dos mil quinientas de personas– aguarda el «sí» a la inversión en las nuevas infraestructuras para alejar «inquietud de un sector clave» de la economía asturiana.
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