Si algo ha demostrado María Patiño a lo largo de su carrera es que no se esconde. Y esta vez no ha sido diferente. En una entrevista para el pódcast Perreando —acompañada de su inseparable perrita Beige—, la comunicadora ha hecho autocrítica sin anestesia sobre el que ha sido su último tropiezo profesional: el fugaz programa ‘La familia de la tele’, que apenas aguantó seis semanas en TVE.
“Fue un fracaso absoluto. No conectó. Le faltaba alma”, ha confesado, sin rodeos ni excusas. Patiño admite que el menú de contenidos no sedujo al espectador y que, quizás, el formato quedó anclado en el pasado. “Con los personajes de toda la vida hay cierto cansancio”, comenta, aunque salva a la eterna Isabel Pantoja: “Tiene momentos bajos, pero siempre vuelve. Es inmortal”.
Influencers y traiciones: Patiño lo cuenta TODO
Pero su análisis va mucho más allá de los datos de audiencia. Según María, la televisión está viviendo un cambio de paradigma: “Ahora el interés va hacia las influencers, pero ellas controlan tanto su contenido que no dejan espacio al periodismo”, lamenta.
Y aunque no cierra del todo la puerta a volver a colaborar con TVE, sí deja claro que el ambiente tras las cámaras no siempre fue tan bonito como parecía en pantalla. Desde la desaparición de Sálvame y Socialité, María asegura haberse sentido decepcionada por algunas personas del medio. “Pensaba que eran amigos… pero cuando no estás en la tele, desaparecen”, confiesa con tristeza. “No me esperaba eso de ciertas personas”, sentencia.
“He vivido tres o cuatro fracasos más… pero este dolió especialmente”
Pese al revés, María Patiño no se rinde. Como ya ha hecho en otras etapas complicadas de su vida, se refugia en su fuerza interior, en los pocos pero fieles que sí estuvieron, y en la certeza de que los tropiezos también construyen. “Siempre he aprendido más de los fracasos que de los éxitos. Y este, aunque más movido, no será una excepción”, declara.
Con su estilo directo, su carácter inquebrantable y esa capacidad para reinventarse una y otra vez, María promete volver con más fuerza… y con más alma. Porque si algo ha quedado claro en esta confesión es que puede fallar un formato, pero María Patiño nunca se rinde.