Juan Manuel de Souza, el cura de Ibiza acusado de abusar sexualmente de dos menores en la isla cuando estaba al frente de la parroquia de San Pablo, en Ca n’Escandell, entre los años 2005 y 2010, ha sido condenado a tres años y tres meses de cárcel por sendos delitos de abusos sexuales con prevalimiento (agravante por situación de confianza, superioridad o prestigio con respecto a la víctima). La sentencia, firmada por la magistrada del Juzgado de lo Penal Número 1 de Ibiza, Clara Ramírez de Arellano, es firme y durante la vista, celebrada el pasado 11 de julio, las partes ya mostraron su intención de no recurrirla.
De Souza ya ha indemnizado a las dos víctimas y en la sentencia condenatoria, dictada de conformidad de todas las partes, se indica que no deberá ingresar en prisión durante los primeros dos años si «durante dicho plazo, el penado no comete ningún delito». Si en este tiempo delinquiera y fuera condenado, «tendría que cumplir las penas ahora suspendidas«, advierte el fallo al que ha tenido acceso Diario de Ibiza.
El primer caso por el que De Souza, natural de A Coruña y de 75 años, ha sido condenado ocurrió en 2005, cuando aprovechó la relación de confianza que mantenía con una familia a partir de sus labores como dirigente de la comunidad religiosa católica Camino Neocatecumenal (‘los Kikos’) para abusar de uno de los hijos de la familia, de doce años de edad.
La primera noche del verano de 2005
En los hechos probados de la sentencia, la jueza recuerda que el acusado, «aprovechando la relación de confianza que le unía con la familia, propuso a sus progenitores» que el menor «se quedara a dormir en la casa parroquial una noche del verano de 2005». Aprovechando la situación, el condenado, «con ánimo libidinoso y aprovechando la situación de superioridad, respeto y confianza que tenía» sobre el menor, «le tocó el pene por debajo de su ropa interior al tiempo que (…) se masturbaba a sí mismo».
El menor, «al regresar al día siguiente a su hogar, manifestó a sus padres su negativa a volver a quedarse con el acusado o realizar con este cualquier actividad, por lo que no volvió a realizar ninguna pernocta en casa» de De Souza, añade el fallo judicial.
El menor, «como consecuencia de estos hechos, ha sufrido daños morales y psicológicos que le han afectado al desarrollo personal y evolutivo como menor en el ámbito de su sexualidad», por lo que ya fue indemnizado por el cura condenado.
Un coche de la Guardia Civil en la puerta del Obispado en la ciudad de Ibiza. / Vicent Marí
La sentencia también recuerda que otro de los hijos de esta pareja, «entonces menor de edad (…) ha denunciado hechos similares, ocurridos el 1 del 7 de 1994 y que han prescrito».
El segundo caso por el que el sacerdote ha sido condenado tuvo lugar en Ibiza de manera continuada durante los años 2009 y 2010, cuando la víctima, otro menor de edad, tenía 13 y 14 años.
Como en el caso anterior, la familia del niño mantenía una relación de cercanía con el condenado ya que, como la familia del primer niño abusado, también formaban parte de la comunidad de ‘los Kikos’.
La jueza detalla en la sentencia, como también reflejó en su escrito de acusación la Fiscalía, que en este caso la madre del menor se había quedado viuda y era madre de siete hijos, y que «acudía con regularidad a la iglesia donde el acusado celebraba y dirigía reuniones y ceremonias».
La misma forma de actuar
De Souza replicó su manera de actuar y le propuso a la madre, como en el caso anterior, que su hijo menor de edad, «quien tenía intención de ordenarse sacerdote y que contaba con 13 o 14 años en el momento de los hechos, se quedara a dormir en la casa parroquial, dos veces al mes, momentos en que el acusado, con ánimo de satisfacer su apetito sexual y aprovechando la situación de autoridad moral que tenía sobre» el menor, «le tocaba el pene y a su vez colocaba la mano del menor en su pene para que le masturbara».
Como en el caso anterior, este menor sufrió «daños morales y psicológicos que le han afectado al desarrollo personal y evolutivo como menor en el ámbito de su sexualidad». También fue indemnizado por el cura condenado.
En su escrito de acusación, la Fiscalía pedía para De Souza, por el primer caso, un total de tres años de prisión por una supuesta comisión de un delito de abuso sexual y una indemnización a la víctima de 9.000 euros por los daños morales sufridos. Por el segundo caso, el fiscal reclamó otros tres años de cárcel por un presunto delito de abuso sexual continuado y un pago a la víctima de la cantidad de 20.000 euros.
Como ya publicó Diario de Ibiza en 2023, estos dos casos no son los únicos de abusos sexuales por los que se ha denunciado al cura de Ibiza, que llevó a cabo su labor religiosa en las parroquias de San Pablo, de Santa Cruz y de Nuestra Señora del Rosario. Tras el escándalo, y una vez la diócesis pitiusa suspendió su ministerio al conocer las razones por las que era acusado, Souza regresó por su cuenta a Galicia.
La primera víctima en denunciar los abusos cometidos por el sacerdote fue un joven que a través de redes sociales explicó cómo el acusado también le había realizado tocamientos en 1994, cuando tan solo tenía diez años y era monaguillo en uno de los centros religiosos a su cargo.
La denuncia pública de este joven llegó al Vaticano, que encargó a un sacerdote de la Archidiócesis de Valencia acudir a la isla para investigar el caso mientras el obispado de Ibiza se mantenía en silencio durante las acusaciones.
En ese momento, Diario de Ibiza intentó contactar con el acusado en numerosas ocasiones sin obtener respuesta por su parte. Poco después, fue relevado de su puesto en las parroquias donde oficiaba misa y la conselleria de Educación balear aseguró que a raíz de las acusaciones, el párroco no estaba impartiendo clases de catequesis ni de Religión en ningún centro público de Ibiza.
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