A la inolvidable Manolita de la longeva ‘Amar es para siempre’, Itziar Miranda, la vimos hace poco como una de las profesoras de ‘FoQ: la nueva generación’ y como concursante de ‘Masterchef celebrity’. Dentro de poco aparecerá también en la segunda temporada de la serie de Antena ‘Entre tierras’, pero antes se ha puesto al frente de ‘La pirámide’, el nuevo concurso de La 1 de RTVE producido en colaboración con Globomedia (The Mediapro Studio). Después de su estreno el viernes en ‘prime time’, a partir de este lunes 21 de julio pasa a emitirse en el que será su horario habitual, por las tardes.
A algunos les ha sorprendido verla ahora como presentadora, después de ‘Amar…’.
No es la primera vez que lo hago. Ya cuando empecé en ‘Amar en tiempos revueltos’ estaba presentando un programa de música en Telemadrid. Después de la serie empecé ‘Tenía que ser de aquí’, en Aragón TV. Yo soy un culo inquieto. Lo mismo escribo que me pongo a dar charlas sobre feminismo en la Fundación Ortega Marañón. Me gustan mucho los concursos, porque a mi hermano le encantan los juegos de mesa y lleva años obligándonos a todos a que juguemos en los eventos familiares. No estamos muy acostumbrados a ver a mujeres presentando concursos, pero vi que Chenoa lo hacía fenomenal en ‘The floor’, también Paula Vázquez… Aunque los chicos también lo hacen muy bien. Pensé que me gustaría mucho hacer uno y lo manifesté en el sitio y en el momento adecuado.
¿Por qué cree que no hay tantas mujeres presentando concursos, sobre todo de emisión diaria?
Pues no sé… Tanto TVE como Globomedia, Mediapro y Sony tenían claro que para este querían una mujer. A mí me parece maravilloso que cada vez vayamos ganando terrenos en los que estamos acostumbrados a que haya hombres. Yo escribí la primera colección sobre feminismo, y afortunadamente luego han salido más, y llevo años dando a conocer a todas esas mujeres silenciadas, recuperando espacios que no hemos tenido nunca o que hemos perdido. Ser ahora una mujer que presenta un concurso diario me parece un regalo más de todos los que me está dando este concurso.
¿Qué es lo que más le gusta de este concurso?
Me gusta que es divertido, emocionante, que hay tensión… Pero sobre todo que es para toda la familia. Yo tengo dos hijas, mi madre vive en mi mismo edificio y nos gusta pasar tiempo juntas. Encontrar formatos en los que tanto la abuela como las hijas como las nietas se diviertan y podamos jugar sin que ningún miembro de la familia se aburra es complicado. Gracias a algunos concursos he descubierto que mis hijas tienen más vocabulario del que creía o que sabían más de lo que yo pensaba. Me parece muy bonito descubrirnos entre nosotros a través del entretenimiento.
¿Para que al concursante le vaya bien en ‘La pirámide’ lo que necesita es ser hábil con las palabras?
Te tienen que gustar las palabras y tienes que ser ágil. Pero no es un concurso complicado. Es divertido, ameno… Se parece más al ‘Tabú’ que a ‘El cazador’, en el que debías tener un nivel intelectual alto. Lleva desde el año 1973 emitiéndose en EEUU y en más de 20 países, por algo será que sigue funcionando. Ahora que estamos descubriendo todos estos cerebros diversos, divergentes, y estamos aceptándos tal y como somos, es bonito ver que cada uno tiene unas virtudes.
¿La versión española de ‘La pirámide’ tiene alguna particularidad respecto a otras versiones?
Sí. Son tres parejas de concursantes y cada día se elimina una y hay que elegir a otra. A la persona elegida ya la conocemos, porque tenemos una pirámide con ocho aspirantes a jugar y algunos llevan muchos días aquí. Eso genera una complicidad muy hermosa porque sabes quién ha tenido una sobrina, quién estuvo malito el día anterior… Además, como no es un bote acumulable sino que cada día se dan 100.000 euros, cuando alguien llega a la pirámide final se ponen muy contentos porque nadie les quita nada. Pueden ganar el mismo dinero al día siguiente, sí que hay una solidaridad que no había visto nunca.
Este año las tardes de TVE han estado revueltas con los continuos cambios con ‘La familia de la tele’ y su posterior desaparición. ¿Da miedo pensar que ni siquiera en la tele pública puedes sobrevivir sin una buena audiencia?
Yo llevo ya 27 años en la televisión y los presentadores y los actores no pensamos en las audiencias. Eso es una cosa para las compañías, en este caso Mediapro, Globomedia y TVE. Nosotros intentamos hacer bien nuestro trabajo, disfrutarlo, y si va fenomenal renovamos y si dicen que esto se acaba, pues a otra cosa. Las tardes las mueven ellos y yo no voy a opinar. A mí todo ese revuelo me ha pillado grabando ‘Entre tierras’ y no me he enterado muy bien.
Manuel Baqueiro e Itziar Miranda, en ‘Amar es para siempre’. / Manuel Fiestas Moreno / Atresmedia
¿Cómo lleva la separación de Manu Baqueiro, su marido en ‘Amar…’, después de tantas temporadas juntos?
Bien, porque somos vecinos y lo veo un montón. Además, es que Manu es mi familia. Es una separación laboral, pero seguimos viéndonos como amigos, vamos al mismo gimnasio, tenemos el mismo grupo de amistades… Ahora nos ha pillado a los dos trabajando tanto que estamos continuamente hablando por teléfono. Igual que con Anabel Alonso, Iñaki Miramón, José Antonio Sayagués y todo el equipo, porque tenemos un chat.
¿Le siguen llamando Manolita?
¡Y me encanta! Ha sido un personaje icónico. Creo que tengo el récord Guinness de más secuencias de un personaje femenino en una serie. Además, Manolita ha unido a muchas familias, ha acompañado muchas soledades, ha sido el símbolo de muchas madres, de nuestras abuelas… A través de ella hemos contado la lucha que han tenido todas estas mujeres para que nosotras tengamos los privilegios que tenemos ahora. También se nota que llevábamos muchos años porque la gente me llama mucho Itziar, incluso Itzi.
No ha vuelto a una serie diaria, pero sí a un concurso que se emite de lunes a viernes. Aunque ahora no tenga tantas páginas de guion, ¿el nivel de exigencia es el mismo?
El nivel de compromiso es el mismo, más que de exigencia. Porque hay un compromiso de acompañar a la gente en casa. Yo vengo de una familia de médicos rurales por parte paterna y siempre hablábamos de lo bonito que es la medicina, de cómo cura, y mi padre me decía que los artistas también curamos a mucha gente. Mi padre era un médico que recetaba libros para que la gente se curara, que recetaba cultura y entretenimiento. Por eso creo que los formatos diarios tenemos un compromiso con el trabajo y con el espectador por entretenerles, acompañarles y darles una tregua luminosa en su día a día.
Suscríbete para seguir leyendo