una nueva rivalidad que se perfila como el gran clásico del tenis

El período de transición en el tenis ha llegado a su fin. Al igual que sucedió hace apenas un mes en Roland Garros, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner vuelven a ser los protagonistas de una final de Grand Slam.

Ni rastro de Djokovic. Si algo ha quedado de manifiesto tanto en París como en Londres es que el último superviviente del ‘Big Three’ no está al nivel de los nuevos inmortales. El italiano ha vuelto a ser su verdugo en semifinales, mientras que Alcaraz está cumpliendo con el objetivo de mantener el legado de Rafa Nadal en el tenis español.

Por segunda vez en la historia, el italiano y el español se volverán a ver las caras con un Grand Slam en juego. Gracias a que han llegado a la final de Wimbledon, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz lograron algo que solo Roger Federer y Rafa Nadal habían conseguido antes en la Era Open.

Los actuales número uno y número dos del mundo son los únicos que han llegado a las finales de Roland Garros y Wimbledon la misma temporada, además del suizo y el manacorí, quienes lo hicieron en tres años consecutivos, de 2006 a 2008.

Sinner y Alcaraz se han convertido en los claros dominadores del tenis. El nivel que muestran ambos jugadores en cualquier superficie es infinitamente superior al resto y no es casualidad que reediten la final de Roland Garros en Wimbledon. Ha nacido una nueva rivalidad.

El ocaso de Djokovic

Los mejores enfrentamientos de la próxima década lo van a protagonizar dos tenistas que, con 23 y 22 años respectivamente, se han encargado de hacer recapacitar a Novak Djokovic sobre su futuro. El serbio mandó un mensaje de despedida en París y en Londres ha sufrido un nuevo batacazo.

Nada ha cambiado en los últimos 34 días cuando Sinner se impuso a ‘Nole’ en tres sets en la semifinal de Roland Garros. Ayer, 11 de junio, en la misma eliminatoria y también en un Grand Slam, el resultado fue exactamente el mismo.

Djokovic no se va a retirar (este año) puesto que está convencido de poder ganar el Grand Slam número 25 de su carrera, pero cada vez es más consciente de que ya no puede contra estos dos titanes.

El domingo, en la pista central del All England Club, habrá un duelo entre dos estilos, el vendaval italiano frente a la resiliencia española, dos formas de entender la máxima intensidad de un deporte que no entrará en declive tras las retiradas de quienes lo han elevado a lo más alto en las últimas décadas.

Dentro de la pista el español es explosivo, creativo y versátil. Mezcla alturas, velocidades y efectos, alternando golpes potentes con dejadas y subidas a la red. Su tenis es imprevisible, capaz de romper el ritmo de cualquier rival.

Sinner, por su parte, es la personificación de la solidez y la regularidad. Su juego se basa en la potencia y la precisión desde el fondo, con una mentalidad fría y una capacidad asombrosa para mantener un ritmo alto sin apenas errores. El italiano es metódico, disciplinado y transmite una sensación de invulnerabilidad cuando está en su mejor nivel.

Alcaraz y Sinner no solo compiten por títulos, sino que representan dos formas de entender el tenis y la vida. Su rivalidad, forjada en el respeto y la admiración mutua, es el motor que impulsa al tenis hacia una nueva época, donde la excelencia y la diversidad de estilos son la norma. El domingo, en la Catedral del tenis, el mundo será testigo de un duelo que ya es historia viva del deporte.

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