La poesía no vende motos, por Juan José Millás

Un hombre lee en el metro. / Shutterstock

A veces me pregunto por qué la poesía no tiene la capacidad de penetración de la prosa. Si la poseyera, el mundo sería mejor. No se sabe de ningún código penal que se haya escrito con intenciones de carácter lírico. ¿Por qué? Quizá porque la lírica busca la absolución más que el castigo, aunque pocas personas se castiguen tanto como los poetas. De hecho, son dados (y dadas) a las migrañas. Silvia Plath habla en uno de sus versos de un “huracán de migrañas”. Piénsenlo bien, “huracán de migrañas”. Si una sola te puede amargar el día, cómo será recibirlas en forma de tormenta. Reparen, sobre todo, en el ojo del huracán, que en las migrañas suele ser tu propio ojo.

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