La versión oficial difundida este viernes es que Rebeca Torró se enteró a primera hora de que había sido escogida por Pedro Sánchez para ocupar la Secretaría de Organización del Partido Socialista Obrero Español. No fue así. Después de varios días en ‘shock’ y otros tantos de reflexión, Sánchez ya consultó a principios de esta semana el nombramiento con la ministra de Ciencia y secretaria general del PSPV, Diana Morant, que dio el visto bueno.
Aunque el nombramiento de Rebeca Torró Soler (Ontinyent, 1981) ha causado una honda sorpresa, lo cierto es que la valenciana, a pesar de haber ostentando más cargos de gestión institucional que de partido, estaba muy bien conectada con el entorno más próximo a Pedro Sánchez. La nueva número tres tenía a gente de mucha confianza en el entorno de Sánchez, como Antonio Hernando, Manuel de la Rocha o Paco Salazar, escuderos de Sánchez estos años en la Moncloa y, en el caso de este último, que también acompañará a Torró como adjunto en la Secretaría de Organización.
Más que una búsqueda de nombres, ha sido al revés: primero se dibujó el perfil, el traje, y luego se buscó a quien pudiera vestirlo, señala alguien que ha seguido el proceso de cerca. Y la valenciana ha sido la síntesis de las diferentes características que se reclamaban para el puesto. Primero, un perfil de ‘ministrable’, y la hasta ahora secretaria de Estado de Industria ha estado en quinielas para el Consejo de Ministros. La segunda característica era un perfil más profesional y técnico, que se alejara de la imagen que daban los últimos inquilinos de este puesto estratégico. Más parecido a los perfiles de los ministros de Pedro Sánchez, como Cuerpo, Aagesen o Rivera, técnicos y con idiomas, más ‘ceo’ de empresa y menos fontanería de partido, resumen.
El último rasgo es evidente: se buscaba a una cargo sin cargas, sin vínculos con los anteriores inquilinos de Ferraz, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, además de mujer, una imagen que lanzara por sí misma un mensaje en un partido muy dañado por la contradicción entre su defensa del feminismo y las groseras conversaciones sobre mujeres y prostitución de los audios grabados por Koldo García.
La federación bisagra
Rebeca Torró, además, cumplía una última característica que ha facilitado la elección: es valenciana. Casi se ha convertido en una regla no escrita que el PSPV aporta secretarios de Organización al partido. Torró es la cuarta desde 1994, tras Ciprià Ciscar, Leire Pajín y José Luis Ábalos. Pata negra PSPV, pura cuota valenciana, a diferencia de los dos últimos cargos, que volaban por libre más allá de su vínculo territorial.
Por otro lado, el PSPV es una federación poco conflictiva, vista con buenos ojos por la mayoría de comunidades, una especie de bisagra entre territorios. Además, la vicepresidenta María Jesús Montero, que es la número dos del partido, ya cubre la cuota de la influyente federación andaluza, que además aporta otros dos cargos que trabajarán en el equipo de Torró como adjuntos: Paco Salazar y Anabel Mateos.
Pilar Bernabé, en las quinielas
Torró no ha sido la única candidata valenciana, pero «Pedro [Sánchez] no quería desvestir un santo para vestir otro», comenta otro conocedor del proceso. Eso, por ejemplo, ha descabalgado de las quinielas a Pilar Bernabé, la delegada del Gobierno, secretaria federal de Igualdad y candidata a la Alcaldía de València en 2027. Sánchez ha depositado una confianza ciega en Bernabé, pero ese movimiento hubiera requerido más cambios.
Hasta llegar a Torró, varios cargos de la máxima confianza de Sánchez han aportado listas, casi un proceso de selección de personal. Aunque Sánchez ya la conocía, se ha consultado a varios dirigentes valencianos, que han despejado las dudas que pudiera tener el inquilino de la Moncloa. Según parece, tanto Diana Morant, como Pilar Bernabé, y el secretario de Estado de Política Territorial y miembro de la Ejecutiva, Arcadi España. En el círculo más estrecho de confianza de Sánchez también aparece otra valenciana, la secretaria de Estado de Comunicación, Lydia del Canto. Paradójicamente, la federación valenciana, vista su representación, es la más sanchista en los peores momentos del presidente, y cuando no tiene la Genetalitat. Ayer se celebraba en la calle Hospital, sede de los socialistas, el protagonismo valenciano en la búsqueda de salidas a esta crisis.
Gestión, pero pendiente en el partido
Para el público interesado en política, Torró es un nombre más asociado a la gestión que a las interioridades del partido. En su currículo brilla un hito. El 9 de octubre de 2021, escribió como consellera de Industria una carta a los responsables de Volkswagen para decirles que cómo iban a montar una gigafactoría en España sin antes visitar la C. Valenciana, que había quedado fuera de los estudios de la multinacional. De aquella carta nació la mayor inversión industrial de la historia del país, y también el mayor logro de la administración Puig en sus ocho años.
Con todo, Torró nunca ha dejado de tener un ojo en el partido, desde los años de Joves Socialistas, en Ontinyent, cuando era uña y carne con el actual alcalde Jorge Rodríguez. Se conoce el partido del puño y la rosa de arriba abajo. Ahí también han estado sus ambiciones. Pese a venir de comarcas, siempre tuvo la mirada más allá. Pronto entró en el equipo de confianza Ximo Puig, antes incluso de ser secretario general. Ella era, junto a Jeannette Segarra y Carmelina Pla, el contacto en la Vall d’Albaida de un Ximo Puig que aspiraba a hacerse con la secretaria general del partido. Con él en el Consell, fue ganando experiencia e influencia. Primero como secretaria autonómica, más tarde como consellera. Y tras la ‘desfeta’ del Botànic, fue promocionada, primero como síndica en las Corts, para liderar la oposición a Mazón en las Corts, y más tarde hacia Madrid como secretaria de Estado de Industria, donde había establecido buenos contactos en los últimos años, gracias sobre todo a las gestiones con Volkswagen o Ford.
«Le planta cara a quien sea»
“Quizá no sea conocida en el partido y para la militancia, pero su elección no rompe esquemas, tiene una trayectoria en el partido desde pequeña”, comenta una compañera de la formación. Una persona que compartió aula con ella en Tarongers, en la Facultad de Derecho de la UV, recuerda a una persona muy centrada, con los objetivos muy claros, en los estudios y en su carrera profesional. Tiene carácter. “Le planta cara a quien sea, y a las dificultades”, resume alguien que la ha acompañado estos años. Son rasgos necesarios para asumir la Secretaría de Organización del PSOE, el puesto más volátil de la política española en este momento, y del que es titular desde este fin de semana. Alguien recordaba ayer el disgusto que le dio Sánchez al no incluirla en la Ejecutiva federal en la última remodelación. Ahora entra por la puerta grande.
Suscríbete para seguir leyendo