Los tres hermanos de entre ocho y diez años que permanecieron retenidos por sus padres durante casi cuatro en un chalé de Oviedo, bautizado por la policía como la «casa de los horrores», reciben visitas «frecuentes» de sus abuelos maternos en el centro de menores en el que permanecen desde que la jueza que instruye el caso decretó el ingreso en prisión provisional de sus padres y les retiró tanto la patria potestad como la custodia. Los pequeños, ahora bajo la tutela del Principado, llevan viendo a sus abuelos «desde hace unas dos semanas», cuando el matrimonio llegó a Oviedo desde Estados Unidos, según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA a través de fuentes ligadas al caso.
El padre de los niños es un alemán de 53 y la madre una estadounidense de 48 que también tiene la nacionalidad alemana a raíz de su matrimonio. Los abuelos de los niños –dos gemelos de ocho años y su hermano de diez, todos ellos nacidos en Alemania– han decidido trasladarse a Oviedo «con la intención de estar cerca de sus nietos» y con la idea de visitar a su hija, que permanece recluida junto a su marido en la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE) de la cárcel de Asturias. «Hasta el momento no han podido verla por motivos de permisos, pero esperan que el encuentro se produzca lo antes posible», explican las fuentes consultadas por este diario. Por el momento no ha trascendido hasta cuando estarán en Asturias los abuelos de los niños.
Permanencia en prisión
Las diligencias contra los padres de los niños se abrieron inicialmente por violencia doméstica con maltrato habitual psicológico y abandono de menores, aunque la magistrada también contempla un posible delito de detención ilegal que puede ser castigado con una pena de hasta seis años de prisión. A través de un auto dictado el pasado día 30 de junio, la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo volvió a desestimar la petición de libertad para el matrimonio que presentaron sus defensas. Es la segunda vez que el juzgado rechaza dejar libres a los padres de los pequeños desde su ingreso en prisión provisional. A principios del mes pasado, La Audiencia Provincial ya denegó el recurso de apelación interpuesto por sus abogados contra el auto que ordenó su entrada en la cárcel.
Fuentes de la consejería de Derechos Sociales y Bienestar explicaron ayer que los tres hermanos que permanecen bajo la tutela del Principado van a pasar «un buen verano» al igual que el resto de menores al cargo del Gobierno regional. Un verano con un programa de actividades en el que no faltarán «las visitas a la playa, a la piscina o a museos como el del Jurásico entre otras muchas cosas», señalan esas fuentes.
La operación comenzó el pasado 14 de abril a raíz de la llamada de una vecina, que alertó al servicio de Familia e Infancia del Ayuntamiento de Oviedo de una situación que le pareció «sospechosa». La mujer dijo que estaba casi segura de que en la casa vivían niños porque a veces escuchaba voces y los había visto por las ventanas, pero que nunca salían al exterior y que, por lo tanto, no iban al colegio. La Policía Local de Oviedo tiene entre sus competencias la de controlar la escolarización de los menores, así que se puso en marcha una investigación. Hubo varios días de vigilancia frente al chalé, sobre todo a las horas en las que los niños tienen que estar en el colegio.
La operación
El comisario principal de la Policía Local explicó en su momento que cuando los agentes entraron a la casa se la encontraron llena de suciedad, que pudieron constatar que en uno de los dormitorios, el de los gemelos, había cunas de bebé o que el apagón que dejó a España a oscuras aquel 28 de abril, a la hora que ellos estaban en el chalé de Fitoria, no les impidió detectar que en la vivienda, a la que él mismo se refirió como «la casa de los horrores», había «indicios claros de criminalidad».
También dijo el comisario que el matrimonio había alquilado la casa en Oviedo, «a través de una inmobiliaria», en octubre de 2021 y que no fue hasta el año siguiente, concretamente en el mes de febrero, cuando el hombre se empadronó en el domicilio. Sólo él constaba como inquilino en los registros municipales y sólo él recogía los pedidos de comida que llegaban al domicilio.
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