Joan Laporta no es el único presidente de la historia del Barça con un carácter especial que ha generado pasiones encontradas entorno a su figura. Enric Llaudet presidió el club blaugrana entre 1961 y 1968 en una de las épocas más complicadas de la historia de esta entidad. El club tuvo que superar las consecuencias económicas de la obra faraónica de construir el Camp Nou.
Llaudet había sido directivo en la etapa de Miró-Sans y dimitió por discrepancias con el máximo mandatario culé que inauguró el Camp Nou en 1957. La construcción del nuevo templo barcelonista tuvo unas consecuencias económicas que se pagaron durante muchos años.
El presupuesto se disparó y la situación financiera del club quedó bajo mínimos. Además de esta deuda Miró-Sans no reparó en gastos para reforzar al equipo con fichajes costosos como Evaristo, Villaverde, Eulogio, Kocsis o Czibor y la masa salarial de la época superó los límites deseables.
La final de la Copa de Europa perdida contra el Benfica en 1961 dejó al club en una situación de depresión total ya que era el fin de ciclo de jugadores emblemáticos como Kubala o Ramallets y además se decidió vender a Luisito Suárez.
La venta del crack gallego al Inter por 25 millones la ejecutó la Comisión Gestora del club con el beneplácito de los candidatos Jaume Fuset y Enric Llaudet. Fue el primer error de Llaudet antes de ganar las elecciones ya que Suárez estaba destinado a ser el líder blaugrana de la década de los 60. De esos 25 millones se utilizaron 20 en fichajes que en su mayoría no cuajaron. Los Vicente, Pereda, Pesudo, Pais, Benítez o Zaldúa ofrecieron un rendimiento irregular.
Enric Llaudet presidió el Barça entre 1961 y 1968 / Archivo
Conservar a Luis Suárez, Balón de oro en el año 1960, hubiera sido una decisión estratégica que hubiera ayudado a reconstruir un equipo que naufragó durante toda la era Llaudet.
Fueron siete años llenos de sinsabores con apenas dos títulos ganados ante el Zaragoza. Una Copa del Generalísimo (1962) y una Copa de Ferias (1966) fueron un balance escaso de un equipo faltado de talento y carácter competitivo.
No se logró en aquellos años diseñar un proyecto deportivo ilusionante. Después de un entrenador carismático como HH pasaron sin pena ni gloria una serie de técnicos que no supieron tocar las teclas adecuadas. Miró, Kubala, Gonzalvo, Sasot, César o Artigas no lograron convencer con un juego atactivo ni conquistar resultados positivos.
A Kubala Llaudet lo había designado al inicio de su presidencia como el director de la Escuela de futbolistas del club pero a los pocos meses lo quemó como entrenador de emergencia. El húngaro acabó en la temporada 63-64 volviendo a jugar al fútbol en el Espanyol lo que supuso que el barcelonismo se desengañara de su gran ídolo.
Respecto al equilibrio economía-éxitos deportivos son significativas las palabras de Enric Llaudet en la asamblea de compromisarios de 1966. El presidente del Barça expuso sus prioridades: «Somos testigos de la plena salvación del club total y absoluta…Como buenos catalanes tocamos con los pies en el suelo…y nos sentimos todos más orgullosos de nuestra victoria económica que de la pasajera alegría de unos títulos conquistados.«

Discurso de Enric Llaudet en la asamblea de socis de 1966 respecto al tema económico / Centre Documentació FC Barcelona
No fue Josep Lluís Núñez, por tanto, el primer presidente que celebraba superávits económicos a falta de títulos. Llaudet puso todo su empeño en remediar la situación financiera delicada que vivía el club y en este aspecto su gestión fue positiva.
En este sentido tomó decisiones impopulares como dejar de invertir en las secciones y el baloncesto blaugrana pasó a ser amateur lo que supuso perder el tren competitivo. Un año después se rectificó esta decisión pero la sección tardó 20 años en conquistar una liga.

Este es el discurso de Enric Llaudet en la Asamblea de socios de 1966 / Centre Documentació FC Barcelona
Pero lo que logró Llaudet con sangre, sudor y lágrimas fue vender el Estadio de Les Corts y que las autoridades recalificaran los terrenos para poder obtener una cantidad importante. Fueron muchos años de negociaciones y burocracia y finalmente Hábitat compró un campo que des de 1957 estaba infrautilizado. En 1966 Llaudet había logrado recuperar la economía del club con una gestión impecable.

Llaudet no dejó nunca a nadie indiferente / Archivo
Otra lucha que ocupó al presidente del Barça de los 60 fue intentar que se abrieran las fronteras para poder fichar extranjeros. Llaudet creyó que la apertura era inminente y fichó al delantero centro de Brasil del Mundial 66. El fichaje de Walter Machado fue un desastre ya que las fronteras no se abrieron y el atacante brasileño apenas pudo jugar algún amistoso. Cuando un periodista le insistió en que harían con Walter, el Llaudet más polémico y políticamente incorrecto soltó una frase para la historia:’Siempre he querido tener un chófer negro’. Esta afirmación fue muy criticada en la época pero casaba con la personalidad peculiar de un presidente que generaba filias y fobias a partes iguales.
Una aportación de Llaudet que ha dejado huella es la instauración del torneo Joan Gamper. En el verano de 1966 se celebró el primer torneo dedicado al fundador del club que caló entre los aficionados y se convirtió en el pistoletazo de salida de cada temporada en el Camp Nou. El formato durante décadas de cuatro partidos en dos días triunfó a lo grande y fue un legado que perduró.
El empresario textil se despidió del barcelonismo en el césped del Camp Nou como si fuera un jugador ovacionado por el público culé. Se le aplaudía su valentía para enderezar una nave con un rumbo a la deriva en lo económico.

Llaudet se despidió de la afición del Barça en el Camp Nou / FCB
De Llaudet se le reconocía su entrega y amor por el Barça aunque los fracasos deportivos le acabaron por acortar su presencia en el palco.