Cuando Sánchez perdió la chistera

Pedro Sánchez ha sometido al PSOE a un estrés tan feroz que ya no tiene manual de resistencia a mano, ni camuflaje posible: ahora depende estrictamente de un balón de oxígeno bajo control de Puigdemont, Otegi y unos pocos más. El sabio Montesquieu decía que la corrupción de todo gobierno casi siempre comienza con la de sus principios.

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