Tras realizar un examen en profundidad, Bruselas ha llegado a la conclusión de que Bulgaria cumple todos los criterios de convergencia económica exigidos por los Tratados en materia de inflación, déficit público, estabilidad del tipo de cambio, tipos de interés a largo plazo e independencia de su banco central.
En 2024, Bulgaria ya se quedó a las puertas de entrar al club de la moneda única, pero suspendió el criterio de inflación y ha tenido que esperar un año extra.
El dictamen positivo de Bruselas y el BCE todavía no es el final del proceso. La adhesión de Bulgaria al euro se aprobará en el Ecofin del 20 de junio y será ratificada en la cumbre de líderes europeos del 26 y 27 de junio.
También la Eurocámara debe dar su opinión en las próximas semanas. La decisión final se tomará en la reunión de ministros de Finanzas del 8 de julio, donde se fijará el tipo de cambio irreversible entre el lev búgaro y el euro.
Sin embargo, una gran parte de la población es escéptica sobre los beneficios del euro. De hecho, el 50% de los búlgaros no apoyan la moneda única, según una encuesta del Eurobarómetro del mes pasado.
En las últimas semanas se han celebrado varias manifestaciones contra el euro en la capital, Sofía, organizadas por el partido ultranacionalista Resurrección, la tercera fuerza política del país. El presidente de Bulgaria, Rumen Radev, también se ha alineado con las protestas y ha pedido convocar un referéndum.
Sin embargo, el Gobierno proeuropeo búlgaro mantiene sus planes. La ministra de Finanzas, Temenuzhka Petkova, sostiene que el euro traerá más inversión y estabilidad a Bulgaria y anuncia una campaña para tranquilizar a los ciudadanos.
¿Qué ocurriría si el Gobierno búlgaro cae antes de fin de año y le sustituye otro contrario al euro? «Las autoridades búlgaras nos han confirmado muy claramente que Bulgaria se mantiene en el camino y que tanto el Gobierno como el Banco de Bulgaria están plenamente comprometidos con la entrada en el euro el 1 de enero de 2026», responde el comisario de Asuntos Económicos, Valdis Dombrovskis.
Bulgaria se convertirá así en el país 21 de la eurozona. Se trata de la primera ampliación en ocho años: el último país en adherirse fue Croacia en 2023.
Cuando se creó el euro en 1999, el club contaba con 11 miembros: Alemania, Francia, Italia, España, Portugal, Austria, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Irlanda y Finlandia. Grecia se adhirió en 2001, un año antes de la introducción de billetes y monedas. Le siguieron Eslovenia en 2007, Chipre y Malta en 2008, Eslovaquia en 2009, Estonia en 2011, Letonia en 2014 y Lituania en 2015.
Andorra, Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano han adoptado el euro como moneda nacional en virtud de acuerdos monetarios específicos con la UE, y pueden emitir sus propias monedas de euro dentro de ciertos límites. Sin embargo, como no son Estados miembros de la UE, no forman parte de la eurozona.
Todos los Estados miembros de la UE están obligados a adoptar el euro cuando cumplan los criterios. La única excepción es Dinamarca, que negoció una cláusula de exclusión en el Tratado de Maastricht.
