Hay cambios que se anuncian, y otros que saltan a la vista cuando cambias de canal. La audiencia conectaba con La familia de la tele este lunes, 2 de junio, para encontrarse un programa completamente reinventado. Con un viraje visual y escenográfico, pero manteniendo su fiel esencia, el programa vespertino de Televisión Española (TVE) arranca una nueva etapa con la intención de marcar un antes y un después. Y atención porque hay giros sustanciales.
Una mesa, tres presentadores y un nuevo ritmo
Adiós al viejo salón televisivo con sofás repartidos por estancias como si de un piso se tratara. Ahora el foco está claro: tres presentadores —Aitor Albizua, Inés Hernand y María Patiño— de pie, tras una gran mesa de madera, compartiendo plano y conversación, como una única voz cohesionada para informar a los espectadores.
La decisión no es solo estética. Es toda una declaración de intenciones. TVE apuesta de nuevo por la actualidad constante y con toques ácidos, sin rodeos ni tiempos muertos. El show se convierte en una revista de tarde que abraza la agilidad de otros formatos, pero sin perder su tono desenfadado y sabiendo que lo urgente ya no puede esperar al siguiente bloque.
Conexiones en directo, redacción viva y menos paseo de plató
El gran plató del Estudio 5 de Prado del Rey ya no es un espacio para deambular sin rumbo. Se acabaron —de momento al menos— los recorridos de cámara entre sofás, sillones y rincones temáticos. El nuevo código es directo: la cámara se mueve, pero para conectar con Laura Roigé o Kiko Matamoros en la redacción, para escuchar a Marta Riesco en exteriores… El objetivo es dar mayor peso a la vorágine de actualidad.
La puesta en escena es más sobria, pero también más viva. Los vídeos fluyen, las noticias se suceden sin cortes innecesarios y el espectador ya no espera a que el programa coja ritmo: el ritmo empieza cuando suena la canción de Camela anunciando el arranque de La familia de la tele.
Con todos estos cambios sobre la mesa y tras dos semanas de emisión, TVE deja clara su intención. La familia de la tele debe ser algo más que un programa de tarde: la Corporación aspira a que el formato se convierta en un centro neurálgico de información, entretenimiento y conexión emocional con el espectador. Si antes la charla con los colaboradores llenaba minutos en pantalla, ahora estamos ante una ventana de constante actualidad social.
¿El resultado? Un programa renovado bajo el mismo nombre
Puede que se llame igual, pero lo que ocurre cada tarde en La 1 ya no es lo que vimos en sus primeras semanas de emisión. La familia de la tele ha pegado un giro radical: tanto en estilo como en ritmo, sin olvidarnos del fondo. Una mesa, tres voces, un plató centrado en sus presentadores y mucha más información. El directo se vive con nervio, con ADN y con la intención de ser referencia.
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