Avisaba Alfonso Guerra a quienes dentro del PSOE intentaban alcanzar notoriedad fuera de los cauces oficiales que “quien se mueva no sale en la foto”. Tanto ha cambiado ese partido que ahora ocurre lo contrario: el que sale en la foto queda de piedra. Como una estatua de sal o un bloque de hormigón.
La última “fontanera” conocida de Ferraz -que vaya usted a saber si se trata de una oscura desatascadora de albañales o no es más que una pánfila con ínfulas bobaliconas, tal que el pequeño Nicolás con permanente- se ha hecho fotos con todo quisque del partido y las ha colgado durante años en las redes sociales, tal que Ánder Azcárate posando con sus famosos autografiados. Las hay de todos los gustos: con Sánchez, con la mujer de Sánchez, con Ábalos, con Patxi López, con Zapatero… lo mejor de cada casa. El álbum de la tal Leire incluye hasta contenidos regionales: las hay con destacadas dirigentes asturianas del partido gobernante, pues cuando se desempeñó como jefa de Filatelia de Correos visitó Arriondas para presentar un sello dedicado al Descenso Internacional del Sella. ¿Conocen a muchos espías que hagan alarde fotográfico de sus andanzas? Ni Anacleto.
Aún desconocemos el alcance de este supuesto ataque a la UCO desde las cloacas de Ferraz, si nos hallamos en los aledaños de una fosa séptica o se trata solo del delirio de una chollista que se ofreció a apretar la boquilla del inodoro antes de tirar de la cadena. Convendría saber si alguien la ordenó manipular la llave de paso o se trata de una vivales que confunde el sifón con el grifo, o las cañerías con ir de cañas ir de cañas.
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