Desde que Sesma Espinosa señaló el final del partido contra el Burgos en El Plantío, el Levante, y la totalidad del levantinismo, está festejando el ascenso como nunca antes lo había hecho. La vuelta a la élite del fútbol español, tres años después de su descenso en el Bernabéu, tenía que celebrarse por todo lo alto y así lo hizo el club y su gente. Rúa del equipo desde el Ciutat de València por las calles de la capital del Turia, llegada a la Diputació, visita a la Basílica de la Virgen de los Desamparados, paseo por la Generalitat y culminación en el balcón del Ayuntamiento ante los ojos de admiración de miles de levantinistas que se concentraron en la plaza. Las calles del centro de la ciudad respiraron un aroma granota que arrancó a primera hora de la tarde y terminó en el corazón de València. Aquella localidad que, en el minuto 97 del 25 de mayo de 2025, explotó de alegría, emoción y euforia cuando Carlos Álvarez la clavó en la escuadra de El Plantío.
Nadie quiso perderse la fiesta que tanto ansiaron los aficionados granotes desde 2022. Los jugadores, que nada más llegar a València en tren tras conquistar Burgos, celebraron por todo lo alto el ascenso, siguieron un festejo que deseó toda la plantilla. La rúa arrancó en el Ciutat, frente a cientos de seguidores, y su primera parada estuvo en la Diputación. No obstante, la Basílica, desde las 19:30, ya estuvo poblada, sobre todo, por familias con niños pequeños que llevaron la voz cantante en términos de animación. La plantilla desfiló por la plaza en dirección a una misa en la que el capellán reconoció que, en medio de la consagración del domingo, no pudo frenar su ilusión de transmitir a los presentes que el Levante había ascendido a Primera División. Y el presidente, Pablo Sánchez, desveló que, antes de partir en el tren charter hacia Burgos, acudió a la Basílica para pedirle a la Virgen suerte de cara a un partido que terminó siendo histórico para el Levante.
Sin embargo, la emotividad de la tarde residió en las caras de los jugadores: radiantes, felices y eufóricos. No es para menos. Unai Elgezabal, en la entrada de la Basílica, no ocultó la emoción tras subir a Primera en la que considera su casa. «Esto es lo que soñábamos. Parecía que el destino estaba escrito de ascender en Burgos. Esta gente se lo merece», dijo el mariscal granota en SUPER. Carlos Espí, por su parte, vive en una nube desde que terminó el partido en El Plantío. Hace un año era campeón de liga con el Juvenil. Ahora es futbolista de Primera División a sus 19 años. «Una locura, el año pasado en el División de Honor y ahora celebrando el ascenso», dijo tras un triunfo en el que recordó que asistió a Carlos Álvarez en el gol. «Mi asistencia de pecho ya queda registrada para la historia». Mientras la gente se concentró en la Basílica, miles de granotas esperaron en el Ayuntamiento desde las 20:00. Se hizo eterna la espera, pero, cuando llegaron los protagonistas sobre las 22:00, se desató la máxima locura.
Al ritmo de ‘La Morocha’, la plantilla, junto a Paco Fenollosa, entró con tintes de euforia al balcón y los protagonistas se fueron sucediendo. Iborra, Brugué, Elgezabal, Carlos Álvarez, Calero, que se acordó de las víctimas de la dana para provocar un aplauso atronador por parte de los granotes… Fue una jornada para el recuerdo, donde la conexión equipo-afición estuvo muy latente y a flor de pieL, pero, por encima de todo, quedaron dos frases marcadas en la celebración: «Hace dos años, en el descuento, nos arrebataron un sueño. Esta vez, en el descuento, hemos subido a Primera», dijo Brugué. «Gracias por no habernos dejado caer, afición», aseguró Iborra. Mensajes con un profundo significado que cogen sentimentalidad frente a la gesta lograda en Burgos.