Investigadores de la Universidad Hebrea crean papa que crece en desiertos con agua salada, asegurando nutrición.
David Levy lidera innovación en cultivos para desiertos
Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, bajo el liderazgo del profesor David Levy, han desarrollado una variedad de papa capaz de crecer en condiciones extremas de calor y sequía, regada con agua salada. Este avance, resultado de casi tres décadas de investigación, permite cultivar papas en regiones áridas como el Medio Oriente, donde las condiciones climáticas limitan la agricultura. La papa, conocida como “súper papa”, mantiene altos niveles de carbohidratos y nutrientes, esenciales para la seguridad alimentaria en áreas desérticas.
El trabajo de Levy se centra en el Instituto de Ciencias Vegetales de la Facultad de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Durante más de 20 años, su equipo ha experimentado con variedades de Solanum tuberosum, la especie común de papa, para adaptarla a suelos pobres y climas cálidos. La capacidad de esta papa para tolerar agua salada elimina la necesidad de costosos procesos de desalinización, reduciendo los costos de producción agrícola. Este desarrollo abre oportunidades para los agricultores en regiones desérticas, como el Néguev en Israel, donde el agua dulce es escasa.
La “súper papa” no solo resiste la salinidad, sino que también conserva un perfil nutricional comparable al de las variedades tradicionales. Estudios preliminares indican que contiene niveles adecuados de vitamina C, potasio y carbohidratos, nutrientes clave para combatir la desnutrición en áreas vulnerables. La papa se adapta a las condiciones del Mediterráneo oriental, donde las temperaturas pueden superar los 35 °C y las precipitaciones son mínimas. Este avance permite a los agricultores cultivar un alimento básico en suelos anteriormente considerados inviables.
El impacto económico de este cultivo es significativo. En regiones áridas, la producción de papas puede generar ingresos estables para los agricultores, fomentando el desarrollo socioeconómico. La papa, al ser un cultivo de alto rendimiento calórico, produce hasta cuatro veces más calorías por hectárea que los cereales, lo que la convierte en una solución eficiente para la seguridad alimentaria. La investigación de Levy también explora la comercialización de estas papas, abriendo mercados en países con climas similares.
Datos clave sobre la papa resistente a climas áridos
- Investigador principal: David Levy, profesor del Instituto de Ciencias Vegetales, Universidad Hebrea de Jerusalén.
- Tiempo de investigación: Más de 20 años para desarrollar la variedad resistente.
- Condiciones de cultivo: Crece en climas cálidos (hasta 35 °C) y suelos con alta salinidad.
- Riego: Utiliza agua salada, eliminando la necesidad de desalinización.
- Nutrientes: Mantiene niveles de vitamina C, potasio y carbohidratos comparables a papas tradicionales.
- Rendimiento: Produce hasta cuatro veces más calorías por hectárea que los cultivos de granos.
- Aplicación: Ideal para regiones desérticas como el Néguev, Egipto y Somalia.
Innovación agrícola impulsa sostenibilidad en Israel
La investigación de David Levy se alinea con los esfuerzos de Israel para liderar la innovación agrícola frente al cambio climático. La Universidad Hebrea ha invertido en tecnologías que optimizan el uso del agua y mejoran la resistencia de los cultivos. Este desarrollo complementa otras innovaciones, como el riego por goteo, inventado por Simcha Blass y perfeccionado por Netafim, que maximiza la eficiencia hídrica en la agricultura. La papa resistente permite a Israel exportar conocimiento agrícola a países con climas áridos, fortaleciendo su posición como referente en tecnología agrOPEPuaria.
El proyecto de Levy responde a la escasez de agua en Israel, donde la recarga natural de agua es de 1,170 millones de metros cúbicos anuales, frente a un consumo de 2,030 millones. La reutilización del 91% de las aguas tratadas, combinada con cultivos como la “súper papa”, optimiza los recursos hídricos. Esta papa no requiere suelos fértiles, lo que reduce la erosión y mitiga los efectos del calentamiento global en regiones desérticas. Los agricultores locales han comenzado a implementar estas variedades en parcelas experimentales en el Néguev.
Otros científicos de la Universidad Hebrea, como Ilan Sela y Haim D. Rabinowitch, han desarrollado tecnologías complementarias, como TraitUP, que introduce materiales genéticos en semillas sin modificar su ADN. Estas innovaciones refuerzan la capacidad de Israel para producir cultivos resistentes sin depender de transgénicos. La papa de Levy no utiliza modificaciones genéticas, sino cruces selectivos con variedades silvestres, lo que facilita su aceptación en mercados globales.
La agricultura en el desierto, apoyada por estas innovaciones, también beneficia el medio ambiente. Los cultivos resistentes reducen la necesidad de fertilizantes químicos y mejoran la fertilidad del suelo, disminuyendo la erosión. En regiones como Egipto, Somalia y Chile, donde los suelos áridos predominan, esta papa podría transformar la producción agrícola, proporcionando alimentos e ingresos a comunidades vulnerables.
Contexto global de la papa y su domesticación
La papa, originaria de los Andes, se domesticó hace entre 7,000 y 10,000 años en lo que hoy es el sur de Perú y el noroeste de Bolivia. Las civilizaciones andinas, como los Incas, desarrollaron sistemas de riego y almacenamiento para enfrentar sequías e inundaciones. La papa se convirtió en un alimento básico debido a su capacidad de crecer en suelos pobres y climas fríos, con un rendimiento calórico superior al del maíz o el trigo. En el siglo XVI, los españoles introdujeron la papa en Europa, donde redujo hambrunas y conflictos en el siglo XVIII.
Actualmente, la producción mundial de papa ha crecido, con China duplicando su cosecha en las últimas dos décadas. Sin embargo, el cambio climático, con sequías y temperaturas extremas, amenaza los cultivos. En Perú, el Centro Internacional de la Papa (CIP) utiliza parientes silvestres para desarrollar variedades resistentes a enfermedades como el tizón tardío y la marchitez bacteriana. La papa de Levy complementa estos esfuerzos al abordar la salinidad y el calor, problemas críticos en regiones áridas.
En el Parque de la Papa en Perú, los quechuas cultivan 1,300 variedades, incluyendo la Machu Papa, una papa silvestre resistente a sequías y heladas. Estas variedades, combinadas con conocimientos indígenas, han inspirado investigaciones globales. La papa de Levy utiliza cruces similares con especies silvestres, adaptadas a entornos extremos, para garantizar su viabilidad en desiertos. Este enfoque preserva la biodiversidad y apoya la seguridad alimentaria.
La investigación de Levy también se inspira en los sistemas tradicionales de riego, como los utilizados por los indios nativos americanos en el Desierto de Sonora, que aprovechan inundaciones estacionales. En Israel, la combinación de estas técnicas con tecnologías modernas, como el riego por goteo, maximiza la eficiencia. La papa resistente no solo beneficia a los agricultores locales, sino que también posiciona a Israel como líder en soluciones agrícolas sostenibles para el mundo.