En uno de los «oasis» verdes de Zaragoza confluyen sin tocarse las aguas de Yesa y del Canal Imperial, hay chopos y olmos en su entorno, aires chill out y se come arroz. Ese lugar tiene nombre propio, Terraza El Lago, que lejos de las miradas del día a día, ha logrado hacerse un hueco en el panorama gastronómico de la ciudad.
Una fama ganada a pulso que ha sabido aprovechado el viento de cola que da un pequeño paraje natural «privilegiado», el lago de Casablanca, que, aunque lejos de la popularidad de otros enclaves, es una pequeña joya natural para los vecinos del lugar. «Por el entorno ya merece la pena la visita, y si luego ya te dan un poquito bien de comer y te ponen una sonrisa…», bromea Amador Valiente, propietario del restaurante y que hace escasas dos semanas celebró los 11 años que lleva al frente del negocio.
Una década larga en la que sabido darle un giro a su propuesta para echar raíces sólidas. «Al principio nos enfocábamos más en el tema de copas; ahora estamos especializados en arroces y empezamos a hacernos un nombre», explica Valiente. Un viraje que, aunque en realidad es de matiz porque ese mercado nunca lo han abandonado del todo, responde a una evolución normal hacia lo que ha ido demandando la gente.
Un espejo del restaurante La Terraza el lago / Carla Greenwood
«Poco a poco fueron viniendo más personas a comer y vimos cómo el tema de las copas se trabajaba menos. Una razón puede ser que como estamos un poco apartados muchos venían en coche. No es un sitio que tengas al lado para seguir tomando copas», contextualiza el hostelero.
Una distancia de las áreas más concurridas y masificadas de Zaragoza, que podría nutrirle de un flujo regular de clientela, que, en cambio, opina que no solo no juega en contra de sus intereses, sino que es una virtud que llevar por bandera: «Ofrecemos lo que busca un poco la gente, un poco de tranquilidad, el apartarte de la ciudad, no oír ruidos, estar en un entorno natural, ver el agua… Sí, yo creo que es un punto a favor».
Más de 100 raciones de arroz
En la carta de la Terraza El Lago no faltan las propuestas de picoteo ideales para compartir. Desde unas clásicas, valor seguro, croquetas de jamón, hasta bocados que no faltarían en ningún chiringuito de playa como mejillones -con sus diferentes aderezos-, chipirones, calamares o gambas rojas a la plancha. Tampoco unas espectaculares carnes y pescados que alegran al ojo -y estómago- más exigente. Pero si por encima de todos hay un rey, ese es el arroz, ya sea para comer o para llevar. «Diría que el 90% de la gente que viene a comer, pide arroz».
«Vendemos unas 100-120 raciones cada fin de semana», asegura Valiente. Un valor seguro por el que no pasa el tiempo y que, asegura, siempre ha marinado bien con los días de ocio con la familia. «Es un plato que siempre ha gustado mucho», sintetiza.
Tampoco hay dudas en cuál, de la algo más de media docena de propuestas que ofrecen, se lleva la palma: el arroz del señorito. Y remata: «Es, de largo, el que más nos piden. Es muy fácil de comer porque el marisco ya está pelado y es muy fácil de comer porque no te manchas las manos».
Con un ojo siempre puesto en el cielo, Valiente confía en que el verano sea productivo, sin perder el optimismo hacia lo que venga. «Haga aire, frío o calor, estamos preparados. Hemos sobrevivido a las tormentas sin ningún tipo de daño, pero sin duda es mucho más agradable cuando hace buen tiempo». Un deseo que remata con un leitmotiv: «Lo que nos hace seguir adelante es sacarle una sonrisa al cliente y que se vaya a casa diciendo que ha comido muy bien. A veces es muy duro, pero bonito a la vez».