tarot, chantajes, móviles y sexo en prisión

La nueva trama que envuelve a la asesina de Gabriel Cruz ha sido desvelada por un error de su pareja. Las confesiones que ésta hizo ‘en confianza’ a su tarotista en octubre de 2023 han expuesto una cadena de chantajes entre Ana Julia y un funcionario de la prisión.

En la llamada, la novia de Quezada confesaba que su relación iba mal y que temía por la actitud de la presa. También le contaba que la presa tenía un teléfono móvil oculto en la cárcel, que estaba custodiado por un funcionario con el que la reclusa mantenía relaciones sexuales, una de ellas grabada en vídeo.

«Cuando no le doy dinero o no cedo a lo que quiere, me castiga, me ignora o amenaza»

La pareja también habría hablado de un documental en el que Quezada participaría a cambio de 20.000 euros adelantados por una productora. Según su novia, Patricia Ramírez logró frenar el proyecto tras denunciar públicamente su existencia. Pero el plan de Quezada iba más allá: casarse con su pareja para conseguir un traslado a una prisión catalana, cercana al País Vasco. Una interna de Brieva declaró que Quezada estaba obsesionada con ser trasladada allí por su amistad con una expresa de ETA, creyendo que eso aumentaría sus posibilidades de salir en libertad algún día.

Todo esto apunta a una estrategia de manipulación planificada al detalle por parte de Quezada, que incluye afecto condicionado, chantajes emocionales y el uso de tecnología para ejercer control desde prisión: «Cuando Ana necesita algo se porta muy bien, muy dulce. Pero cuando no le doy dinero o no cedo a lo que quiere, me castiga, me ignora o amenaza con dejarme».

Mientras tanto, el uso de móviles en las cárceles españolas sigue siendo un problema en aumento. En 2024, se incautaron casi 3.000 dispositivos. Aunque prohibidos, estos aparatos se introducen por cavidades corporales, mensajería camuflada, lanzamientos desde fuera de la cárcel, drones y, en ocasiones, con la implicación del propio personal penitenciario. Pese a los inhibidores de señal, muchos logran operar sin ser detectados. Los móviles permiten desde grabaciones dentro del centro hasta la dirección de delitos en el exterior. El mercado negro dentro de prisión multiplica su valor y los convierte en objetos de poder. Las consecuencias para el orden interno son graves: comunicaciones con bandas, amenazas, chantajes y una pérdida del control institucional.

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