El mercado inmobiliario ha encontrado un nuevo nicho en la figura del ‘flex living’, anglicismo que hace referencia a los alojamientos para estancias de semanas o meses, normalmente sin llegar al año. Este modelo se ofrece para aquellos que se mudan a ciudades grandes y buscan condiciones «más flexibles» en los contratos, los plazos o la duración de sus alquileres. En la práctica también atrae a personas con pulmón económico pero sin otra alternativa habitacional.
Según el informe ‘Estado y tendencias del ‘flex living’, elaborado por la firma de consultoría inmobiliaria Atlas Real Estate y publicado a mediados del año pasado, en València habría actualmente 1.060 camas de ‘flex living’ que se duplicarán con 1.673 más. En total se sumarán doce inmuebles a los 21 existentes en la capital del Turia, ofreciendo casi 3.000 plazas a falta de un dato más actualizado –el movimiento es constante y la consultora Savills indica que el ‘flex living’ lidera la inversión residencial en España–.
Ante tal tendencia, que se prevé alcista en los próximos años, el Ayuntamiento de València ya ha movido ficha y trabaja en una actualización del Plan General para incorporar figuras como el ‘flex living’, recogida en el documento como «la modalidad de alquiler no vinculado a usos turísticos que se da en edificios de vivienda o alojamiento en régimen de cohousing o coliving». La modificación del PGOU precisa que si incluye la prestación comunitaria de los servicios de mantenimiento y hostelería se considera un uso terciario.
Según cuentan diferentes operadores del sector, tanto el ‘flex living’ como el ‘coliving’ funcionan indistintamente como alquileres flexibles con rotación mayoritaria de estudiantes, jóvenes nacionales que se mudan a ciudades más grande y nómadas digitales de otros países, pero se ha convenido en utilizar el primer concepto para referirse a los grandes edificios de más de 150 camas en los barrios periféricos y el segundo para hablar de los bloques pequeños reconvertidos al alquiler de media estancia en el centro de las ciudades. En estos últimos prima la «experiencia de comunidad» y las operadoras llevan a sus clientes a karaokes, catas de vinos o torneos de pádel. El ‘flex living’ sería más una residencia de estudiantes para adultos.
Entre las empresas que ya operan en la tercera ciudad de España están Urban Campus con 41 estudios en la calle Guillem d’Anglesola o Nido Living con 253 camas en la Malva-rosa tras una inversión de 23 millones. Entre los proyectos que están por ver la luz aparecen el edificio Kora Luna de Kategora con 428 apartamentos en el Cabanyal, o el proyecto vendido por Atitlán al fondo estadounidense Hines con una previsión de 600 camas en terrenos del PAI de Fausto Elio. El alquiler medio para un ‘flex living’ en la ciudad a mediados de 2024 era de 1799 euros mensuales.
Figuración del Kora Luna promovido por Kategora / Kategora
El general manager de de Nido Malvarrosa (proyecto de Nido Living en València), Cesar Moreno, explica a Levante-EMV que los contratos de media estancia en ‘flex living’ incluyen servicios adicionales como limpieza, suministros, acceso a internet de alta velocidad y el uso de áreas comunes sin costo adicional; y «eliminan preocupaciones asociadas al alquiler tradicional como negociar con los arrendadores, gestionar facturas de servicios o amueblar la propiedad». Las habitaciones individuales están disponibles desde 797 euros al mes y las dobles desde 1062 euros al mes. Entre las zonas comunes se incluye un gimnasio, salones y áreas de coworking.
Sobre las razones de la compañía británica para apostar por València, el general manager señala que València recibe anualmente alrededor de 27.000 alumnos de otras provincias españolas y cinco mil del programa Erasmus, pero según un informe de JLL, la oferta de plazas en las residencias de estudiantes de Valencia es de una por cada 28 alumnos, lo que supone la mitad respecto a la media española. «Esto contrasta con la popularidad de la ciudad a nivel nacional e internacional. Este movimiento de estudiantes implica una necesidad de alojamiento, y aquí es donde Nido Living quiere consolidarse como una solución clave».

La promoción de Nido Living en la Malva-rosa / G.M.
Los fondos prefieren invertir en València
The Residential Hub es otro de los operadores que prevé desembarcar en València a principios de 2026 con un edificio de 36 apartamentos situado en la avenida Cardenal Benlloch. Su jefe de operaciones, Omar Pinto, explica que la capital del Turia tiene potencial para convertirse en la segunda ciudad con mayor número de camas en ‘flex living’. «Los fondos se están yendo de Barcelona por las restricciones que les han puesto, principalmente por la obligatoriedad de dedicar el 30% de los edificios de nueva planta a construir pisos de protección oficial», señala. «Muchos de esos fondos se van a València».
Según detalla, el negocio del ‘flex living’ funciona con tres agentes de manera similar al hotelero. El inversor adquiere un edificio o un terreno para levantar el proyecto de nueva planta. El promotor adecua ese edificio a las indicaciones del proyecto. Y el operador, tras ser invitado por el inversor en un procedimiento negociado, explota la residencia pactando un porcentaje del beneficio general. Luego hay otras compañías como la vasca Kategora Real Estate que para su promoción del Cabanyal ofrece inversiones desde 130.000 euros con un 7% de rentabilidad.

Obras en el edificio de Cardenal Benlloch / Levante-EMV
Desde la firma The Residential Hub –con socios valencianos que comenzaron abriendo seis residencias en Madrid– explican que la previsión es acabar el año con cuatro proyectos en València, aprovechando el ecosistema emprendedor creado en la Marina y expandiendo de este modo un modelo de negocio no exento de críticas. Algunas voces han alertado sobre el peligro de seguir ocupando suelo con propuestas alejadas de la vivienda tradicional y accesible a todos los bolsillos, sin embargo, en la compañía responden que el ‘flex living’ únicamente viene a renovar un mercado inmobiliario anquilosado. «Nosotros ni mejoramos ni agravamos la crisis de la vivienda. Lo que tienen que hacer los políticos es permitir la construcción de casas para cubrir la demanda».
«Una residencia flexible para recién divorciados»
Aunque en The Residential Hub apuestan por inquilinos de 25 a 35 años para evitar un gran arraigo en sus viviendas, el jefe de operaciones de la compañía que otros operadores de flex living alquilan sus apartamentos de media estancia a personas que acaban de dejarlo con sus parejas. «Son como una residencia flexible para recién divorciados. Gente que en un primer momento no tiene adónde ir y encuentra aquí una estancia flexible con todo amueblado», explica Omar Pinto. «También se facilita el alojamiento a personas más adultas que quieren reformarse su casa y necesitan unos meses en una residencia. Nosotros no lo hacemos, pero se está explitando más ese perfil de persona que tiene un impacto en su vida y necesita una solución transitoria para poner las cosas en orden», continúa el COO de The Residencial Hub. Fuera de esto, como se ha dicho, el perfil mayoritario sería el de gente joven que se traslada a trabajar a otra ciudad, extranjeros que vienen a trabajar a España, nómdas digitales, y empresarios que se trasladan a las principales ciudades y buscan espacios sociales que les permitan dedicar tie po a sus negocios. El ingreso medio de los clientes de la citada compañía es de 32.000 euros anuales y la estancia media de 11 meses.