Fue divertido, no me importaría vivir otro apagón

Tanto hablar de la adicción de los menores a la tecnología y ha tenido que venir un apagón descomunal para desterrar su presunta nomofobia, término que no está recogido en la RAE pero sí en Fundéu para nombrar la angustia que provoca estar incomunicado sin móvil. La corriente eléctrica, las pantallas y el wifi desaparecieron el lunes 28 de abril y, lejos de lo que muchos adultos agoreros esperaban, niños, niñas y adolescentes salieron indemnes. Ni más irritables ni más desobedientes ni más apagados a pesar de no tener su principal objeto de deseo: su móvil.

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