Aunque este sábado la Plaza de San Pedro se llenó de solemnidad, autoridades de todo el mundo y un protocolo riguroso que parecía sacado de otra época, hay un detalle que ha dejado claro que el papa Francisco no era precisamente amante de las formalidades. Incluso su propio funeral parece haber chocado con la sencillez que tanto predicó en vida.
Durante la retransmisión del evento en TVE, la periodista Marta Carazo compartió una anécdota que pintó de cuerpo entero al pontífice argentino. Según relató, Sagrario Ruiz de Apodaca —corresponsal de Radio Nacional en Roma durante seis años— acudió en una ocasión a una audiencia papal vestida con un llamativo vestido de flores, rompiendo la tradición de ir de negro y con mantilla.
La reacción de Francisco fue tan espontánea como entrañable: “¡Qué alegría, menos mal! Aquí vienen todas vestidas de negro y con esa cosa en la cabeza”, exclamó con humor, refiriéndose a la clásica mantilla blanca o negra que suelen llevar las mujeres al encontrarse con el Santo Padre.
La anécdota, contada en directo por Carazo, sirvió para recordar el espíritu rebelde y poco amigo del boato que caracterizaba al papa. «Nuestra compañera nos ha contado muchas historias, y nos decía que esto (refiriéndose al protocolo del funeral) no le habría hecho ninguna gracia», comentó la presentadora del Telediario.
Francisco pidió en vida una despedida sencilla, muy lejos de la pomposidad de sus predecesores. Y aunque las normas vaticanas se impusieron este sábado, su recuerdo más humano, natural y descomplicado sigue brillando más que cualquier vestimenta de etiqueta.
