Pepsi consiguió convertirse repentinamente en la séptima potencia militar del mundo. Tenemos que situarnos a finales de los años 50 durante la Guerra Fría, sucesora de los vestigios de la Segunda Guerra Mundial.
El presidente estadounidense Dwight Eisenhower y el primer ministro ruso Nikita Jrushchov coincidieron en que la mejor estrategia consistía en intentar apostar por una «coexistencia pacífica». Lo que nadie sospechaba es que ese plan incluía el establecimiento de Pepsi en la URSS a cambio de 17 submarinos soviéticos, un crucero, un destructor y una fragata. Las negociaciones se demoraron 13 años, pero en 1972, Brézhnev y Nixon, los nuevos líderes de ambos bandos, consiguieron terminar con éxito el pacto.
La extraña propuesta surgió el 24 de julio de 1959, cuando se celebraba la Exhibición Nacional Americana, organizada por el gobierno estadounidense en Moscú como muestra de la nueva amistad entre las dos naciones. El por aquel entonces expresidente Nixon fue el encargado de viajar hasta la capital, pero fue el ejecutivo de Pepsi Donald Kendal quien vio al mandatario soviético y se acercó rápidamente a ofrecerle un vaso de la bebida gaseosa.
La foto dio la vuelta al mundo, a Jrushchov le había encantado el refresco. La instantánea resultó publicidad gratuita para la compañía en un momento en el que la propaganda capitalista estaba prohibida en Rusia.
Sin embargo, existía otro problema, la URSS tenía unas fuertes restricciones con moneda, por lo que el sistema de cambio entre rublos y dólares era un tema muy delicado. ¿Qué solución encontraron? Muy sencillo, lo que se ha hecho desde los albores de la civilización, utilizar el trueque.
Pactaron que Pepsi montaría más de una decena de fábricas en Rusia y obtendría los derechos de comercialización del aclamado vodka Stolichnaya en EEUU. Acordaron un pacto de intercambio igualitario, un litro de Pepsi por cada litro de vodka.
La bebida gaseosa fue todo un éxito en Rusia. Miles de soviéticos visitaban la ciudad en donde se construyó la primera planta de Pepsi, Novosibirsk, para probarla.
Llegados los años 80, la producción del vodka cayó debido a la crisis económica de la URSS, impidiendo que el acuerdo pudiese cumplirse, encima el pacto expiraba en 1989, pero los rusos seguían valorando el elixir carbonatado, así que se les ocurrió ofrecer a Pepsi 17 submarinos por tan solo 150.000 dólares cada uno. La multinacional estadounidense aceptó de buen grado y se convirtió en una potencia militar. Al parecer Kendall dijo en broma al asesor de seguridad nacional: «Estamos desarmando a la Unión Soviética más rápido que ustedes».
Otro dato histórico que da Pepsi en la URSS es que fue el primer anuncio pagado por la televisión soviética, un spot patrocinado por Michael Jackson que dio la bienvenida al capitalismo en Rusia.
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