Cuando en junio de 2023 Telecinco echó el cierre a ‘Sálvame‘ nadie se podía imaginar que dos años después la mayoría del equipo del programa acabaría recalando en TVE. El desembarco se producirá justo después de la Semana Santa, el próximo 23 de abril (aunque un día antes ya habrá un evento especial para darles la bienvenida con desfile de carrozas incluido), cuando la cadena pública inaugurará ‘La familia de la tele‘, un ‘show’ que aunará «entretenimiento y servicio público», según sus responsables, pero que mantendrá parte de la esencia del espacio que ocupó las tardes de Telecinco nada menos que durante 14 años.
Sobre todo porque detrás del programa está la misma productora (la antigua Fábrica de la Tele, rebautizada como La Osa Producciones Audiovisuales) y el grueso de los colaboradores del extinto ‘Sálvame’ y de su heredero directo en TEN, ‘Ni que fuéramos shhh’: María Patiño (que en el nuevo ‘show’ de La 1 ejercerá como presentadora junto a Inés Hernand y Aitor Albizua), Belén Esteban, Lydia Lozano, Kiko Matamoros, Carlota Corredera, Laura Fa, Chelo García-Cortés, Núria Marín… Su fichaje por La 1 ha venido envuelto de polémica al tratarse de una cadena pública. Varios expertos en los medios analizan los pros y los contras de su llegada a TVE.
Vocación de servicio público
Para Matilde Delgado, coordinadora de Comunicació Audiovisual de la Facultat Ciències de la Comunicació de la UAB, «es comprensible que la televisión pública quiera disponer de contenidos populares, aunque sin perder su esencia de servicio público. Y este equilibrio, muy complicado, implica la necesidad de arriesgarse en ocasiones«, como sería este caso. De todas formas prefiere ser prudente y «esperar a ver qué resultado tiene finalmente la reconversión del formato original para poder hacer una valoración justa».
«Hemos de tener en cuenta que el género de un programa no habla de su calidad. El debate no debe situarse sobre si la televisión pública tiene que programar formatos populares, sino sobre el tono y la calidad de estos programas entendiendo que se trata de infoentretenimiento«, considera, a la vez que valora que ‘La familia de la tele’ cuente con expertos para algunos temas como salud y ciencia.
Presentación del programa ‘La familia de la tele’ / RTVE
Joan M. Corbella, profesor del departamento de Comunicación de la UPF, revela su «estupefacción» al descubrir que el programa saltaba a RTVE. «Parecía imposible que un contenido que se ha calificado como telebasura tenga una segunda vida en la televisión pública», valora. «Por un lado, es positivo para satisfacer la obligación de servicio público de llegar a todas las audiencias. Pero, por otro lado, la obligación legal de TVE es hacer televisión de calidad«. El experto se mantiene «a la expectativa de cómo transforman el formato en una propuesta de calidad».
El profesor explica que, en algunos países, los contenidos de las televisiones públicas deben pasar alguna forma de «evaluación de su valor público, que aporten al interés general y que justifiquen el gasto público que se realiza«. En España no existe esta tradición formal, pero «de una manera u otra, una vez avance el tiempo, deberemos poder juzgar si ha cumplido este objetivo de calidad en el entretenimiento de prensa del corazón», sentencia.
Representación de la sociedad
Rocco Steinhäuser, crítico televisivo de ‘Versió RAC 1’, advierte «que nadie se espere que sea lo mismo que hacían en Telecinco o en TEN«. «Ellos saben exactamente dónde están y dónde tienen el límite«. Por eso dice que no entiende tanta polémica. «Se han dedicado toda la vida a esto y saben hacerlo muy bien». «Han contratado a una serie de gente que creen que pueden tener audiencia. Básicamente, la televisión trata de entretener y ellos tendrán un bloque dedicado a ello que creo que van a hacer muy bien», añade.
Igual de optimista es la escritora y periodista Pilar Eyre, que cree que ‘La familia de la tele’ quiere conseguir algo que ya logró ‘Sálvame’ y a lo que aspiran todos los programas, «que es crear casa«: «Que cuando llegues a casa por la tarde automáticamente pongas la tele y te encuentres con tus amigos, que son ellos. Porque ahora la tele está tan fragmentada por la tarde, que no sabes muy bien qué hay«. Y destaca, por ejemplo, el valor que le puede aportar Belén Esteban, «alguien que conecta con la gente y que es puro espectáculo».
Coincide con ella la cómica Carolina Iglesias, cocreadora del exitoso pódcast ‘Estirando el chicle’, que destaca que en la tele pública «tiene que haber representación de todo». «Tengo ganas de ver qué hacen, si tienen la misma libertad», asegura.
Límites políticos
Lorena Vázquez, integrante de las Mamarazzis de EL PERIÓDICO, recuerda que la televisión pública también tiene que cumplir con «la función del entretenimiento» y critica que siempre «se fiscalice y someta a debate la llegada de programas de la prensa del corazón a las televisiones y las plataformas». La periodista recuerda que, muchas veces, la prensa rosa ha abierto debates sociales, como pasó con la gestación subrogada de Ana Obregón, y ha analizado «problemas estructurales como el machismo».
Eso sí, el programa en RTVE no tendrá «la libertad que tenía en Telecinco para hablar de algunos temas», considera Vázquez. «En Mediaset estuvieron muy penalizados porque se significaron mucho políticamente. En este sentido, evitarán caer en los mismos errores», sostiene. Por su parte, Laura Fa apunta que, en los últimos años, «la televisión pública ha demostrado que se adapta a nuevos formatos y nuevas formas de hacer tele, como ha pasado con ‘La Revuelta’, y que también es moderna».

El equipo de ‘La familia de la tele’ durante la presentación del programa / SERGIO PEREZ / EFE
También celebra la llegada de ‘La familia de la tele’ a TVE Nacho Gay, director del portal ‘Vanitatis’: «Es una buenísima noticia, tanto a nivel general, para la televisión, como a nivel particular para el mundo del corazón». Eso sí, considera que el encaje del programa en la dinámica de la televisión pública va a resultar complicado: «Este contenido se va a politizar, como suele pasar con todo en este país, y va a llegar alguna que otra vez al Congreso, no tengo duda».
Algunas voces críticas
Más crítico es Francisco R. Pastoriza, doctor en Ciencias de la Información y exprofesor en la Universidad Complutense de Madrid, que fue adjunto de la jefatura del área de cultura de los servicios informativos de TVE. «Una cadena pública debe dedicar más tiempo a la formación y a la información que al entretenimiento y éste debe ser siempre creativo y fomentar aspectos culturales», señala.
También se muestra reticente Sergi Mas, crítico de televisión de EL PERIÓDICO. «Los nombres son seductores para mucha gente, pero para mí es una fórmula agotadísima. Nos han vendido que no será el nuevo ‘Sálvame’, pero, ¿qué van a hacer si no saben hacer otra cosa?», cuestiona el comunicador.
A nivel reputacional, Mas considera que el programa «no va a sumar a TVE». «Por edad y por experiencia son personajes televisivos difíciles de domar. Tú dile a Belén Esteban que grite un poco menos…», señala el colaborador de este diario, que se pregunta si «tiene mucho sentido llevar a estos grandes personajes a TVE si no los vas a poder explotar y los tienes coartados«.
Sue Aran-Ramspott, directora en Comunicación Audiovisual de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna (URL), entiende «en un contexto de democracia de mercado la apuesta de La 1 por un magacín que cubra la difícil franja de las tardes con fichajes jóvenes y con la remodelación de algunos personajes del ‘Sálvame'». «Habrá que demostrar que, como televisión pública, hay contención económica y moderación en las intervenciones (recordemos que están en una franja horaria de protección reforzada para el público infantil)», apunta.
Sin embargo, subraya que «el auténtico reto está en no confundir el debate y los contenidos de entretenimiento con una subasta de la intimidad (de extimidades, según el concepto de Paula Sibila), en una cacofonía de opiniones histriónicas que simulen la opinión pública. Bastante caricatura tenemos en la escena política internacional para renunciar a un capital cultural digno, sin ser necesariamente elitista».