Solo en Instragram, la búsqueda del término «proteínas» genera 1,1 millones de resultados. En TikTok, la red social reina entre los jóvenes, los vídeos relacionados con esta materia superan, en algunos casos, el medio millón de reproducciones. Las publicaciones basculan entre los consejos y la publicidad de artículos proteicos; las más usuales, las proteínas en polvo. Las cifras en redes sociales son solo un reflejo del auge de una moda, la de los suplementos nutricionales relacionados con el deporte con una tendencia ascendente año tras años.
La han detectado los profesionales y la recogen, también, varios estudios. Uno de ellos es el del Observatorio de Tendencias de Cofares, el cual muestra un aumento del 175 % del consumo de suplementos de proteínas a lo largo del año 2024; en un solo año, se triplican sus ventas. En su conjunto, los productos de nutrición deportiva suben de forma más moderada, solo un 14 %. Además de los suplementos, destaca la crecida en productos de precompetición (61 %) y de recuperación (17 %).
La moda se traslada también a las estanterías de las cadenas de supermercados -yogures, batidos, leche, postres… todos ellos con un suplemento adicional de este nutriente anunciado en los envases-, en los espacios de asistencia nutricional de las farmacias -cada vez más frecuentes- y en la cantidad de portales en línea especializados; Internet se ha convertido en uno de sus principales canales de venta.
«Más proteínas no es mejor»
Ante esta moda y su difusión por las redes sociales, salta la pregunta clave: ¿su consumo es perjudicial para la salud? «Directamente, consumir un exceso de proteínas no es perjudicial, pero depende siempre del contexto», explica el vocal de Nutrición Deportiva del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (Codinucova), Felipe Baier. Por el momento, la ciencia no tiene «una evidencia» del perjuicio en personas sanas, pero puede generar problemas para personas con problemas renales o hepáticos porque «su exceso puede provocar una saturación en los filtros«, según explica el farmacéutico-nutricionista en la Comisión de Alimentación del Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (Micof), Juan Villuendas. Por eso, los dos expertos recomiendan «consultar siempre a un especialista» para tener «mayor educación alimentaria».
Felipe Baier, vocal de Nutrición Deportiva del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (Codinucova) / ED
Otro de los riesgos por el abuso de proteínas es un desequilibrio en la alimentación porque estas ya están presentes en muchos alimentos, como la carne. «Muchos se exceden en comerla porque tiene muchas proteínas», explica Baier, pero también se puede optar por otros productos «más saludables», de origen vegetal, como las verduras o las legumbres con un «aporte muy notable» y más beneficios que la ingesta cárnica porque tienen, según Baier, «más fibra, más vitaminas, más minerales» y, por tanto, generan «menos problemas de salud».
Acelerar el crecimiento muscular
Pero, ¿qué mueve a los aficionados al deporte a inflarse a proteínas? Estas se debe «entender como una cadena, hecha de eslabones -, explica Baier- que aportan aminoácidos al cuerpo». Con su consumo, se «renuevan los tejidos, la piel y los órganos y, a nivel muscular, son «un estímulo directo», cuyo efecto principal es acelerar el crecimiento. «Si entreno y todo una cantidad suficiente de proteínas, mi musculatura estará más fuerte, más sana y puede incluso crecer más rápido», añade el dietista-nutricionista.
Por eso, los suplementos proteicos se recomiendan para los deportistas de «alto rendimiento» cuando no tienen tiempo para ingerir una correcta alimentación. Según Villuendas, esta consistiría en cinco o seis comidas diarias, con su correspondiente aporte de proteínas. «Lo aconsejable es tomar dos gramos por kilo al día distribuidos en cinco tomas«, recomienda el farmacéutico. En caso de no poder ingerirlas de forma natural, es cuando los especialistas recetan el consumo de suplementos nutricionales. Sin embargo, Baier insiste en recalcar que «tomando la adecuada alimentación y haciendo deporte, se pueden conseguir los mismos resultados que tomando el suplemento proteico».

La trabajadora de una farmacia busca un medicamento en un armario. / EP
¿Hay algún paciente tipo? Villuendas lo tiene claro: un joven de 17 años, que va con asiduidad al gimnasio y acude con su padre a la farmacia para informarse sobre los suplementos; generalmente, porque el progenitor no quiere que los consuma. El chaval lo conoce por el boca a boca y, casi siempre, por el contenido consumido en las redes sociales. Ambos especialistas señalan la falta profesionalidad de la mayoría de perfiles en Instagram y TikTok, donde «no piden un currículo», recuerda Villuendas. Por su parte, Baier aconseja «asegurarse de la profesionalidad del generador de contenidos, comprobando de que sea un dietista-nutricionista». En caso de no ser posible la comprobación, un consejo clave: «El mensaje más llamativo es aquel que promete respuestas rápidas y milagrosas, lo antes posible». Y añade otro aspecto esencial: «Normalmente, va asociado a una venta y suele ser caro. Hay que tener cuidado«.
Es una muestra del ‘boom’ de las proteínas que gana peso en la sociedad valenciana, como pasó anteriormente con los «productos light», recuerda Baier. ¿Pasará también esta tendencia? Los especialistas creen que «no, que no es una moda pasajera» porque, como señala Villuendas, la «población está cada vez más envejecida» y, además, por ser su «uso estrictamente deportivo». El farmacéutico recuerda que la población sufre, además, una desnutrición progresiva con el paso de los años porque se «suelen ingerir menos proteínas naturales a medida que avanza la edad».