El arte de la ignorancia

José María Aznar, Mario Vargas Llosa y Mariano Rajoy con José Manuel García-Margallo y los expresidentes de Colombia y Chile, Andrés Pastrana y Sebastián Piñera, en un acto en Madrid en 2016. / EFE

La anécdota es apócrifa, pero en el contexto político de la España de finales de los años 90 del siglo pasado resultó totalmente verosímil. Esperanza Aguirre venía de confesar en un programa de radio que no sabía quién era Santiago Segura, en ese momento con mucha presencia en los medios por su papel en El día de la bestia, de Álex de la Iglesia (catorce nominaciones, seis Premios Goya en 1996). «Fue como si hubiera dicho que no sabía quién era Cervantes», recordó la expresidenta madrileña en su biografía. Luego nació la leyenda de Esperanza Aguirre y Saramago. Era época de mitos y falsas leyendas, como la de Ricky Martin y la mermelada, que hoy no toca. Pregunten a un boomer. Siendo ministra de Cultura con José María Aznar, cuentan que un periodista le preguntó a Aguirre por el Nobel de Literatura de José Saramago en 1998. «No conozco a Sara Mago», dicen que dijo. Sara de nombre, Mago su apellido. Sin serlo, aquello corrió como cierto porque en aquella España que llevaba siglos de cainismo entraba dentro de lo posible. Y no ha cambiado mucho.

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