Un total de 10 horas de espera, autobuses y trasbordos. Esta es la odisea que ha tenido que sufrir un grupo de jubilados de diferentes municipios de la provincia de Castellón en uno de los viajes que se organizan a través del Imserso. Y es que, desde que el vuelo procedente de Fuerteventura aterrizó a las dos de la madrugada en el aeropuerto de El Prat de Barcelona empezó la pesadilla, aunque lo cierto es que los afectados pudieron dormir bien poco.
El viaje de retorno a Castellón en autobús concluyó 10 horas después de llegar el vuelo a Barcelona procedente de Fuerteventura. / Toni Pitarch
Tal y como advertía la vila-realense Glòria Castellote en la página de Facebook de Viajeros del Imserso: «Las cuatro de la mañana, llevamos dos horas en el aeropuerto de Barcelona y Turismo Social no nos ha venido a recoger para llevarnos a Castellón. Los Mossos d’Esquadra han tomado nota de nuestros datos personales y nos han ubicado en una sala del aeropuerto para pasar la noche, sentaditos en sillas ¡Alucinante!».
Final de experiencia accidentado
De esta forma, lo que hubiera tenido que ser un final de un viaje en buena compañía para visitar y conocer los rincones de esta isla de origen volcánico de las Canarias, con salidas incluso a Lanzarote, donde tuvieron ocasión de visitar espacios tan espectaculares como el parque nacional del Timanfaya, se convirtió en punto y final de la experiencia un tanto accidentada, que empezó a contar con una solución a las puertas de la 8.00 horas cuando un autobús les recogió de El Prat para llevarles a… Tarragona.
Nueva parada, esta vez en las proximidades de la cantera romana de El Mèdol, pero no para hacer un recorrido turístico por este entorno histórico, sino para hacer un nuevo trasbordo que les llevaría de vuelta, ya definitivamente, a la capital de la Plana, donde llegaron en torno a las 12.30 horas.

Una de las afectadas descansa, lo que puede, con la cabeza apoyada en una de las mesas de la sala donde les llevaron hasta la llegada del bus. / Toni Pitarch
En esta peculiar excursión del Imserso, con sorpresa final incluida, participaba medio centenar de vecinos de diferentes municipios de las comarcas de Castellón, mayoritariamente de la capital y de Vila-real, pero también de otras localidades como Borriol, Onda, Benicarló, Vinaròs, la Vall d’Uixó o Betxí. En definitiva, un último tramo del viaje que califican que «barbaridad» y para el que exigen «responsabilidades».