El M-55 Geofizika: El ojo espía estratosférico de Rusia

El M-55 Geofizika surgió como respuesta soviética a los globos espía de EE. UU. y evolucionó en un avión clave para la investigación atmosférica.

El origen del M-55 Geofizika fue una medida antiespionaje

Durante los años 60, la Unión Soviética enfrentó una amenaza creciente de globos de reconocimiento estadounidenses que volaban sobre su territorio a altitudes muy elevadas. En respuesta, Vladimir Myasishchev propuso un avión capaz de interceptarlos en la estratósfera. Esta idea inicial dio paso a una evolución tecnológica orientada al reconocimiento aéreo.

El proyecto arrancó con el Subject 34, que más tarde derivó en el M-17 Stratosphera, avión que voló por primera vez el 26 de mayo de 1982. Con un diseño de fuselaje central y doble viga de cola, el M-17 alcanzó alturas superiores a 20 kilómetros. Logró establecer 12 récords de la Federación Aeronáutica Internacional, cinco de los cuales permanecen vigentes, como el de 21,830 metros de altitud en 1990.

A partir de ese modelo, la oficina Myasishchev desarrolló el M-55 Geofizika, que tuvo su primer vuelo el 16 de agosto de 1988. Se incorporaron dos motores Soloviev D-30-10V, mejorando la fiabilidad y capacidad de carga, con un máximo de 2,000 kilogramos para instrumentos científicos. Su estructura se mantuvo similar, aunque con dimensiones ajustadas, y capacidad para operar a 21,500 metros durante más de seis horas.

Con una velocidad de crucero de 750 km/h y un área de cobertura de hasta 100,000 kilómetros cuadrados en una hora, el M-55 se presentó como una alternativa comparable al Lockheed U-2 estadounidense para tareas de reconocimiento de largo alcance.

Transición de misión militar a uso en ciencia atmosférica

Inicialmente diseñado para misiones de reconocimiento estratégico en la Guerra Fría, el M-55 debía monitorear lanzamientos de misiles y movimientos occidentales. Sin embargo, tras la disolución de la URSS en 1991, el programa viró hacia usos civiles y científicos.

A partir de 1996, el avión comenzó a desempeñar un rol central en la investigación de la estratósfera. Equipado con sensores de radar, cámaras ópticas y analizadores químicos, el M-55 participó en programas internacionales de estudio atmosférico, operando junto a otras aeronaves de investigación europeas.

Entre sus contribuciones más relevantes destaca su papel en el Experimento Polar Aerotransportado (APE) durante 1996-1997, desde Finlandia, donde se analizaron las nubes estratosféricas polares. Posteriormente, formó parte del APE-GAIA sobre la Antártida en 1999, y en 2005 realizó estudios sobre la atmósfera tropical australiana.

Datos técnicos clave del M-55 Geofizika y su rendimiento

  • Altitud máxima de operación: 21,500 metros
  • Envergadura de alas: 37.46 metros
  • Capacidad de carga útil: 2,000 kilogramos
  • Autonomía de vuelo: más de 6 horas
  • Velocidad de crucero: 750 km/h
  • Volumen interno de carga: 11 m³, con 1.2 m³ adicionales externos
  • Número de unidades construidas: 5
  • Fecha del primer vuelo del M-55: 16 de agosto de 1988

El M-55 como instrumento clave para la investigación climática

Los instrumentos del M-55 permitieron mediciones directas y remotas de parámetros atmosféricos, facilitando estudios sobre aerosoles, vapor de agua y nubes de gran altitud. Su diseño le permitió operar en zonas donde los aviones comerciales no alcanzan.

Rusia reactiva el M-55 Geofizika de gran altura

En 2011, el avión participó en proyectos sobre el cambio climático en regiones árticas. Su estructura, construida con aleaciones de aluminio, un fuselaje semi-monocasco y alas de alta elongación, le otorgó un rendimiento óptimo en condiciones extremas.

El tren de aterrizaje, con configuración adaptada para pistas no especializadas, y los motores Soloviev, proporcionaron eficiencia y capacidad de operación en aire enrarecido. Aunque no posee armamento en su configuración final, el diseño inicial preveía cañones GSh-23 y misiles aire-aire.

Su volumen de carga y la precisión de sus sensores hicieron del M-55 un recurso insustituible para la comunidad científica internacional, que lo empleó en estudios relevantes para la comprensión del sistema climático global.

Reducción operativa y posible retorno a misiones militares

A pesar de sus capacidades, la flota de M-55 fue limitada a solo cinco unidades construidas en Smolensk. Dos de ellas se perdieron en accidentes: uno en 1995, con la muerte del piloto Eduard Chelcov, y otro en 1998, del cual Vladimir Chkalov logró eyectarse con vida.

Para el año 2023, únicamente el ejemplar RA-55204 permanecía activo, aunque sin uso reportado desde 2017 por falta de contratos científicos. No obstante, nuevos informes indicaron que el avión fue reactivado desde Ramenskoe, cerca de Moscú.

Se observó al M-55 portando un contenedor UKR-RT, habitual en el caza Su-34, lo que sugiere un retorno a actividades militares. Este contenedor se identificó por primera vez durante ejercicios en 2021.

Analistas especulan que el M-55 podría estar retomando funciones de vigilancia estratégica o sirviendo como plataforma de prueba para equipos de inteligencia electrónica. Sin embargo, las autoridades no han confirmado oficialmente estas actividades.

Un legado técnico que aún despierta interés operativo

Con su estructura única, el M-55 demostró ser una plataforma versátil para operaciones en altitudes extremas. Su paso de proyecto militar a instrumento de ciencia climática lo convirtió en una aeronave singular dentro de la aviación moderna.

Durante décadas, colaboró en programas europeos e internacionales, recopilando datos clave sobre la atmósfera terrestre en entornos remotos como el Ártico y la Antártida. Pese a su producción limitada, sus contribuciones científicas fueron significativas.

El M-55, sin armamento operativo y con un diseño optimizado para recolección de datos, mostró que una aeronave de su tipo podía ofrecer valor más allá del ámbito militar. Sus características lo mantuvieron relevante incluso en escenarios actuales.

La posible reactivación para misiones de reconocimiento sugiere que el M-55 aún puede desempeñar roles estratégicos. Su legado continúa como un ejemplo destacado de ingeniería aeronáutica soviética aplicada tanto a la defensa como a la ciencia.

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