China no llenará el vacío de Estados Unidos en la guerra arancelaria con Europa

Fue una misión diplomática catastrófica. El enviado británico, George Macartney, acudió a Pekín con los últimos inventos tecnológicos de la época para proponerle una relación comercial a ese vasto país con delicadas sedas y porcelanas. El emperador Qianlong respondió que ya contaban con todos los bienes necesarios y en «prolífica abundancia» así que no le veía la gracia a cambiarlos por los que le ofrecían «los bárbaros». 

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