Nico Williams recupera su lugar en el mural de Barakaldo
Desde el día en que Kylian Mbappé renunció a fichar por el Real Madrid y renovó con el PSG, no se había visto un giro de guion tan espectacular en un fichaje como el de la frustrada contratación de Nico Williams por el Barça y su renovación con el Athletic de Bilbao. Que el Barça iba a pagar la cláusula del menor de los Williams lo daba por seguro todo el mundo, incluidos los seguidores rojiblancos, que habían montado en cólera contra el jugador y el club azulgrana. Y, sin embargo, no ha sido así. Un cambio de trama tan espectacular deja algunas reflexiones a tener en cuenta.
La principal, por si hiciera falta recordarlo, es que el negocio del fútbol no tiene entrañas y es el imperio del egoísmo, del interés propio. El culebrón no empezó con la concentración de la selección española por la Nations League, en la que, de repente, Nico se acordó de cómo le gusta jugar con su pandilla de colegas, que resulta que juegan en el Barça, sobre todo Lamine Yamal. Antes, a finales de mayo, la prensa deportiva madrileña dedicó varios días a informar del interés del Real Madrid en fichar al extremo del Athletic: “El Real Madrid valora seriamente el fichaje de Nico Williams”. Da igual que el Madrid cuente con Vinícius y Mbappé en el puesto donde juega Nico; la noticia adquirió tintes de exclusiva y animó el cotarro futbolístico. Y puso de nuevo a Nico en el mercado.
El prólogo
Visto ahora, que se conoce el desenlace, no es aventurado ver aquellas informaciones como el prólogo de la obra que se ha desarrollado estos días. El Athletic supo que su jugador estaba en el mercado; el Barça, también. Unos días después, las fotos de Lamine Yamal y Nico en la selección volvieron a poner de nuevo los dientes largos a los aficionados del Barça. El resto del argumento hasta el desenlace es conocido.
Cuesta no ver un guion cuidadosamente preparado. Nico empezó la temporada 2 de la serie de su (no) fichaje por el Barça con un sueldo menor que el que le pagará el Athletic en su nuevo contrato. Su agente puede fumarse un puro y susurrar: “Me encanta que los planes salgan bien”. No puede negarse la maestría de la jugada; otro asunto es la imagen del jugador en el mundo del fútbol, su relación con su afición y el futuro de los bailes en la selección española. Si, en términos de carrera deportiva, el plan le saldrá bien o no a Nico, el tiempo lo dirá.
La vida y el fútbol son así
El Barça y su entorno, que estos días le decían a la directiva y a los aficionados del Athletic que maduraran, que la vida y el fútbol son así, que no puede negarse a un jugador el derecho a jugar donde quiera, que Nico debía ser libre para elegir lo mejor para su carrera y su futuro, prueban ahora la amargura de su propia medicina. Nico ha elegido jugar en el Athletic y no en el Barça no una vez, sino dos. Es creíble pensar que, en esta segunda ocasión, ha aprovechado el interés azulgrana para mejorar su contrato con su club. Esta historia dice tanto del jugador como de la imagen que la entidad blaugrana ostenta en el mundo del fútbol. Porque sí, Nico hizo un Mbappé, pero no exactamente igual. El francés, como se vio después, siempre dejó la puerta abierta para volar a Madrid. Nico la ha cerrado con estruendo y no parece que le importe mucho.
Con garantías de que iba a ser inscrito, con una operación relámpago —que es como hay que hacer los clausulazos, complejos en términos emocionales para el jugador—, sin dar tiempo a reaccionar ni a tener segundos pensamientos, Nico sería jugador del Barça, cuentan los conocedores de la operación. ¿Por qué no ha sido así? Porque el club azulgrana no puede hacerlo. Su economía no se lo permite. Esta es la segunda enseñanza de esta historia.
La tercera afecta al periodismo. El director de Sport, Joan Vehils, ha pedido disculpas a los lectores en un artículo: “A ellos (el Barça) les han engañado y ellos nos han vuelto a engañar. No hay más”, ha escrito el director. Y añade: «En fin, que el Barça ha tropezado dos veces con la misma piedra y nosotros les hemos vuelto a creer. Mis más sinceras disculpas». Perfecto resumen. Los periodistas no se inventaron que el fichaje estaba cerrado. Publicaron lo que sus fuentes les dijeron. Sin la prensa, el representante de Nico no se estaría fumando un puro. La relación del periodismo deportivo con las fuentes no cabe en un artículo. Lo dicho al principio: en este mundo del fútbol solo priman los intereses personales de cada cual. Y los aficionados, los que pagan de todas las formas posibles el negocio, aún siguen enfadándose, alegrándose y sacralizando conceptos como el escudo, la camiseta y la fidelidad a los jugadores.