El jefe de la OTAN desconcierta a los aliados europeos con su seguidismo de Trump incluso sobre Ucrania y Groenlandia

¿Está yendo demasiado lejos Mark Rutte en su estrategia de adular a Donald Trump para evitar que abandone la OTAN, tal y como le reclama su asesor más cercano y visible, el tecnobillonario Elon Musk? El nuevo secretario general de la Alianza Atlántica ha generado sorpresa, desconcierto y dudas en las capitales de la Unión Europea con sus últimas declaraciones en las que se alinea de forma acrítica o cuanto menos renuncia a contradecir al presidente de Estados Unidos en cuestiones como sus ataques hacia Ucrania o incluso su pretensión de anexionarse Groenlandia.

En Bruselas, las primeras señales de alarma se dispararon tras la encerrona que Trump y su vicepresidente JD Vance le prepararon Volodímir Zelenski en el Despacho Oval. En un cierre de filas cuidadosamente coordinado, la mayoría de líderes europeos saltaron a la palestra de la red social X para arropar al presidente de Ucrania. «Ucrania, España está contigo», escribió por ejemplo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. «Hay un agresor: Rusia. Hay una víctima: Ucrania. Hicimos bien en ayudar a Ucrania y sancionar a Rusia hace tres años y lo seguiremos haciendo», subrayó el francés Emmanuel Macron.

En contraste, el secretario general de la OTAN se puso de inmediato del lado de Trump y afirmó que correspondía a Zelenski tomar la iniciativa para reparar los vínculos con la Casa Blanca tras una reunión que tachó de «desafortunada». En una llamada telefónica, Rutte le dijo al presidente ucraniano que debía «respetar lo que el presidente Trump ha hecho hasta ahora por Ucrania», según relató él mismo a la BBC.

La preocupación en las capitales europeas ha subido muchos grados de intensidad a raíz de la actuación del ex primer ministro holandés durante su visita a Washington la semana pasada. En una comparecencia conjunta en el Despacho Oval, Trump volvió a insistir en su pretensión de anexionarse Groenlandia y dijo que el secretario general de la OTAN «podría ser muy útil» para ello. «Sabes, Mark, lo necesitamos para la seguridad internacional«, apuntó.

«En lo que respecta a Groenlandia, si debe o no unirse a EEUU, yo lo dejaría fuera de esta discusión, porque no quiero arrastrar a la OTAN a eso. Pero cuando se trata del extremo norte del Ártico, tienes toda la razón. Los chinos están utilizando estas rutas y sabemos que los rusos ya se están armando», le contestó Rutte a Trump, medio riéndose, con las cámaras en directo. Una actitud que no ha caído nada bien en Dinamarca.

«No nos gusta que el secretario general de la OTAN bromee así con Trump sobre Groenlandia. Significaría una guerra entre dos países de la OTAN. Groenlandia acaba de votar en contra de su independencia inmediata de Dinamarca y no quiere ser estadounidense jamás», ha escrito Rasmus Jarlov, presidente de la comisión de Defensa del parlamento danés y diputado del Partido Conservador.

En una entrevista con Bloomberg desde Washington, el secretario general dio por bueno el rechazo de EEUU al ingreso de Ucrania en el club. La presentadora le preguntó si Trump había retirado la candidatura de Ucrania a la OTAN de la mesa de negociación y Rutte se limitó a asentir, aunque la posición oficial de la Alianza Atlántica es que Kiev se encuentra en un camino «irreversible» hacia la adhesión, incluso aunque no haya un calendario concreto.

Además, el jefe de la OTAN abrió la puerta a normalizar las relaciones con Rusia una vez que la guerra termine. «A largo plazo, Rusia está ahí y no va a marcharse. Si la guerra acaba, es normal que Europa, y también Estados Unidos, de alguna manera, paso a paso, restauren relaciones normales con los rusos«, señaló Rutte, que puntualizó también que este escenario todavía queda lejos y que hay que mantener la presión sobre Moscú para que acepte un alto el fuego.

El que fuera ministro de Exteriores de Lituania hasta diciembre, Gabrielius Landsbergis, ha arremetido contra Rutte por estas declaraciones. «¿Acaso el secretario general de la OTAN, cuya función es representar a TODOS los aliados, ha adoptado tácitamente la postura unilateral de Trump sin buscar el respaldo de los demás miembros? Espero que no, porque así no es como debería funcionar una alianza», denuncia Landsbergis.

A su juicio, los comentarios del ex primer ministro holandés sobre Rusia son además «como mínimo, sumamente inapropiados». «Rusia no muestra arrepentimiento y probablemente nunca lo hará. La OTAN debería hablar de defensa contra Rusia, no de reconciliación con ella. Si el secretario general respeta las preocupaciones de mi país y de muchos otros aliados, debería aclarar la posición de la OTAN lo antes posible, antes de que se produzcan más daños a la reputación de la organización», ha subrayado Landsbergis.

Sobre la actitud de Rutte le han preguntado también al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que ha eludido meterse en la polémica. «Todos tenemos que ser constructivos. Y en este momento la posición del Gobierno de España es estar junto a Ucrania todo el tiempo que sea necesario para conseguir la paz», que debe ser «justa y duradera», ha respondido el jefe de la diplomacia española.

Lo cierto es que el trabajo de jefe de la OTAN con Trump en la Casa Blanca es particularmente complejo y obliga a equilibrios imposibles. La Alianza Atlántica difícilmente puede sobrevivir sin el sostén de Estados Unidos y el presidente de Estados Unidos ha dicho reiteradamente que no acudirá al rescate de los aliados que a su juicio no invierten suficientemente en defensa. Pese a ello, Rutte sostiene que Trump tiene un «compromiso absolutamente claro» con la OTAN y «no hay motivos para dudarlo».

Su estrategia se aleja además de la que adoptó su antecesor, Jens Stoltenberg, durante el primer mandato de Trump, que sí concitó el elogio unánime de todos los aliados. Stoltenberg había encontrado la fórmula para fingir que le daba la razón al presidente de Estados Unidos, pero al mismo tiempo reconducirle, atraerle hacia la posición del resto de socios de la OTAN. Rutte de momento sigue la primera parte de la receta, pero no ha logrado que Trump se mueva y está alarmando al resto de aliados.

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