EL ESPAÑOL publica un serial de entrevistas con los ministros de Defensa de la Democracia. Las conversaciones giran en torno al nuevo orden mundial que se ha estrenado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
Todos ellos reflexionan acerca de estas tres cuestiones: la inversión de España en Defensa, el posible envío de tropas a Ucrania por parte de las naciones europeas y las implicaciones de la diplomacia estadounidense en la resolución de la guerra.
Narcís Serra: «Europa debe amenazar a Putin con enviar tropas a Ucrania tras el alto el fuego. Sólo así servirá el gasto en Defensa» (I)
Julián García Vargas: «Sánchez debe pactar el aumento del gasto en Defensa con el PP. Si no, no alcanzaremos la meta» (II)
Gustavo Suárez Pertierra: «No estamos preparados para un ejército europeo, pero sí para un sistema de mando integrado» (III)
Eduardo Serra: «A quienes hemos pasado por el Gobierno debería darnos vergüenza no haber invertido más en Defensa» (IV)
Federico Trillo (Cartagena, 1952) ha dedicado toda una vida al estudio de la obra de Shakespeare, pero siempre se le recordará por aquel «¡viva Honduras!» que jaleó en El Salvador. Admite con diversión: «Shakespeare nunca estuvo en Honduras, pero en su obra sí está el descubrimiento del Nuevo Mundo». Y nos anima a leer «La tempestad».
En eso estamos, en la tempestad que nos amenaza, pero no al nuevo mundo, sino al viejo. Vinculado a eso que Vázquez Montalbán llamó el «aznarismo», fue presidente del Congreso y ministro de Defensa en aquellos dos mandatos. Dos acontecimientos marcaron su periodo al frente de la cartera: el asalto a la isla de Perejil y el accidente del Yak-42.
Se nota que Trillo se ha desvinculado de la política de Defensa sólo en la práctica. En cuanto soltamos las preguntas, responde con la velocidad y la firmeza de un opositor, como si estuviera leyendo un manual de instrucciones.
Estamos en el vagón de cola de la OTAN en lo que se refiere al gasto en Defensa. ¿Seremos capaces de cumplir con cierta celeridad el compromiso de aumentar ese 1,28% al 2%?
El gasto que hace España en Defensa es notoria e injustamente insuficiente. Es un gasto que deja desprotegido al país. Tanto en su flanco sur como en el marco global. Nosotros procuramos sostener ese gasto e incluso fuimos creciendo. La cifra, como digo, es impresentable. No sé cómo a España no se le cae la cara de vergüenza.
Me parecería incluso razonable que el compromiso se modificara y nos comprometiéramos a llegar al 3% en cinco años. Es difícill saber qué pasa por la cabeza de Sánchez. En Europa dice unas cosas y en España otras.
¿Le convence la posibilidad de crear un ejército europeo?
El ejército europeo es una necesidad ineludible desde hace años. Pero, como hoy no parece factible, debemos componer entre los Estados miembros una fuerza de despliegue rápido. Una fuerza que pueda intervenir tanto tras un alto el fuego para establecer la paz o en una operación de rescate.
Von der Leyen, después de no haber hecho nada, promete ahora una inversión milmillonaria. Eso demuestra su rotundo fracaso en estos cuatro años. El ejército europeo es hoy una entelequia porque movilizar las tropas es más complejo de lo que parece. Hace falta un gran tiempo de coordinación para generar esa interoperabilidad. Por tanto, pensemos en apuntalar una fuerza de despliegue rápido en la que, por supuesto, debe estar España.
¿Qué pensó cuando vio la reunión de Trump con Zelenski en la Casa Blanca?
Fue un espectáculo impresentable. Creo que ocurrió porque Trump quería un alto el fuego y Zelenski una tregua temporal. Con el alto el fuego actual, las posiciones conquistadas permanecen, que es lo que le interesa a Putin.
Va a ser muy difícil que Putin acepte una fuerza europea establecida en Ucrania como poder de disuasión. Es más: creo que Putin no lo aceptará nunca. A lo que más teme el ruso es a que su país tenga una frontera directa con la OTAN.
¿Cómo influye el regreso de Trump al nuevo orden mundial? ¿Qué implicaciones está teniendo su diplomacia para los europeos?
Da la sensación de que Trump habló con Putin antes de su reunión con Zelenski. Pienso que el presidente ucraniano se negó a lo que tenían hablado Trump y Putin. Por eso se montó ese espectáculo impresentable. Parecía la pelea de un salón del oeste.
Zelenski quiere ganar tiempo para recomponer sus fuerzas y desestabilizar las zonas ocupadas por los rusos. Eso va en contra del plan de Trump, que es acabar con la guerra cuanto antes. Ese es, en realidad, el nudo de la negociación.
¿Y a usted qué le gustaría?
Hombre, me gustaría que Trump cediera un poco. No se puede negociar pidiendo a una de las partes que se rinda antes de que empiece la negociación. Los populistas nos tienen acostumbrados a ese tipo de lenguaje hiperbólico.
Pero debajo de todo ese ruido, hay un hecho cierto: el orden mundial se rompió en 1989, cuando cayó el Muro. Desde entonces, nadie se ha tomado en serio la nueva etapa. Nadie ha dado pasos importantes en el lado atlántico. Hasta ahora. La ONU, además, se está desmotrando inútil.
¿Por qué?
Sus líderes se han mostrado incapaces de poner sobre la mesa una propuesta de paz. ¡Y les correspondía hacerlo!