Diego Maradona es una parte sentimental relevante de los argentinos y el planeta futbolístico. Su vida, con ascensos y caídas ocuparon la atención durante cuatro décadas. Pero ahora se trata de saber más sobre su muerte, el 25 de noviembre de 2020. Este martes se inicia el juicio que determinará la responsabilidad de su deceso. Se sentarán en el banquillo de los acusados el neurocirujano Leopoldo Luque, el psiquiatra Agustina Cosachov, el psicoanalista Carlos Díaz, Nancy Forlini, el médico clínico, Pedro Di Spagna, la doctora y coordinadora de la empresa de salud privada Swiss Medical, el coordinador de los enfermeros, Mariano Perroni, y los enfermeros Ricardo Almirón y Dahiana Madrid. Todos son acusados de homicidio con dolo eventual. El delito contempla una condena de entre ocho y 25 años de cárcel.
Es una incógnita qué sucederá con Jonathan Espósito, sobrino del ex futbolista, y quien era su asistente personal, Maximiliano Pomargo, así como las tres personas encargadas de la seguridad de la casa.
El caso tiene un fuerte impacto mediático en un país atribulado por otros factores políticos y económicos. «Levantará pasiones y parece difícil que los jueces se puedan abstraer», señaló el especialista en asuntos judiciales del diario ´Página 12`, Raúl Kollman.
El juicio convoca por estas horas los fantasmas de aquel momento en que se anunció la muerte de «Dios», en plena pandemia. Las noticias llegaron desde el norte bonaerense, donde Maradona se encontraba alojado en medio de un proceso de «internación domiciliaria» bajo extrañas medidas de resguardo. Las ventanas estaban cerradas y no existían los medicamentos mínimos para cuidar a un paciente. El protocolo de cuidado del excapitán del seleccionado argentino se encontraba en un simple palel pegado en un refrigerador. Diego estaba recluido, sumergido en la depresión y supuestamente se negaba a recibir visitas. No quería comer.
Un mes atrás había cumplido 60 años. Lo encontraron con el estómago y la pierna derecha inflados. La noticia del deceso provocó estremecimiento y su cuerpo fue velado en la sede del Poder Ejecutivo en medio de incidentes que, por esas horas, relegaron a un plano irrelevante las preguntas sobre lo que había sucedido. El juicio se desarrollará a lo largo de varios meses. Los jueces Verónica Di Tommaso, Maximiliano Savarino y Julieta Mackintach podrían tener su dictamen a mitad de año.
Lo que dice la fiscalía
Los fiscales sostienen que el astro fue abandonado y hubo una escandalosa mala praxis de los profesionales. El equipo médico no estuvo nunca a la altura de las circunstancias. Las negligencias quedaron registradas en los chats entre ellos que los acusadores tienen en su poder. Los textos no parecen arrojar duda sobre el modo en que abordaban el cuidado. «¡Se va a morir!», escribe uno. «Esto está mal», admite otro. «Acomodemos la historia clínica así nos cubrimos», recomienda un tercero. «Tengo cagazo (miedo) «, se admite en otra conversación. «Está horrible», admiten sobre la hinchazón corporal. La noche previa al deceso, Maradona comió sándwiches con jamón crudo, un alimento con altos niveles de sal que, se señala, ningún doctor cabal habría recomendado.
Dalma Maradona, en La Bombonera, en noviembre de 2020. / Efe
Dalma y Giannina Maradona son las hijas que tuvo el campeón mundial 1986 como fruto de su matrimonio con Claudia Villafañe. Pero «Dios» no era de este mundo y también tuvo otros descendientes: Fernando, el hijo de su relación «legal» con Verónica Ojeda, y los otros que fue reconociendo en distintas etapas de su vida, Diego junior (quien vive en Nápoles) y Jana. Todos han presentado distintas querellas. Dalma y Giannina piden que también sea condenado Matías Morla, el último encargado de los negocios e intereses del exjugador. Lo consideran algo más que un pícaro que sedujo a un hombre en su pendiente. En principio, la justicia de la localidad bonaerense de San Isidro no aceptó incluir al abogado en este proceso porque se trata de dilucidar cómo murió Maradona y no si fue objeto de estafas recurrentes.
Los abogados de los siete imputados tienen estrategias diferentes y es muy probable que a medida que transcurra el juicio se abra una grieta entre médicos, enfermeros y la contratista. Los profesionales cumplían diferentes funciones, desde evitar una recaída del paciente en las adicciones al suministro de las medicaciones. Maradona padecía una arritmia ventricular izquierda. Antes de recluirse en esa casa, Maradona había sido operado de una hematoma subdural en la cabeza. Los responsables de la clínica donde se realizó la intervención recomendaron que el excapitán sea internado en un centro de rehabilitación de las adicciones, por entonces el alcohol.
Temores
La actriz Dalma Maradona, la más locuaz de la familia, espera el juicio con inquietud. Dijo que su madre «está preocupada porque tiene miedo» de «la mafia». Sugirió que grupos oscuros no son ajenos a lo que ha sucedido pero se mantienen al margen. «Manejan todo, tienen mucha plata, manejan gente». Dalma escribió una autobiografía, Hija de dios. No es el Diego, es mi papá. Suele tener opiniones más articuladas que los demás Maradona. Incluso heredó algunas de las simpatías políticas del padre. «Yo sé a quiénes me enfrento. Pero no puedo hacer otra cosa, no me puedo quedar callada, nosotros necesitamos que la gente sepa. Y sabemos quién está del otro lado», dijo en las vísperas de un juicio que no dejará indiferente a buena parte de este país.