El F-35B Lightning II integró con éxito el misil antibuque LRASM, aumentando su capacidad para hundir buques desde largas distancias. China percibe esta mejora como una amenaza.
El F-35B incorpora el misil LRASM, aumentando su letalidad
El 4 de marzo de 2025, Lockheed Martin y la Fuerza de Pruebas Integradas (ITF) del F-35 Pax River confirmaron la integración del misil antibuque AGM-158C LRASM en el caza furtivo F-35B Lightning II. Esta actualización, que sigue a una prueba similar con el F-35C en septiembre de 2024, refuerza la capacidad de ataque marítimo de la aeronave.
El LRASM permite al F-35B atacar buques de guerra enemigos desde distancias seguras, representando un desafío para la estrategia naval de China en el Indo-Pacífico. Su integración marca un avance en la capacidad de disuasión de Estados Unidos y sus aliados.
Este misil, desarrollado por DARPA y Lockheed Martin, posee tecnología sigilosa y un sistema de navegación autónomo que no depende de GPS ni enlaces externos. Su alcance supera los 500 km, con estimaciones no confirmadas que sugieren hasta 900 km, lo que le permite evadir defensas avanzadas.
Durante la prueba, el F-35B cargó dos LRASM en los puntos internos de las alas y dos misiles AIM-9X inertes en las puntas. Este ensayo forma parte de la actualización Bloque 4 del F-35, que busca mejorar sus capacidades de combate.

El LRASM amplía las capacidades estratégicas del F-35B
La integración del LRASM transforma al F-35B en una plataforma de ataque marítimo de largo alcance, más allá de su rol tradicional de superioridad aérea. Esta capacidad fortalece a fuerzas como el Cuerpo de Marines de EE. UU. y aliados como Japón, que operan esta variante del caza.
El F-35C, diseñado para la Armada de EE. UU., también ha probado el LRASM, reforzando su capacidad para atacar desde portaaviones. Este misil complementa al JASSM (Misil Conjunto Aire-Superficie), ampliando el rango de ataques contra objetivos estratégicos.
China, con su creciente flota naval, incluyendo portaaviones como el Fujian y destructores Tipo 055, enfrenta una amenaza directa. El LRASM puede alcanzar buques y bases costeras desde fuera del alcance de las defensas A2/AD chinas, como los misiles DF-21D y DF-26.
La combinación del sigilo del F-35 y la autonomía del LRASM complica la estrategia de Pekín, que ha invertido en radares y sistemas antiaéreos para contrarrestar amenazas furtivas.

Datos clave sobre el misil LRASM y su impacto en la región
- El AGM-158C LRASM es un misil de ataque marítimo de largo alcance con tecnología sigilosa.
- Su alcance supera los 500 km, aunque estimaciones no oficiales sugieren hasta 900 km.
- Emplea navegación autónoma y sensores avanzados para identificar y atacar objetivos sin depender de GPS.
- Su integración en el F-35B y el F-35C refuerza las capacidades ofensivas de EE. UU. en el Indo-Pacífico.
- China podría responder con mejoras en sus defensas, incluyendo radares avanzados y misiles antiaéreos.
La disuasión en el Indo-Pacífico se fortalece con el LRASM
El Indo-Pacífico es una región clave donde China ha intensificado su presencia naval, generando tensiones con países como Japón y Filipinas. La prueba del F-35B con LRASM, sumada a despliegues en bases como Kadena (Japón) en 2024, refuerza la postura de disuasión de EE. UU.
Aliados como Australia, con 72 F-35A, y Japón, con F-35B operando desde portahelicópteros, ven esta integración como un respaldo a su seguridad regional. Sin embargo, China podría interpretarlo como una escalada, impulsando su desarrollo militar.
El LRASM se distingue por su capacidad de operar en entornos disputados, volando a baja altitud para evadir radares. Su alcance supera al del misil Harpoon (124 km), permitiendo al F-35B atacar sin entrar en la zona de peligro de sistemas como el HQ-9.

No obstante, montar el LRASM en el exterior del F-35B compromete su sigilo, un sacrificio que la Armada considera aceptable debido a la mayor letalidad del misil. Las pruebas continuarán hasta 2026 antes de que se certifique su uso operativo en combate.
China podría acelerar su desarrollo de contramedidas
Desde la integración del LRASM en el B-1B Lancer en 2018, China ha estado al tanto de esta amenaza. La reciente prueba con el F-35B podría acelerar el desarrollo de contramedidas como el radar JY-26 o misiles HQ-19.
Con más de 350 buques en su flota en 2025, China enfrenta desafíos para proteger sus activos, especialmente los portaaviones Liaoning y Shandong. Fuera de la cobertura de sus defensas A2/AD, estos buques son vulnerables a ataques de largo alcance.
La integración del LRASM refuerza la estrategia de EE. UU. en la primera cadena de islas (Japón-Taiwán-Filipinas), un muro defensivo contra la expansión naval china. Sin embargo, también podría intensificar la carrera armamentista, con China desarrollando más misiles hipersónicos como el YJ-21.
El 4 de marzo de 2025, la integración del LRASM en el F-35B marcó un avance estratégico significativo. Este misil, capaz de hundir buques desde cientos de kilómetros, convierte al F-35 en una amenaza furtiva contra los intereses marítimos de China. Mientras EE. UU. refuerza su presencia en la región, Pekín se enfrenta al dilema de responder o arriesgarse a quedar en desventaja.
La entrada China en alerta: los F-35B ahora pueden lanzar misiles LRASM se publicó primero en Noticias de Israel.