Entre los tantos tiempos muertos deportivos durante la Copa del Rey de baloncesto en Gran Canaria, el que se jugó a las afueras del Gran Canaria Arena antes de cada encuentro, entre partidos y al final de los mismos, se convirtió en el más popular. El ambiente festivo imperó en el pabellón de Siete Palmas durante las cuatro jornadas del torneo. En esos aledaños, reunión diaria de aficiones que encontraron a escasos metros del escenario copero un lugar de encuentro con barras, food trucks y música. Todo lo necesario para un tercer tiempo pleno de distracciones. 

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