Aimar Bretos (San Sebastián, 1986) sale a recibirnos a las puertas de la octava planta de la Cadena Ser. Se mueve por los pasillos laberínticos de la radio con la misma agilidad que realiza sus entrevistas, donde no hay pregunta que no se pueda hacer: «El oyente tiene que sentir que tú estás haciendo las preguntas que haría él en ese momento».
Con 34 años le hicieron el encargo de llevar uno de los programas más emblemáticos de la radio española, ‘Hora 25’, y siendo un formato con poso, muy reconocible, ha ido reactualizándolo sutilmente, estableciendo un engranaje de tuberías que se retroalimentan con los pódcast de la casa para llegar a un público aún mayor, de otras franjas de edad, impensable en otro momento. Nos atiende en el estudio donde suele grabar las entrevistas, más pequeño que el principal, más íntimo, el mismo día que se celebra el Día de la Radio, la misma con la que él, de chaval, jugaba en su casa a ser locutor. Es hombre de radio, pero sobre todo es ‘hombre Prisa’ por los cuatro costados.
Te nombran director de ‘Hora 25’ con 34 años, tuvo que ser un vértigo de la leche, ¿qué recuerdas de cuando te lo comunicaron?
¿Sabes qué pasa? Que yo venía ya de haber tenido varias experiencias laborales que no me correspondían por edad. La primera vez que sustituí a a Pepa Bueno en los veranos en ‘Hoy por Hoy’, que es el programa líder de la radio en España, yo tenía 25 años. 25 ó 26. Entonces, claro, yo venía ya de haber vivido ese salto de estoy haciendo algo que no concuerda con la edad que tengo lo había vivido ya antes. Pero claro, esto ya eran palabras mayores, el coger la titularidad del programa. No sé si fue justo ese año o el siguiente que se celebraron los 50 años de ‘Hora 25’. Y entonces, bueno, pues con todo el tema del aniversario y tal, estuvimos viendo que yo era el primer director del programa que no había nacido cuando nació el programa. Que si lo piensas es una línea temporal muy grande.
Supongo que aunque ya hubieras tenido experiencia previas presentando, en tu casa, tu padre, tus hermanos, especialmente para tu padre, que te veía jugando de pequeño a ser locutor de los ’40 Principales’, sería un gran orgullo, ¿no?
En mi casa hay un un sentimiento de orgullo muy grande y yo lo noto, y ellos me lo dicen, no mucho, para que no me venga arriba, pero es verdad que al final yo creo que ellos han visto que yo he peleado mucho por llegar aquí, ¿no? Es verdad que las cosas te caen si estás en el lugar, pero también te las tienes que trabajar. Yo durante 11 años he estado trabajando durante todas las madrugadas preparando el tramo informativo de ‘Hoy por Hoy’, curtiéndome en lo que es hacer la escaleta de un transatlántico como ‘Hoy por Hoy’ y ellos yo creo que ellos ven con orgullo no tanto el hecho de haber llegado donde he llegado, sino el camino que he hecho y la inversión que he hecho. Y que haya dado sus frutos, haber llegado donde he llegado.
He visto esta mañana el vídeo de cuando hace tres años y medio diste el primer «buenas noches» de ‘Hora 25’…
Yo era un niñato ahí. Bueno, niñato no era, pero yo ahora veo ese vídeo y y me reconozco mucho más virgen de lo que estoy ahora.
En mi habitación tenía un póster de Francino. Mi friquismo de Prisa viene de pequeño»
Bueno, claro, ahora está mucho más curtido. Pero se veía que estabas emocionado, ¿no? No sé si por lo que costó llegar, por lo que suponía, por la propia responsabilidad…
Yo toda mi vida he querido estar en La Ser y hacer periodismo en La Ser y, joder, que esta casa te encargue la dirección de una cosa tan grande como Hora 25 en aquel momento sí, era emoción profunda lo que sentía. Tú piensa que yo, llámame enfermo si quieres, eh, pero yo tenía en mi habitación del piso de estudiantes un póster de Francino, con la cara de Francino; luego aquí en el primer piso que tuve en Madrid tenía puesto ahí en la pared un anuncio de El País de estos de doble página, lo tenía enmarcado; o sea, quiero decir, aquí hay un friquismo de Prisa que me viene desde pequeño y que esta casa me encargara la dirección de ‘Hora 25’, pues sí, es que había profunda emoción, profunda emoción y profunda responsabilidad.
¿Qué te hizo más ilusión, entrar en la SER de becario o que te nombraran director de ‘Hora 25’?
Son cosas incomprables. Recuerdo mejor mi primer día de 2008 cuando entré por la puerta aquí que mi primer día dirigiendo ‘Hora 25’. Lo recuerdo más nítidamente. Faltaban unas semanas para las segundas generales que ganó Zapatero y entré aquí por la puerta alucinando; imagínate, no sé, entiendo que como para un deportista que te convoquen para el equipo olímpico. O sea, entrar aquí, aunque sea de último becario, eran palabras mayores. Y, bueno, desde entonces han pasado 17 años ya. Y de alguna manera, y puede que no te lo creas y me parece legítimo, pero de alguna manera yo sigo notando un punto muy grande de orgullo cuando vengo, ¿sabes? Luego uno cuando ya está en el ajetreo del día a día, bueno, pues intenta sacar lo que tiene, pero el venir y entrar por la Gran Vía y entrar a este portal y ver ahí las letras Ser en grande, hostia…
Aimar Bretos, director y presentador del ‘Hora 25’ de la Cadena Ser, en la terraza de la radio, en Gran Vía. / José Luis Roca
Supongo Aimar que la estrategia era modernizar la radio, que avance como avanza la sociedad, en una época donde cada vez hay más plataformas. Así has ido introduciendo espacios como el ‘Hora ventipico’ con Héctor de Miguel, el ‘Íbamos a salir mejores, pero…’, con el pódcast de ‘Saldremos mejores’, ‘La cena de los idiotés’… ha actualizado bastante el programa pero es verdad que no ha sido disruptivo
Yo creo que esa es la clave, ¿no? Al final es qué busca el oyente. Primero qué busca el oyente que ya está, cuando va, enciende la radio, se pone los airpods y le da el play en el móvil. ¿Qué busca el oyente que ya está? Que es una marca reconocible, que es información, análisis y a partir de ahí introducirle complementos que hagan todavía más agradable la experiencia de escuchar la radio a lo largo de la noche. Y luego qué busca el oyente que no estaba todavía, y al que queremos presentarnos y seducirle para que venga cada noche. Y entonces ahí, bueno, yo, como lo concibo, es ponerle muchas pistas de despegue, ¿no? para que llegue a nosotros desde donde quiera. Y si alguien que escucha el podcast de Nerea [Pérez de las Heras] y de Inés [Hernand] tiene la necesidad de un consumo informativo todos los días, pues ellas digamos que están avalando el contenido de nuestro programa y es una manera de que entre por ahí y que encuentre lo que hay, y que se quede escuchando si le gusta. Y sí, yo creo que, y esto lo he dicho alguna vez, interpreto que cuando La Ser me me da a mí la dirección de ‘Hora 25’ es porque quiere seguir haciendo un programa Ser con alguien de La Ser, con un tono Ser, y al mismo tiempo quiere actualizar para obtener nuevas audiencias, para nuevas formas de consumo del programa, ¿no? Que siga habiendo una escucha, que es la enormemente mayoritaria, que es la escucha todos juntos, digamos, en el directo, todos juntos escuchando al mismo tiempo lo que está pasando, pero que luego buena parte del programa se puede escuchar unos días después. Que no muera todo en el día. Incluso a mí me gusta pensar que las mesas del análisis no mueren ese mismo día. Porque al final tú puedes enfocar una tertulia con ir a la pequeñez del día y tú escuchas eso al día siguiente y ya no vale para nada, porque ya está, ya está pasado, pero si, no sé, si te paras un poco más lejos, desde el análisis, desde la elección de temas, pues es que incluso las mesas del análisis puedes volver a ellas a los días y te pueden seguir valiendo las reflexiones si son de fondo, si realmente son de fondo. Si realmente has conseguido congregar en torno a la mesa a gente que te puede hacer reflexiones de fondo y no solo estar ahí en la cuchillada del día a día.
Siento que el oyente me reconoce la autoridad para hablarle, poco a poco me la he ido ganando
Da la sensación desde fuera como que el programa se ha convertido en una suerte de matriz de la que salen vasos comunicantes, sobre todo con los pódcast. Todo comunica y todo enriquece a todo
Sí, pero es muy importante que no sea una suma de cosas, y eso es yo lo que tengo entre ceja y ceja, no puede ser una suma de cosas, o sea, tiene que ser un todo, un todo con distintas sensibilidades, con distintos formatos, pero que formen parte de un mismo organismo y que sea muy reconocible. Al final cuando hacemos una entrevista al político sobre algo que ha pasado hoy, tiene que tener de alguna manera algo en lo que tú reconozcas el mismo tono, la misma forma de hacer, los mismos criterios que cuando hacemos un pódcast sobre el asesinato de Yolanda González hace 40 años, ¿no? Eh, tiene que formar parte de una manera de entender el periodismo y de una manera de comunicarnos con nuestros oyentes. Tiene que ser muy reconocible.
Incluso los espacios de ‘Hora 25’ están totalmente segmentados en Spotify. Cada sección tiene su propia identidad
Claro, yo lo que quiero es que lo escuches. Si lo escuchas en directo, a mí me va a hacer muchísima ilusión porque en ese momento sentiré que estoy acompañado, pero si lo quieres escuchar, lo que sea del programa, lo que sea que a ti te guste más, te estimule más o lo que sea, si lo quieres escuchar mañana a las cuatro de la mañana, ole por ti. Si yo lo que quiero es que lo escuches, si es que he trabajado mucho por hacer ese contenido de calidad como para permitirme que solo lo escuchen los que están en directo. No, no, que lo escuchen quienes están en directo, que será fantástico, pero que lo escuchen también quien lo quiera escuchar dentro de cinco días mientras limpia al baño.

Aimar Bretos, director y presentador de ‘Hora 25’ de la Cadena Ser. / José Luis Roca
Y tú también lo has dicho alguna vez que lo que te permite la multiplataforma es llegar a un público más amplio, ¿no? 600 millones de hispanohablantes
La Ser tiene una cantidad de antenas FM y AM por toda España brutal, pero en Chile no tenemos. Entonces, ¿qué pasa? Que hasta hace 10 años el oyente de Chile no podía escuchar un contenido de ‘Hora 25’. Ahora sí. Y es la leche. Es que no hay límite en cuanto al mercado de lengua hispana. El único límite que hay es los que nos pongamos nosotros o los que me ponga la costumbre, pero es que podemos entrar en un mercado muchísimo más amplio, eso es una fortuna increíble.
Con el oyente lo primero que tienes que ser es honesto, porque si no te va a cazar
Total, entiendo que todo esto viene predeterminado de antes, o sea, más o menos tú tuviste carta blanca para elegir los espacios, los contenidos, ¿no? ¿Esa libertad fue algo que tú exigiste o te la dieron?
No es una cuestión de exigencia, y va a sonar a peloteo chusco, pero no lo es; a mí me han dado mucha libertad y yo puedo decir que a día de hoy trabajo con jefes que van con el sí por delante, y eso no es nada habitual. O sea, jefes que te digan sí y luego ya vemos. Eso no es nada habitual y es lo que tenemos en esta casa.
No sé si por el hecho de ser tan joven tienes la sensación de que las piedras de Sísifo que tienes que subir a la montaña todos los días son más pesadas que las que hubiera tenido otro presentador con más edad, con más experiencia. ¿Te notas más presionado por el hecho de ser tan joven?
No tanto desde el punto de vista de que el oyente reconozca en ti una autoridad para hablarle, porque eso yo creo que poco a poco me la ha ido ganando, y siento que el oyente me la reconoce, sino desde la perspectiva de que hay cosas de las que hablamos que determinados oyentes han vivido y yo no he vivido, porque sucedieron hace bastantes décadas, y me gustaría no hablarles a ellos de aquello y que notaran que me falta algo de conocimiento. Y eso la única manera de suprirlo es leyendo mucho y siendo honesto también, ¿no? Yo eso aprendí mucho de Pedro Blanco, un compañero nuestro, que es fantástico. Creo que era una Semana Santa que se murió Gabriel García Márquez. Yo estaba sustituyendo en ‘Hoy por hoy’ y Pedro Blanco estaba sustituyendo en ‘Hora 25’ y se murió en tiempo de ‘Hora 25’, la noche previa. Y Pedro Blanco hizo un programazo y al final del programa dijo: «Y me gustaría decirles a ustedes, oyentes, que no he leído tanto como me gustaría de Gabriel García Márquez, y que me habría encantado haber leído más para poder hacer este programa mejor, pero no he leído tanto como me hubiese gustado y lo voy a hacer a partir de ahora». Ese ejercicio de honestidad respecto al oyente me parece brutal y yo eso me lo he quedado para siempre. Con el oyente lo primero que tienes que ser es honesto porque si no te va a cazar. Y más cuando es un oyente mucho más veterano que tú, que ha vivido cosas de las que tú hablas de de oídas o de leídas.
Después de estos tres años y medio, ¿qué crees que cuesta más? ¿haber llegado o mantenerse?
Son exigencias distintas, y al final esto lo marca la audiencia; o sea, tú no estás aquí si los oyentes no quieren que estés aquí. Y los oyentes responden a una encuesta muy exhaustiva cada tres meses, y si no les gustas te lo van a hacer notar, quizá no en una ola de EGM, pero sí en una tendencia de EGM. Y los oyentes lo que nos están diciendo es que les gusta este programa y yo estoy muy agradecido por ello y y lo que quiero es congregar a más oyentes. Claro, ese es mi reto.
El que te diga que el EGM no le pone nervioso y que la víspera no está acojonado, te está mintiendo
Sigue siendo el programa líder en el EGM en la franja nocturna [roza el millón de oyentes, según la última oleada], pero ¿cómo llevas el EGM? ¿Te pone nervioso? Entiendo que debe ser como ir a un examen
El que te diga que no le pone nervioso y que la víspera no está acojonado, te está mintiendo. Quiero decir, imagínate en la tele. En la tele tienen todos los días las audiencias y a pesar de eso lo pasan fatal cada día, antes de las ocho de la mañana, antes de que les den las audiencias. O sea, nosotros que tenemos audiencias cada tres meses, ¿cómo no vamos a estar nerviosos? Obviamente estoy nervioso y además es que si no estoy nervioso estaría muerto, ¿no? Claro que quiero que haya cada vez más oyentes escuchando el contenido que tanto nos esforzamos por elaborar. Y cuando hay menos, pues más jodido estoy, y cuando hay más, pues mucho más feliz estoy.
Lo has dicho antes, sobre todo lo que hay que ver bien es la tendencia, ¿es con lo que te quedas?
No es tanto tendencias, porque quiero decir, te pueden salir dos malos seguidos y no pasa nada. Es el rango, ¿no? ¿En qué rango nos movemos? ¿Cuál es el rango histórico del programa? ¿En los últimos años dónde nos hemos movido? ¿hasta dónde hemos subido? Porque muchas veces no es sólo la audiencia del propio programa, es la audiencia de la cadena en ese momento porque está pasando algo que está llevando a la audiencia a desconectarse más, porque ha caído el consumo de radio en general en determinadas horas, porque yo que sé. Porque hay eventos, pienso, por ejemplo, en el 1 de octubre de 2017, bueno, pues aquello tensó mucho a la sociedad española y hubo un trasvase de audiencia de determinadas radios, sobre todo de radios musicales, gente que estaba en radio musical que se fue a radios que eran más duras, digamos. Bueno, pues eso también hay que saber leerlo, o sea, si tú haces una lectura única y exclusivamente de aquí está mi programa y ahora dónde está mi programa, pues es muy pobre esa lectura, ¿no? El contexto es fundamental, claro.
Eres muy bueno entrevistando porque es muy directo, muy poco políticamente correcto, dices lo que de verdad estás pensando. El otro día con Javi Giner, que presentaba su serie ‘Yo adicto’, le recordó directamente que en el mundo del cine y del periodismo se mueve mucha coca para saber cómo lo lleva ahora que lleva años sin consumir, ¿eso igual un periodista de otra generación no se lo hubiera planteado así?
¿Sabes qué pasa? Que es que es fundamental que el oyente sienta que tú estás haciendo las preguntas que haría él en ese momento…
Aunque suenen duras
Aunque suene duras. Ayer tuvimos un analista, o sea, un experto en comunicación política que asesora a políticos. Pues yo creo que posiblemente nunca le hayan preguntado en una entrevista cuánto cobra y si depende de cuántos escaños saca o no. Pero es que la gente en su casa hace 10 minutos de escucharle se pregunta «¿este va a comisión?» Pues es que esa pregunta hay que hacerla y hay que hacerla como la haría la gente en su casa, obviamente dentro de un cuidado del lenguaje y todo lo que quieras, pero también respetando los términos en los que se está dando esa conversación, y si es una conversación en la que se está creando un clima de confianza, me parecería tan absurdo empezar a dar vueltas, rodeos, enrevesados… No, yo creo que la gente aprecia que tú seas, pues de nuevo, lo que hemos dicho antes, honesto en todo, en el contenido, en las formas.

Aimar Bretos, periodista de la Cadena Ser. / José Luis Roca
Tienes un equipo muy joven y, dicen varios compañeros en la Ser que un gran subdirector [Víctor M. Olazábal]; entiendo que el equipo sea joven y con talento es parte de que tengáis esa ambición de arriesgar y probar, como pasó con ‘La Cena de los Idiotés’.
Mira, temporada que empezáramos sin probar cosas nuevas, temporada que daría por perdida. Y eso no me lo voy a permitir mientras yo esté aquí. Voy a decir, nosotros tenemos un privilegio enorme que es dirigir ‘Hora 25’, llevarlo adelante todos los días. Y además tenemos el privilegio de trabajar en una casa, bueno, que se puede permitir probar cosas y oye, si no funciona, pues ya está. Pero vamos a probar, vamos a explorar permanentemente dónde está el límite de nuestra audiencia porque igual tú abres determinadas puertas y no hay nada. Bueno, pues la cierras y te vas a otra cosa, pero abres otra puerta y ahí hay algo que es increíble. Mira lo que pasa con ‘La cena de los idiotés’. O sea, nosotros estamos llegando a bolsas de público que ni nos tenían en el radar antes. Porque estamos tocando otras teclas sin espantar a los que estaban antes, que eso me parece que es la clave, ¿no? El combinar las dos cosas. Y sí, el riesgo es importantísimo. Arriesgar, probar, ver qué funciona y luego hay una cosa muy importante, que es darte cuenta antes de los oyentes de cuando algo deja de funcionar.
Estamos tocando otras teclas en Hora 25 sin espantar a los que estaban antes
¿Te ha pasado con algo?
Sí, sí, por ejemplo, con el Ágora, la tertulia con Pablo Iglesias, Carmen Calvo y Margallo. Yo al final de la segunda temporada veía claramente que había ya una fatiga de materiales muy importante, no estábamos en la misma onda en la que habíamos creado el Ágora y si tú lo estiras una tercera temporada más, porque hicimos dos temporadas, si lo estiras en la tercera la audiencia se habría cansado. Yo estoy convencido. Porque me lo dice mi olfato, me lo dice mi experiencia y creo que es mi obligación, darme cuenta antes de los oyentes de cuándo algo empieza a pitar, ¿no?
Sí, bueno, hay que tener la valentía de repente decir, «Ay, mira, esto nos lo cargamos», ¿no?
Pero, además, si lo piensas, es jodido cargarte algo que está funcionando, pero es que más jodido es que deje de funcionar para cargártelo después, ya a rastras.
Siendo ‘Hora 25’ un programa como de gente muy fiel, que lo escucha toda la vida, tenéis muchos oyentes, entiendo, de 55 años para arriba, cuando váis a hacer el programa por otras ciudades, con público, ¿qué os dicen?…
Escucha, cada vez más oyentes jóvenes ahí
Si hubiéramos seguido otra temporada con el Ágora de Hora 25 la audiencia se habría cansado
Eso pensaba sí, pero primero te iba a preguntar por el oyente clásico de ‘Hora 25’. ¿Qué te dicen? Porque ellos tendrán su propia opinión de hacia dónde ha evolucionado el programa, ¿no?
El oyente clásico de ‘Hora 25’ es muy exigente. Tú piensa que lleva aquí toda la vida y que ha escuchado muchas cosas y que él te está dando cada noche su atención y exige a cambio un programa de la calidad de la que ha escuchado toda la vida, entonces si algo fallo lo detecta. A mí me gusta que cuando me encuentro con ellos me reten y me digan, «Oye, esto tal, no sé qué, no sé cuánto. Sí, sí, sí, eso me gusta. Me parece muy estimulante. De todas maneras, el oyente que está es porque siente una familiaridad muy grande contigo. O sea, tú piensa que la escucha de radio por la noche es una escucha muy elegida. Tú por la mañana, o sea, yo he trabajado por la mañana y es la leche porque es el ‘prime time’ de la radio y ahí te está escuchando todo el mundo y es bestial. Pero es verdad que en ese momento esa escucha va acompañada de otras muchas cosas. Tú estás llevando a los críos al cole, tú estás poniendo el desayuno, tú estás haciendo mil cosas. Por la noche habitualmente tú decides escuchar la radio, porque podrías haber decidido abrir un libro, podrías haber decidido ponerte Netflix y tú decides escuchar la radio. Entonces es un oyente muy implicado en el programa. O sea, yo noto que los oyentes se toman el programa como algo suyo, ¿sabes? Hay un sentimiento de pertenencia muy grande.
Que un oyente crítico me diga que se ha cabreado con nosotros me gusta, quiere decir que estamos vivos
Sí claro, porque tu eliges la radio en ese momento como compañero de viaje, es tu acompañante. Dejas de hacer otras cosas y te dicen ‘te elijo a ti’.
Ese te elijo a ti es muy bestia, sí. Una cosa que me gusta mucho de los oyentes más críticos es que te dicen. «Me he cabreado muchísimo con vosotros, hasta le he gritado a la radio». Eso me gusta mucho. Porque quiere decir que estamos vivos, ¿sabes? Que estamos vivos y que eres muy crítico y que me estás auditando.
Y que es muy fiel
Sí, porque grita a la radio, pero no la quita, ¿sabes? Ahí está, ahí está.
Estamos notando claramente que se está rejuveneciendo la audiencia
Y del oyente joven, ¿qué sabéis? No sé si tenéis estudios de la radio que os diga que se ha rejuvenecido de alguna manera
Estamos notando claramente que se está rejuveneciendo la audiencia y, bueno, pues a través de algunas secciones, algunas voces que vamos incorporando, que van aterrizando. Pero esto ha pasado toda la vida, o sea, tú piensa que el oyente de radio empezaba escuchando radios musicales en su adolescencia y en el momento en que se compró una casa, tiene una hipoteca y le interesa ver lo que pasa en el mundo, pues pasa a la radio hablada. Ahora eso está pasando también mucho con los pódcasts, ¿no? O sea, nuestros compañeros del universo pódcast están ayudándonos a crear hábitos de escucha. Y eso es importantísimo. El discurso de «oyentes jóvenes, vamos a traerlos» vale, yo estoy convencido de que hay que ir a por los oyentes jóvenes, pero hay que respetar su momento de que se incorporen a la radio hablada, a la radio informativa. O sea, esto es como cualquier otra cosa, tú tienes tu momento. E intentar que porque sí todo el mundo a los 25 años dé paso a la radio hablada me parece que no tiene ningún sentido. Nosotros vamos a presentar lo que estamos haciendo, o sea, invitarles a que vengan y vamos a esperarles, claro. Pero cada uno en su momento.
Explicar temas complejos a mí me pone muchísimo, creo que es uno de mis fuertes
Hay que tener mucha valentía y tener visión para, por ejemplo, apostar por una sección como la del podscat de Nerea e Inés, con una clara carga ideológica, muy feminista, muy cañero, es cierto que ellas son un cocazo.
Es espectacular, sí, yo muchas veces cuando terminan de hacer su sección yo les digo «tía, lo que tienes que hacer es venir a ayudarme con los editoriales del programa». Las dos son muy bestias. Yo con Nerea tuve una experiencia preciosa que fue a presentar la Gala de los Ondas del año pasado. Y eso me lo quedó para siempre porque fue tan generosa… Ella además estaba muy cansada porque lo acaba de pasar unos meses antes lo de la pierna [sufrió la amputación de una pierna por debajo de la rodilla en un accidente]… y fue tan generosa y y tan buena conmigo que eso me lo quedo para siempre.
Nosotros estamos aquí para que te enteres bien de los temas, no para el picoteo, para el picoteo ya están otros
¿El éxito de ‘La cena de los idiotés’ lo esperábais? Todo empezó un poco por darle al oyente algo más informal el viernes, ¿no?
Esto también hay que olerlo un poco, ¿sabes? Al final, bueno, nosotros estábamos haciendo prácticamente el mismo programa del lunes a viernes, pero si yo fuera oyente no querría el viernes lo mismo que el jueves. Entonces, aprovechamos para arriesgar un poco y para introducir en ese momento algo que nos llevara a lo que está haciendo o lo que le gustaría estar haciendo a mucha gente un viernes por la noche, que es estar en una cena con amigos, ¿no? Entonces yo dije, vale, pues vamos a reunir a unos amigos y vamos a introducir una guía de la conversación. Que al final si te fijas lo de los dilemas, lo de que cada uno plantea un dilema, muchas veces es una mera guía de la conversación. Luego crecen, salen otras cosas y lo mejor habitualmente suele salir de una derivada de una derivada de tal, no del propio dilema.Y decíamos, ostras, pero para simular una cena no podemos hacerla en un estudio de radio. Y grabamos los primeros pilotos en mi casa.
¿En tu casa, en tu cocina?
Sí, y al principio decíamos, joder, a ver cómo va a ir esto. Pero no te haces una idea cómo está funcionando, no te haces una idea. Por lo que te decía antes, ¿no? Porque hay mucha gente que no nos tenían su radar que ahora nos tiene. Yo lo noto mucho en que hay mucha gente muy top que quiere venir, que quiere proactivamente venir. Hay mucha gente oliendo que esto funciona bien. No es sólo que nosotros lo veamos en nuestros datos y tal, no no, es que hay mucha gente externa, actores, escritores, lo que sea, que huelen que esto funciona bien.
Pero es un poco salto al vacío, incluso para ti, porque si no sabes los dilemas, hostia…
Mira, te voy a contar una cosa que no he contado nunca. Al principio, las primeras semanas yo sabía los dilemas de los demás. Y como a las semanas, a los dos meses, hablamos Víctor y yo y le dije «tío, yo creo que esto va a funcionar mejor aún si yo no sé realmente los dilemas». Entonces, ahora todo el mundo que viene le cuenta su dilema a Víctor, que los centraliza. Es la única persona que sabe los dilemas, pues para que no se repitan o para que uno no sea muy parecido a uno que se ha puesto la semana pasada y tal. Y yo voy a ciegas. Ese es un riesgo de la leche. Porque tú piensa que esto termina a las 21:57 de los viernes y a las 22 estoy dando las noticias. Entonces, yo a las 21:55 puedo tener que mojarme sobre un dilema jodido y, cinco minutos después, sin perder, digamos, el, no sé cómo llamarlo, la palabra no es el prestigio… sin perder la autoritas dentro de cinco minutos esté contando las noticias. Entonces, bueno, yo también arriesgo mucho, todo el mundo que viene arriesga mucho, pero nadie se ha hostiado.
De todo lo que habéis introducido, ¿qué es lo que te sientes más satisfecho? ¿’La Cena’, igual?
No te diría qué es de lo que más satisfecho estoy; o sea, siendo una profunda satisfacción con ‘La cena’, porque me parece que es aquello en lo que más hemos innovado, o sea, me parece que cambia de arriba a abajo lo que se espera de ‘Hora 25’, ¿no? Incluso el Ágora no dejaba de ser una mesa de análisis con tres personas que venían del poder; era muy top, pero no dejaba de ser una mesa del análisis, con gente con mucha información, pero mesa del análisis. Esto es muy distinto a lo que estamos haciendo. De todas maneras, a mí hay una cosa que, o sea, en lo que más disfruto del programa es en coger un tema informativo y machacarlo. Ayer, por ejemplo, Laura Borràs, la sentencia de Laura Borràs. A mí no me da tiempo a leerme en una tarde de preparación de informativo las diez sentencias de las que vamos a hablar, pero sí me da tiempo a leerme una y tengo compañeros que se leen las otras nueve. Y esa una que he elegido porque me interesa el tema, porque creo que tiene chicha, me la leo, me la machaco y después la cuento. Y ayer creo que estuve como siete minutos contando de arriba a abajo la sentencia de lo escándaloso que es todo lo que hizo esta señora, ¿no? Entonces, eso de explicar temas complejos a mí me pone muchísimo. Me parece que no sé, disfruto mucho y creo que es uno de mis fuertes. El explicar temas complejos.
vMe encantaría estar en Hora 25 dentro de 15 años, sería la lecha moldear poco a poco el programa
Y además es algo que parece que es hacia donde va la radio, ¿no? Profundizar en temas concretos, no tanto picoteo.
Es que para picoteo ya tienes TikTok. ¿Sabes? Es que nosotros aquí no estamos para el picoteo. Nosotros estamos aquí para que vengas y te enteres bien de los temas. Te enteres bien y te puedas hacer tú una opinión muy formada sobre los temas. Para picoteo ya están otros.
¿Cómo se combate la desinformación?
¿A mí sabes lo que me preocupa mucho? Antes teníamos todos distintas opiniones sobre una realidad que todos más o menos reconocíamos como una misma realidad, ¿no? O sea, y a partir de ahí pues teníamos criterios completamente distintos y discutíamos sobre ellos. Ahora, a través de las nuevas plataformas, y te estoy hablando de las redes sociales, especialmente Twitter y TikTok, la gente entra en un bucle de consumo estimulado por el algoritmo en el que se le van creando sus propias realidades. Entonces, la realidad que tú crees que es la realidad, posiblemente ya no sea la misma realidad que yo creo que es. Vamos hacia pequeñas realidades distintas performadas por las redes sociales, entonces ahí ya es que es imposible el debate, la conversación entre tú y yo, porque es que hablamos de cosas distintas. O sea, si tú crees que estás rodeado ahora de gente que te va a matar y que vas por la calle y tal, si tú realmente lo crees, no hay diálogo posible entre tú y yo. O sea, diálogo sí, lo que no hay es una conversación, un intercambio de ideas lógicas. Entonces, es que vamos hacia un punto en el que vamos a creer en realidades distintas. Y eso es acojonante. Nosotros ahí, los medios de comunicación, lo que tenemos que seguir haciendo, yo creo, es militancia por la verdad, o sea, no por las sensaciones, no, no por los ambientes, no, por la verdad. Y estar firmes ahí.
Me ha gustado eso, militancia por la verdad.
Sí, parece muy básico, pero es que no todos estamos en eso ni de lejos
¿Se imagina en Hora 25 dentro de 15 años?
Me encantaría. Puede ser hasta soberbio imaginarte estar 15 años al frente de este programa, ¿no? ¿Tú te imaginas cómo voy a poder ir disfrutando de moldear poco a poco este programa durante más de una década? Eso sería la leche.
Viendo cómo lo cambia, no lo reconocería ni su madre. El ‘dong’ y ya
[Risas] Te he dicho antes que es muy importante que la gente lo siga reconociendo, o sea…