Tras 19 años con el Algarrobico en pie, con una maraña judicial y administrativa de fondo y la sentencia firme del TSJA para que el ayuntamiento de Carboneras realice la demolición del hotel levantado en pleno paraje natural, el anuncio a primeros de semana de la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, de que el Gobierno central se iba a hacer cargo de esta tarea elevó la tensión por la bandera ecologista con la Junta de Andalucía. No era sólo que el Gobierno de España se apuntaba el tanto de iniciar el principio del fin de esta mole de hormigón sino que el anuncio de Montero eclipsaba este lunes la gran noticia que el presidente Moreno guardaba para Doñana, esto es, la compra de una nueva finca de 1.134 hectáreas en el entorno del parque que permitirá ampliar los humedales de Doñana.

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