Donald Trump anunció la retirada de Estados Unidos del principal organismo de derechos humanos de la ONU y la suspensión del financiamiento a la UNRWA, agencia que ofrece servicios a los palestinos en Medio Oriente.
Estados Unidos ya había abandonado el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra y dejado de financiar a la UNRWA tras revelarse que empleados de esta organización participaron en la invasión del sur de Israel, liderada por Hamás el 7 de octubre de 2023, que desató la guerra en Gaza. Además, pruebas israelíes mostraron que escuelas de la UNRWA exaltaban el terrorismo y que su infraestructura fue utilizada por Hamás para planificar ataques.
Trump hizo el anuncio tras reunirse con Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí. Posteriormente, expresó su intención de controlar la Franja de Gaza y reubicar a sus 1,8 millones de habitantes. También ordenó revisar la participación estadounidense en la UNESCO y la financiación general a la ONU, argumentando desigualdad en las contribuciones económicas.
Estados Unidos aporta el 22% del presupuesto regular de la ONU, siendo el mayor contribuyente, seguido por China. La Casa Blanca declaró que la UNESCO sería evaluada por un supuesto sesgo antiisraelí. Trump afirmó que la ONU necesita mejorar, señalando que debe ser justa con las naciones que lo merecen.
El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, defendió la labor del Consejo de Derechos Humanos y de la UNRWA, resaltando su importancia en la asistencia a los palestinos. Trump ya había retirado a EE. UU. del Consejo en 2018, cuando Nikki Haley, embajadora ante la ONU, denunció un «sesgo crónico contra Israel». Sin embargo, en 2021, Joe Biden reincorporó al país al organismo.
Pese a la nueva orden de Trump, el portavoz Pascal Sim explicó que EE. UU. sigue siendo observador en el Consejo de Derechos Humanos. La UNRWA, establecida en 1949, atiende a 2,5 millones de palestinos en Gaza, Judea y Samaria y Jerusalén Oriental, y a otros 3 millones en Siria, Jordania y Líbano. Israel ha criticado a la agencia, acusándola de perpetuar la guerra al mantener el estatus de refugiado para los descendientes de desplazados.
Antes de los ataques de Hamás, la UNRWA administraba escuelas para 650.000 niños en Gaza y distribuía ayuda humanitaria. A pesar de la guerra, continúa ofreciendo servicios de salud y asistencia alimentaria. La primera administración de Trump suspendió su financiamiento en 2018, aunque Biden lo reanudó, aportando $343 millones en 2022 y $422 millones en 2023.
En 2024, la Knéset prohibió las operaciones de la UNRWA en Israel, medida que entró en vigor el mes pasado.