Han pasado casi dos años desde que la victoria el 20 de agosto de 2023 de la selección femenina de fútbol en la Copa Mundial de Australia-Nueva Zelanda quedara opacada por el controvertido beso entre Luis Rubiales y Jenni Hermoso. Este lunes ha tenido lugar el inicio del juicio por la presunta agresión sexual y coacciones a la jugadora por parte del expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), y la expectación del caso sigue en aumento en la segunda sesión de la vista oral, este martes.

La magnitud del caso Rubiales ha hecho que un centenar de periodistas de ocho países diferentes acudieran a la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares durante el primer día de la vista, pero el foco mediático no se ha puesto solo en los denunciantes, los testigos y los acusados. Al frente de la sala se encuentra el magistrado José Manuel Clemente Fernández-Prieto González, el juez encargado del futuro de Rubiales, que si bien mantenía un perfil público desconocido hasta ahora, no ha tardado en popularizarse por mantener ‘firmes’ a todos los implicados.

«¡Por favor, basta ya! ¡Quiero saber las cosas con claridad, no con chulería!», ha reprendido este juez a uno de los testigos que han declarado este martes. Fernández-Prieto tiene una larga trayectoria dentro de la judicatura, 40 años exactamente, 35 de ellos como magistrado. José Manuel, desde 2019, es juez titular del Juzgado Central de lo Penal Único de la Audiencia Nacional, y anteriormente, impartió justicia en la Audiencia Provincial de Madrid.


Jenni Hermoso y Luis Rubiales en el momento del beso durante la entrega de medallas del Mundial.

Cordon Press

Actualmente, y después de una vida dedicada a la judicatura, este magistrado encamina la fase final de su extensa carrera judicial. En junio de 2024 se le concedió una prórroga para poder terminar su tiempo como juez a los 72 años, el máximo legal. Este acto tendrá lugar en noviembre de 2026 desde Audiencia Nacional, uno de los juzgados más complejos y completos, ya que en él se tratan los delitos más mediáticos, como los es el juicio de Rubiales, pero también se juzgan delitos relacionados con terrorismo, delitos económicos, narcotráfico, delitos cometidos fuera de territorio nacional

‘El juez del beso’

Aunque Fernández-Prieto no es de los jueces más conocidos de la Audiencia Nacional, su intervención en el caso Rubiales lo ha popularizado. «¡Perdone!», ha gritado malhumorado. «Mi paciencia está llegando al límite», le ha dicho Pablo García Cuervo, exdirector de Comunicación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), cuando discutía con la abogada que ejerce la acusación popular de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). «Viene aquí a declarar, deja ya esas acusaciones. Viene a decir las cosas con claridad, no con chulería. ¡Continuemos!», ha añadido el juez.

El caso Rubiales no es el único juicio mediático que este magistrado ha liderado. Una de las intervenciones más importante de la carrera de Fernández-Prieto fue la del Banco de Valencia, un caso que refleja las graves consecuencias de la famosa crisis económica del 2008 en diferentes entendidas bancarias y cajas de ahorros. En esta sentencia el juez exoneró a José Luis Olivas y al resto de directivos del Banco de Valencia por falsedad en las cuentas, ya que consideró que cualquier dato inveraz podía ser detectado por los inspectores.

Marcos García Montes, uno de los abogados más reconocidos de España, y conocedor de Fernández-Pietro, en unas declaraciones para Relevo ha asegurado que este juez «es de pura vocación, muy querido por todo el mundo porque es un hombre que tiene empatía y sabe escuchar a las partes».

«Es alguien muy respetado en la abogacía. Es vehemente, pero eso quiere decir que se ha estudiado el asunto. A las partes las escucha por igual, no hay culpables ni inocentes, sino ajusticiables, lo hace con absoluta objetividad. La relación con los abogados es magnífica, escucha, comprende que los abogados somos los que defendemos y somos un engranaje importante dentro de la justicia«, explica Montes.

Durante sus años de ejercicio han pasado infinidad de juicios, unos más noticiosos que otros, aunque probablemente se enfrente ahora, a sus 70 años, a su intervención más mediática. Entre sus sentencias más destacadas se encuentra la de un tuitero por llamar «hijo de puta» al Rey o la ratificación de la exoneración a Iberdrola Generación y a cuatro de sus directivos de la acusación de manipular el precio de la luz a finales de 2013.

Por sus juzgados también ha pasado un caso vinculado a Valencia CF, en el que condenó a un enfermero del club valenciano por administrar fármacos a un menor de edad que sufrió perforaciones en su intestino por el consumo de los mismos, aunque también ha juzgado juicios relacionados con el terrorismo etarra y temas económicos variados.

Jose Manuel es un magistrado que se mantiene alejado de los grandes focos, Montes lo describe como «un hombre tranquilo», aunque ahora los focos se han puesto indirectamente sobre él al tener el poder de decisión en el juicio entre Luis Rubiales y Jenni Hermoso.

El caso Rubiales

Este martes se ha celebrado en la sede de San Fernando de Henares (Madrid) la segunda sesión del juicio del caso Rubiales. Los hechos que se juzgan son el beso en la boca que Rubiales dio a Hermoso durante la entrega de medallas por la victoria de la selección femenina española en la final de la Copa Mundial de Australia-Nueva Zelanda, y las supuestas coacciones a la jugadora.

Durante el primer día de juicio, este lunes, Hermoso, interrogada por la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, afirmó que nunca escuchó la célebre pregunta de Rubiales: «¿Un piquito?», y que nunca consintió ese beso, que no se lo esperaba, que no tuvo tiempo de reaccionar para evitarlo, y que tuvo intención de denunciar estos hechos desde día en el que se produjeron.

En esta causa judicial, Rubiales se enfrenta a un total de dos años y medio de cárcel: doce meses, por el supuesto delito de agresión sexual, y año y medio por las supuestas coacciones.

El exseleccionador femenino Jorge Vilda, el exdirector deportivo de la Selección Albert Luque y el que fuera responsable de Marketing de la RFEF, Rubén Rivera, también están acusados en este proceso, aunque estos se enfrentan a una pena de año y medio de cárcel por un supuesto delito de coacciones contra la futbolista, en el que presuntamente presionaron a Hermoso y su entorno social para que quitasen «hierro al beso».

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