Una imponente sección del iceberg más grande del planeta se escindió de la estructura sobre fines de enero, en una señal que indicaría que el gigante de la Antártida podría estar desmoronándose, según sugieren los científicos. Con más del doble del tamaño del área urbana de Londres y un peso de casi mil millones de toneladas, la abismal estructura helada se había mantenido prácticamente intacta hasta 2020, cuando comenzó a moverse lentamente hacia el norte.
Científicos del British Antarctic Survey del Reino Unido y del Servicio de Hidrografía Naval de la República Argentina, entre otras instituciones que trabajan en la Antártida, confirmaron el viernes 31 de enero que una parte del megaiceberg A23a, considerado el más grande del mundo, se ha desprendido de un momento a otro de la estructura, mientras el coloso de hielo sigue su viaje hacia Georgias del Sur, aproximadamente a una velocidad de 3 kilómetros por hora.
El investigador Andrew Meijers, del British Antarctic Survey, y la glacióloga Soledad Tiranti, del Servicio de Hidrografía Naval argentino, confirmaron a AFP que se ha desprendido un trozo de alrededor de 19 kilómetros de largo, según reproduce un artículo publicado en Science Alert. Aunque este hecho parece en principio problemático, los especialistas piensan que podría amortiguar el impacto de un choque de la enorme estructura helada contra Georgias del Sur, un sitio de gran importancia en términos de biodiversidad.
Directo hacia un santuario natural
Lógicamente, el colapso del iceberg y su división en varios sectores sería una situación más manejable que la irrupción del gigante entero sobre las áreas naturales de Georgias del Sur, siempre desde una perspectiva de preservación del ambiente y la biodiversidad.
Sin embargo, un colapso de este iceberg no sería una buena noticia para el equilibrio climático planetario, teniendo en cuenta la importancia de estas masas de hielo para las temperaturas, las corrientes oceánicas y los ciclos del clima global.
Según informa el British Antarctic Survey, el iceberg se desprendió de la plataforma de hielo Filchner de la Antártida en 1986 y permaneció varado en el lecho marino del mar de Weddell durante más de 30 años, antes de iniciar un lento y complejo viaje hacia el norte en 2020.
No detiene su marcha
A23a ha seguido un periplo marcado por acontecimientos científicos tan complejos como intrigantes: por ejemplo, estuvo detenido en una columna de Taylor, un fenómeno oceanográfico en el cual el agua que gira sobre un monte submarino atrapa los objetos que pasan por su zona de influencia, algo así como un «agujero negro» en el fondo del mar.
El gigantesco bloque de agua dulce está siendo arrastrado actualmente por la Corriente Circumpolar Antártica, considerada la corriente oceánica más fuerte del planeta. Los especialistas creen que su trayectoria hacia Georgia del Sur probablemente no cambiará a pesar de haber perdido parte de su estructura, e incluso si continuaran desprendiéndose otros fragmentos.