Luis Blas Cabrera descubrió que era nieto del ilustre científico canario Blas Cabrera mientras cursaba la carrera de Física en Madrid. Este hecho, que podría haber quedado en anécdota, sin embargo, convirtió a Luis en uno de los mayores defensores del legado perdido de su abuelo, que trató de recuperar durante décadas. Hoy, a los 78 años de edad, se ha informado de su fallecimiento con el que culmina una vida dedicada a su familia, la arquitectura, la física y la restauración de la memoria.
Luis nació en 1947 en Madrid. Su padre Luis Cabrera Sánchez-Real (hijo de Blas Cabrera) llevaba varios años asentado en la capital y, en concreto, en la que había sido la casa familiar del ilustre científico canario. Había pasado los últimos siete años recuperándose de la Guerra Civil, en la que tuvo que participar activamente junto al bando nacional. Luis nació en la misma casa donde Blas Cabrera pasó gran parte de su etapa adulta, pero nunca conoció a su abuelo.
La familia se trasladó a Tenerife en 1951, cuando Luis apenas tenía cuatro años. Una edad similar a la que tenía Blas Cabrera cuando se trasladó a Tenerife desde Lanzarote. En Tenerife, Luis Cabrera Sánchez-Real, se convirtió en un conocido arquitecto que estuvo detrás de varios edificios conocidos como el Edificio Anaga o Hotel Tenerife Playa así como la Capilla al Aire Libre San Pío X.
El pequeño Luis creció y estudió en Tenerife hasta su etapa universitaria que decidió cursar en Madrid. Luis se enroló en unos estudios superiores de Física. Siempre contaba, con cierta sorpresa, que descubrió quién era su abuelo en esa misma escuela. «Uno de mis compañeros me mostró la foto de Blas en un libro y me dijo que se parecía mucho a mí; cuando le pregunté a mi padre por él, rompió a llorar y la única palabra que pudo articular fue papi» narraba a menudo. Tras aquello cambió de carrera y empezó a dedicarse a la arquitectura. Aunque nunca ejerció como físico, siempre estuvo muy unido a esa faceta que compartía con su abuelo. De hecho, escribía artículos y daba conferencias sobre distintos temas.
Luis era una persona afable, agradecida y sensata, pero si por algo será recordado Luis Blas Cabrera será por su afán por devolver a la vida a su abuelo, cuya apasionante vida tantos años ha permanecido silenciada. Ya cuando concibió a su hija Marta, las noches se convtirtieron en momentos para rememorar las grandes hazañas de aquel gran científico que estuvo en la cúspide de la ciencia española, se codeó con personajes tan emblemáticos como Albert Einstein o Marie Curie, y que defendió a ultranza el avance científico de nuestro país.
En los últimos años, su afán por ensalzar la memoria de Blas Cabrera le ha permitido a recuperar los restos mortales de su abuelo, enterrados en México; ver cómo se renombra el Instituto Nacional de Física y Química, recibir en nombre de su abuelo distintas distinciones y ver con sus propios ojos las numerosas obras culturales que hanensalzado el nombre de su abuelo.
Su fallecimiento ha provocado un aluvión de condolencias, incluyendo las de la Fundación Mexico Canarias y del alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez; y a las que se suma este periódico.