La histórica participación del Girona en la Champions League ha dejado sentimientos encontrados entre los aficionados del club. La Federació de Penyes del Girona ha valorado con orgullo la experiencia de haber llevado el nombre del equipo y de la ciudad por toda Europa, compitiendo contra algunos de los mejores equipos del mundo en escenarios míticos como San Siro. Sin embargo, también ha señalado las dificultades y retos que han marcado este camino.

Desde la agrupación consideran que la clasificación europea llegó antes de lo esperado, fruto de una temporada excepcional que quizá sorprendió incluso al propio club. A pesar de que el equipo compitió en casi todos los partidos, la suerte no estuvo de su lado y el rendimiento no se tradujo en mejores resultados. 

“El sorteo nos emparejó con algunos de los mejores equipos, lo que nos permitió disfrutar de grandes noches de fútbol, pero también nos dejó sin margen de error. La realidad es que donde más hemos fallado ha sido ante rivales teóricamente más asequibles”, apuntan desde la Federació.

Uno de los principales puntos de crítica ha sido la falta de infraestructura y estabilidad para competir en un torneo de esta magnitud. “No tenemos las condiciones indispensables para jugar en Europa. Un estadio digno, una plantilla estabilizada y profunda… No podemos afrontar un partido contra el Arsenal con un equipo repleto de suplentes o jugadores del filial. El peaje de jugar tres competiciones es muy alto y puede repercutir en LaLiga”, remarcan.

La política de traspasos también ha sido un tema clave. “Si vendes a los mejores jugadores y no puedes reemplazarlos, el equipo se resiente. Aun así, no hemos hecho el ridículo en ningún momento. El problema de clasificarse para Europa siendo un equipo vendedor es que los que juegan no son los que lograron el premio”, reflexionan.

Pese a todo, desde la Federació ponen en valor el crecimiento del club y la pasión de su afición. Destacan que se han vivido dos de los desplazamientos más multitudinarios de la historia del Girona, además de haber llevado a sus seguidores a algunas de las mejores noches de fútbol de la temporada. 

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No obstante, también señalan la frialdad de Montilivi en comparación con la atmósfera vivida en los estadios rivales, algo que atribuyen a la menor presencia de aficionados locales debido a la capacidad reducida y los compromisos de la UEFA.

El mensaje es claro: consolidar el proyecto, construir una base sólida y seguir creciendo. El Girona ha dado un paso importante en su historia, pero para que estas noches mágicas se repitan, será necesario seguir evolucionando dentro y fuera del campo.



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