1. Un trabajo de investigación “muy minucioso”
  2. Esquerra Independentista
  3. Partidos, sindicatos, agrupaciones
  4. La Directa
  5. Muy preparados… ¿y aleccionados?
  6. Sacaron “un patrón” a partir del primer caso
  7. Menos de 30 años
  8. La dificultad de crear una “leyenda”
  9. Riesgo indebidos
  10. Un goteo estratégico
  11. Sus nombres y fotos, al descubierto
  12. Una ‘tortura’
En el centro, el director general de la Policía, Francisco Pardo; el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, en un acto por el Día de la Policía en Cataluña (Foto: David Zorrakino / Europa Press).

Al menos seis agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional han sido descubiertos en los últimos años cuando estaban infiltrados en organizaciones sociales y movimientos políticos de izquierda radical, en Cataluña, Valencia y Madrid, y también en algunos casos vinculados al independentismo catalán, como los Comités de Defensa de la República (CDR).

Sus identidades, fotografías, lugares de origen, promoción de la Escuela Nacional de Policía y colectivo en el que se habían infiltrado, han sido publicadas en medios de comunicación afines a esos movimientos políticos, en un goteo, desde 2022.

Recientemente la televisión pública de Cataluña, TV3, emitió un reportaje sobre los casos destapados en esa comunidad, y la web informativa La Directa ha publicado nuevos detalles, por ejemplo sobre “los errores de los topos policiales” que provocaron que fueran descubiertos.

Un trabajo de investigación “muy minucioso”

Confidencial Digital ha podido recabar algunos análisis sobre estas infiltraciones destapadas, entre miembros de los servicios de inteligencia e información de España.

Como ya se contó hace unos días en estas páginas, durante los últimos años el asunto ha sido objeto de comentarios por miembros de estos servicios, sobre todo en contactos y conversaciones de mandos de la Policía Nacional dedicados a esas labores de información.

Los análisis y conclusiones sobre estos casos que circulan en esa comunidad de inteligencia e información son diversos, pero coinciden en algunos puntos.

Esquerra Independentista

Una de las conclusiones es que “ellos hicieron un trabajo de investigación muy minucioso”.

¿Quiénes son “ellos”? “No son cuatro ‘pelaos’”, subraya un veterano de los servicios de información, “ni está desorganizados. Al final, siempre son los mismos: son una hidra con muchas cabezas y están muy preparados”.

La idea de fondo es que, detrás de los muy diversos colectivos catalanes en los que estuvieron infiltrados estos policías nacionales de Información (ateneos, centros sociales okupados, asociaciones antidesahucios…), hay un movimiento político organizado.

Aunque algunos de estos colectivos tiene una inclinación más anarquista, otros están directamente o indirectamente vinculados a lo que se presenta como la Esquerra Independentista. Este movimiento su origen en los años 60, con el Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN), y propugna la independencia y el socialismo en los Països Catalans (Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, suroeste de Francia).

De ahí acabó surgiendo la organización terrorista Terra Lliure, que atentó entre los 70 y los 90, cometió cinco asesinatos, y dejó decenas de heridos.

Partidos, sindicatos, agrupaciones

Tras fusiones, escisiones y evoluciones, la Esquerra Independentista actual aglutina a partidos políticos como la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), Poble Lliure y Endavant (estos dos son parte de la CUP); un sindicato, la Coordinadora Obrera Sindical (COS); Arran, como organización juvenil (con la que ha empezado a “competir” La Forja); el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), muy activo en las universidades; Alerta Solidaria, como “organización antirrepresiva”…

En torno a este conglomerado orbitan algunos medios de comunicación minoritarios, y toda una red de casals, centros okupados autogestionados y colectivos sectoriales centrados en distintas luchas sociales, en Cataluña y también en Baleares y la Comunidad Valenciana.

La Directa

No es un dato menor el órgano que ha destapado la mayoría de los casos. La Directa se presenta como “un medio de comunicación en catalán de actualidad, investigación, debate y análisis”. Está constituido como una cooperativa, funciona de manera asamblearia, suma miles de suscriptores a su edición en papel.

Tiene su sede en La Comunal, un “espacio social cooperativo” en el barrio de Sants, Barcelona. Acoge varios de estos colectivos (por la vivienda, por “la cooperación entre pueblos”), incluido uno significativo: Iridía (denominado “Centro por la defensa de los Derechos Humanos”), muy activo en denunciar pública y judicialmente casos de “violencia policial”, y que ha llevado a los tribunales a los policías nacionales y guardias civiles que intervinieron en los puntos de votación del referéndum ilegal de independencia del 1 de octubre de 2017.

Sobre La Directa, cabe añadir que allí trabaja como editor y redactor David Fernàndez, que fue diputado de la CUP en el Parlament de Cataluña. Otro de los redactores, Jesús Hernández, fue señalado por las investigaciones policiales como uno de los responsables de Tsunami Democràtic, y huyó a Suiza para evitar tener que responder ante el juez instructor.

Muy preparados… ¿y aleccionados?

El análisis de los expertos en inteligencia parte, por tanto, de considerar que no es que un colectivo determinado descubrió a un infiltrado, y casualmente otra entidad similar, pero sin conexión con la anterior, destapó a otro policía.

Igual que los agentes de la Comisaría General de Información se movían a la vez por numerosas organizaciones de esa red de la izquierda independentista catalana, en la comunidad de los servicios de inteligencia e información creen que la búsqueda y denuncia de los “infiltrados” fue una estrategia muy medida, muy preparada y muy bien trabajada, por parte de quienes están detrás y lideran el movimiento que aglutina a todos esos colectivos.

Algunos sugieren incluso que ese movimiento está “bien aleccionado por alguien”. No concretan por quién, si bien no hay que olvidar que se ha apuntado que sectores dentro de los Mossos d’Esquadra pudieron colaborar con ciertos grupos secesionistas, en el marco del procès independentista.

Sacaron “un patrón” a partir del primer caso

Sobre la investigación a los infiltrados, los expertos consultados han concluido que realizaron una investigación muy minuciosa, sobre todo tirando del hilo del primer infiltrado al que descubrieron.

Creen que, tras detectar al primero, pudieron investigar mejor. Las fuentes consultadas por Confidencial Digital explican que a partir del primer infiltrado, lograron encontrar “un perfil”.

Muchos de los policías descubiertos que estaban infiltrados en colectivos de extrema izquierda independentista en Cataluña eran muy jóvenes, recién salidos de la Escuela Nacional de Policía, en Ávila.

En algún caso se ha sabido que a alguno le acabaron descubriendo al ver su perfil real de Facebook, con su identidad real. Ahí encontraron fotografías con compañeros de la escuela de la Policía Nacional, y confirmaron que realmente se trataba de un agente infiltrado.

Ese pudo ser un primer paso para tratar de buscar personas con ese mismo patrón.

Menos de 30 años

Salvo el caso de una policía nacional de mayor edad, que estaba infiltrada en el mundo de la extrema izquierda en Madrid, los infiltrados en Cataluña eran jóvenes, en torno a la franja de edad de 25 a 30 años

Curiosamente, al menos tres de los agentes tienen otro elemento en común. Nacieron o vivieron en las Islas Baleares (en Mallorca o en Menorca), y, según los perfiles elaborados por los medios y páginas que difundieron sus casos, varios de ellos estudiaron en universidades catalanas.

Por eso hablaban catalán, un elemento que pudo decantar su elección, por parte de los mandos de la Comisaría General de Información, como candidatos a infiltrarse en colectivos de izquierdas e independentistas en Cataluña y también en Valencia.

Pero incluso ahí hay cierto peligro. “Ellos pillan el acento, si es de Baleares o de Valencia”. Y en  grupos de Cataluña podían sospechar.

La dificultad de crear una “leyenda”

Otras fuentes de los servicios de inteligencia e información apuntaron otras posibles causas de ese goteo de “caídas”.

Según este otro análisis, la mayoría de los policías descubiertos eran muy jóvenes, fueron enviados a esas operaciones de infiltración al poco de haber salido de la escuela de Ávila, y en todo caso con reducida experiencia en la Comisaría General de Información o en sus brigadas provinciales.

Una formación acelerada, o deficiente, y la falta de experiencia, podrían haber sido la causa de que les acabaran descubriendo por algún error.

Estos expertos, con experiencia en la gestión de infiltrados por los servicios de información, señalaban que pudieron cometer fallos en las medidas de seguridad. Sobre todo, llegan a esa convicción por lo que se ha publicado sobre las relaciones sexuales que algunos tuvieron con miembros de los colectivos en los que estaban infiltrados.

Riesgo indebidos

Se pudieron confiar y correr riesgos indebidos. Llegaron a olvidar medidas de seguridad básicas en una infiltración. Cualquier mínimo fallo puede provocar que se desmorone toda la cobertura que el agente tiene montada para que nadie sospeche que en realidad es un “topo” de los servicios de información.

A esto se añade una dificultad añadida que tiene ahora presentar a una persona con una identidad ficticia, y que no se le descubra.

“Hay que crearles una vida nueva”, lo que se conoce como “leyenda”, “y ya no es sólo darles un carnet de identidad nuevo. Ahora cualquier persona tiene un rastro larguísimo en redes sociales”, algo ya apuntado sobre la vulnerabilidad fatal que pudo suponer el descubrimiento de uno o varios infiltrados, por información, fotografías o interacciones en su perfil de Facebook.

Eso facilita que si alguien, de un colectivo bajo investigación, sospecha ahora que hay un infiltrado, tenga mucho más fácil tratar de investigar la identidad real de esa persona sospechosa; algo que hace años era más complicado.

Todos estos riesgos y peligros los ponderaron los mandos de la Policía Nacional que no apoyaban la idea de infiltrar agentes para tratar de obtener la información que se requería sobre el independentismo catalán de izquierda radical tras la intentona secesionista de 2017.

Alertaron de que era muy arriesgado, y de que había muchas posibilidades de que fueran descubiertos, como finalmente ocurrió. Ellos proponían otra estrategia: captar confidentes en los grupos que se quisiera vigilar.

Un goteo estratégico

Cabe señalar que, según las fuentes conocedoras de estos casos, el goteo de casos denunciados a lo largo de los años ha sido algo artificial. Obedece a una estrategia de ir dosificando las denuncias.

De hecho, aseguran que en la Policía Nacional, después de ser destapado el primer infiltrado, ya sabían que otro más había sido descubierto. Pero vieron, con cierta sorpresa, que ese segundo caso no fue denunciado públicamente hasta tiempo después.

Con el tiempo, la Policía Nacional llegó a saber que le habían descubierto al menos a cinco agentes, que fueron siendo señalados posteriormente.

Sus nombres y fotos, al descubierto

Las redes sociales y todo el rastro digital que puede dejar una persona joven han permitido que, una vez descubiertos por esa amalgama de grupos independentistas y de extrema izquierda, estos colectivos se hayan ‘vengado’ difundiendo fotografías y numerosa información.

Imágenes reales de estos policías nacionales en contextos familiares, pero también vestidos de uniforme o en sus juras como nuevos agentes, se han publicado en los reportajes en los que han sido destapados, aunque no sólo ahí.

A varios de ellos les han creado páginas en la Wikipedia en catalán (Viquipèdia), en las que se revelan nombre, apellidos, año y lugar de nacimiento, dónde estudiaron, cuándo ingresaron en la Policía Nacional, cuál fue su trayectoria en la infiltración, hasta nombres y fotos de sus padres, hermanos…

Los rostros de estos policías de la Comisaría General de Información también han sido difundidos en carteles que colectivos de extrema izquierda, independentistas, anarquistas, han colocado en sus locales, pero igualmente en marquesinas de autobuses, papeleras y otros puntos de la vía pública por toda España: en Cataluña (Barcelona, Lérida), Valencia y Madrid, también en lugares como Valladolid, Albacete y Lugo.

Una ‘tortura’

Estos carteles con sus fotos, nombres y lugares y fechas de infiltración se distribuyeron en varias lenguas: castellano, catalán, vasco, gallego, asturiano e inglés.

Los objetivos de esa campaña parecían varios. En primer lugar, con los carteles denunciaban esta estrategia policial de infiltración, que diversos colectivos consideran una forma de “tortura”.

En segundo lugar, fue una forma de intentar “quemarles” como agentes de campo, para que otros grupos puedan estar alerta si la Comisaría General de Información trataba de utilizarles para vigilar, o para infiltrarse, en otras entidades distintas en otros puntos de España.

En tercer lugar, es una forma de amenazar a posibles nuevos infiltrados. No en vano, en esta campaña se aseguró que se habían colocado carteles hasta en el portal del edificio donde vive uno de los policías, y en su barrio. El lugar fue identificado con fotos, sin duda otra estrategia para amedrentarle.

Furgones ante la Jefatura de Policía en la Vía Layetana de Barcelona durante una protesta independentista en 2019.
Furgones ante la Jefatura de Policía en la Vía Layetana de Barcelona durante una protesta independentista en 2019.

Fuente