La Antártida está perdiendo hielo de forma alarmante, debido en parte al cambio climático. Los desprendimientos masivos, como el que formó el iceberg denominado ‘A-68’ del tamaño de Alicante (unos 5.800 kilómetros cuadrados) en 2017, pueden desestabilizar las plataformas de hielo, pero la poca frecuencia de estos desprendimientos no acaba de demostrar que estén relacionados con el calentamiento global. En cambio, sí lo demuestra la constante pérdida de fragmentos mucho más pequeños y numerosos, aunque pasen más inadvertidos.

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